Coyote: “¿Y acaso no es eso mismo lo que estás haciendo ahora al antropomorfizarme, al pretender que soy un antropólogo igual que tú? Heinsenberg señaló que interferimos con unas partículas minúsculas con el acto mismo de observarlas, y así sin querer reproyectamos nuestras intenciones sobre la partícula (o Coyote, dependiendo del caso). Pero lo que no se permitió pensar es que la partícula le estaba haciendo lo mismo a él, ya que “ella” se había internado en su propio proceso de pensamiento como si fuera parte de su red neural.”
Roy: “Lo que, en ese momento, era. O, dicho de otra forma, en virtud del desplazamiento fundamental de sujeto/objeto, tengo coyotes en el cerebro”