Devastaciones cotidianas

Devastaciones cotidianas reúne sesenta y dos minificciones, y si bien ante la brevedad de los textos, algunos de tan sólo una o dos líneas, el blanco de la página brinda un espacio dedicado a la reflexión, es en tonos oscuros como Crista Aun habla del lado triste de la vida. Caleidoscopio de desgracias y amarguras de todo tipo, este libro hace honor a su título y muestra, desde lo cotidiano, diversos tipos de devastaciones: la violencia que todo lo permea, la muerte, desapariciones, suicidios, enfermedades, ideologías que se tornan el azote de otros. El epígrafe, “No soy más que un dolor cubierto de piel”, tomado de Las uvas de la ira, de John Steinbeck, condensa de manera atinada lo que esta obra es: un catálogo de todo lo que puede ser horrendo en la vida. La autora se mueve en diversos géneros, desde el realismo, crudo en su cualidad de espejo de lo que ocurre en nuestro entorno social y llega a resultar abrumador, hasta los registros de lo sobrenatural e incluso, la ciencia ficción.