Estamos, por tanto, frente a una obra total e inclasificable que desafía las diferencias genéricas y las convenciones estilísticas: arte y activismo, ficción y ensayo, manifiesto y manifestación, performance y acción de guerrilla. La escritura y la práctica artística de María Galindo pertenecen a un linaje de activistas poéticos, donde también podríamos ubicar las obras de Audre Lordre, Monique Wittig, Pedro Lemebel y las Yeguas del Apocalipsis, Ocaña, Miguel Benlloch, Sergio Zevallos, Annie Sprinkle y Beth Stephens, Guillermo Gómez Peña y Balitrónica o Susy Shock.