Berenice llega al pueblo de El Lobo para trabajar como asistente de investigación de Felicia, una anciana doctora cuya carrera la acredita como una leyenda en su campo de estudio. Desde el primer momento, ella sabe que algo no anda bien en ese lugar. A primera vista pareciera tratarse de un escenario rural como los hay muchos en el país, rodeado de la inmensidad del campo, aislado de la gran ciudad, hundido en sus costumbres y en el lento avanzar de los días. Pero muy pronto empieza a revelarse la naturaleza más bien tétrica y misteriosa del lugar: el pueblo está casi deshabitado, se dice que los lobos han sido exterminados pero sus aullidos se escuchan de vez en cuando, los lugareños ocultan algo todo el tiempo, algo relacionado con la historia colectiva. Con cada día que pasa entre las paredes de la hacienda donde debe realizar su labor, Berenice encuentra nuevos personajes, nuevas presencias, nuevos enigmas, que despiertan su curiosidad, aunque también le inspiran un miedo que no puede explicar.