Si la historia tiene una forma, esta ha de ser la que deja un bombardeo. El resultado de una explosión cuyas esquirlas son disparadas sin dirección clara a través de todos los tiempos. Nos movilizamos por la energía de esa explosión demoledora y así tratamos de reconfigurarnos. Y hay humo y polvo. Siempre hay humo y polvo, porque la historia no es limpia y porque en ella no hay nada claro.