Carmen Boullosa concibe a la escritura como una responsabilidad, pero como una responsabilidad sin dueño. Su obra, tanto narrativa como poética, Mejor desaparece, Antes, La Salvaja se ha caracterizado hasta ahora por una voluntad de poseer no sólo la personalidad propia sino muchas otras que constituyen su mundo. Por eso no es raro que en este libro el azar, ese otro nombre de la necesidad, lleve hasta la pluma de esta autora escritos que no son suyos, que se vuelven irresponsables en su desposesión, en la posibilidad misma de ser escritos. Más que un libro de pastiches y parodias hay aquí un verdadero alegato en pro de la esquizofrenia de toda palabra escrita.