En los últimos años la biografía rompió lazos con la historia, transgredió la premisa biológica de un despliegue cronológico, entendió que no hay total alidad sino bien versiones de fragmentos, superó todo complejo de inferioridad compositiva la ficción y hasta pagó el precio de indiferencia acamica hechos para transforme, marse, indudableblemente. con el tiempo, en una discusión por venir para la teoría literaria. Sin embargo, dicha discusión se da por la presencia misma de la vida como objeto antes que por las formas que hacen de esta una narración. Aun cuando la parodia de su procedimiento deviene en una analítica exacerbada – a cada biógrafo su biografía literaria, intelectual, mediática, sensacionalista, según el temperamento que lo gane– habría que señalar que, al fin y al cabo, la pregunta es siempre la misma: ¿cómo escrise be una vida? Y tal pregunta supone también una experiencia de la forma capaz de contarla.