En La máquina de vivir, Carmen Ávila se lanza en una profunda búsqueda de la voz que nombre mejor el cuerpo y sus emociones. En esta obra emprende una campaña sensorial armada en versos de sonoridad geográfica que se gozan en su música. Esta obra fue finalista en el XIII Certamen de Poesía María del Villar de Navarra España y mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2008 en Querétaro México.