Los días sin fe es una mirada poética al pasado desde un ojo migrante que se reconoce fantasma. Transcurren por el libro, como viejas postales, imágenes de la Cuba que ha quedado atrás, nostalgia de la infancia y la juventud en un país que poco a poco fue deteriorándose, las calles, las iglesias, la ciudad natal, los parques, el muro del Malecón de La Habana con su constante vaivén de olas. Son las visiones del mar y la luz del trópico sobre las que flota el olor a café y la pregunta constante de cuánto se ha perdido y cuánto queda. Es un poemario que revisa y que reencuentra las claves de un país y de su gente.