Una de las obsesiones de la autora es el contrapunto, desde la escritura de columnas literarias hasta la puesta en escena de una noción del contrapunto musical en la poesía. Esta primera entrega da a sus lectores una pauta para edificar o demoler sobre ella los ritmos de la posibilidad, de lo no lineal y, de formas espacialmente enrarecidas, lo simultáneo. "Travesía al interior, donde la palabra explora, para luego llevar sus hallazgos al exterior; música de ida y vuelta, fin cifrado en un principio. Todo esto, multiplicado entre espacios y poemas, conforma la esfera armilar propuesta por Ingrid Valencia, quien ha construido algo semejante a este antiguo instrumento astronómico, una especie de modelo del cosmos desde la perspectiva terrestre en miniatura.