Mariana Bernárdez escribe y cierra el círculo de la memoria, trae consigo la historia que escinde la vida, la que aparta y acerca. Su mirada gira alrededor de un mismo hecho: el desprendimiento provocado por el exilio, la enfermedad o la muerte, cuyo movimiento se vuelve al tránsito por los días. Así reencuentra en lo nimio el sentido que salva de la destrucción, la cifra que se atesora, aun al ser incapaz de abrir la puerta del misterio, ese umbral que, en el momento más alto y decisivo, habrá de cruzarse.