“Tal vez sobrevivir a la destrucción, esa es la primera palabra que pronuncia el poema, sea descubrir que no existe lo superficial, no por lo menos en esa relación de opuestos que inaugura lo pronunciado: planicie / profundidad, destrucción / imperio. El poema es todo superficie, metros cuadrados de piel que, pronunciada (pronunciar el poema quizás pueda atisbarse como la inmersión y la inmersión como el buceo en esa superficie), encuentran su volumen, su lugar en el espacio. Ramona de Jesús se niega al vaticinio pero viene con el descaro de nombrar a las cosas en un plano de igualdad, no dispone un lugar privilegiado para lo sensible, muestra que todo está bajo la luz, que todo es eso.” Julián López.