Hospitales, órbitas heridas, tiranos que burlan los tabúes, bocas sin lengua, sombras del pasado, el urbanismo que hace y deshace la ciudad a un ritmo frenético es lo que representa De Tiranos de Ingrid Solana, a la que no engaña la felicidad hipócrita, los parloteos huecos, los pozos de quienes se cuelgan en sus bordes para no caer en la neurosis de una infancia castrada. Leyendo a Ingrid Solana sabemos que queda mucho por combatir y que la poesía es un arma cargada de fuego y tierra y agua, donde aún galopan algunos caballos que no relinchan porque se han vendido al mejor postor.