Se ha dicho — lo decía López Velarde — que Cuauhtémoc es el único héroe mexicano a la altura del arte. Se ha dicho que Moctezuma era supersticioso y cobarde. “Si elijo a Motecuhzoma Xocoyotzin como personaje para novela, es porque él queda exactamente en la orilla del precipicio, mirando que el lugar donde iba a poner el pie era convertido en nada: Y con su fin, el del modo de vivir como hombres…”
Esta novela sensible, inteligente, atrevida que se llama Llanto no sólo se pregunta lo que nunca sabremos de Moctezuma — qué pensaba, y qué sentía — sino que además lo hace renacer en el Parque Hundido de la ciudad de México en nuestros días. Tres mujeres lo encuentran en una madrugada de farra y le muestran lo que es ahora la Gran Tenochtitlan… Llanto es una novela grave, sin duda, pero también divertida. Y en todo momento, apasionante y sorprendente.