Hablemos, escritoras.

Lo último que se esfuma

Vanina Colagiovanni · Gog & Magog · 2011 · 60 pp

Poesía

Podría decir ahora que hay una poesía que se desarrolla por insistencia. ¿Esto qué significa específicamente? Que para determinados temas, complejos y exigentes, como el color, primero las palabras deben vaciarse, para después recibir una nueva carga, en un proceso de insistencia, por goteo. Esto requiere machacar y romper y, a la vez, y en un sentido contrario, ir dotando a las cosas de nueva elasticidad. A las cosas: las relaciones, el tiempo, la imaginación, la impostación, el delirio, el sueño, el relato. Elementos que Vanina Colagiovanni utiliza en los poemas de Lo último que se esfuma para enredar el signo de un momento; el color, que se va, es otro. El color contiene y provoca una transición de pensamientos anudados, y como robándose entre ellos, para describir una o varias figuras que van transmigrando. Diré que es poesía de pasaje abstracto por la extrema levedad de su objeto (el color), y no porque predominen conceptos o especulaciones filosóficas. No. Ahora bien, además de este movimiento, relacionante y transmigratorio, que se vale de una lírica de percepción y de la crónica familiar, V. C. construye poemas de efectos sólidos que tienen duración y textura por una apacible obra de la composición del tiempo: “no va del presente al pasado la memoria” sino que se abre paso y por constancia nos está poniendo en el día de hoy. José Villa