Entre la poesía y la narrativa, los veintinueve textos de Emma Sepúlveda rememoran historias relacionadas con la antigua Casa de Orates de Santiago. Lugar de confinamiento para quienes habían perdido la razón y se regían por sus propias reglas, de acción totalizadora sobre la identidad individual, ya no existe como lo que era. Sin embargo, la Casa de Orates es en sí misma un fantasma real, de tenue inmanencia, que persiste en la memoria lacerada de quienes la conocieron desde dentro. Y para otros, que no estuvieron confinados, esas vivencias atormentadas deambulan en sus mentes también habitadas por la culpa.