Rowena Hill vive perteneciendo a dos idiomas, el inglés y el español, y en una pluralidad de culturas. En una realidad, la venezolana, que a su vez es un caldero de identidades y herencias humanas y culturales y a la vez eterna tierra de frontera entre mundos distintos. Escribe y traduce, Rowena, y entonces tiene una familiaridad única con la ambigüedad de la palabra, que es también su fuerza y riqueza. Una palabra no siempre tiene el primer significado que nos viene a la mente cuando la leemos y escuchamos, y nadie más que un traductor lo sabe.