María García Zambrano, habla del vivir, de las dificultades y sus secretos miedos, de las cárceles que tanto nos circundan, para apostar siempre por la belleza más pequeña por las minuciosidades del paisaje, la bondad y los milagros que también suceden.
Esta poesía carece de accesorios, obra el prodigio de trocar las palabras en cristal, de crearlas de nuevo y que aparezcan limpias, a la vez brillantes y a la vez sencillas. Palabras adelgazadas que dicen el todo desde la imagen.