En un verano cualquiera, dos jóvenes coinciden en una estación de tren y emprenden un viaje que resultará, para ambos, transformador. Se buscan y se desean. Se cruzan. Se sueñan. Sucede en la Europa actual y en la memoria de los raíles. Como en los destinos de los personajes, la trama pone en contacto lo real con lo idealizado, el arte con la vida, el pasado con el presente de Europa. Petrarca para viajeros es una historia de amor y también una profunda reflexión sobre lo que se mira pero no se ve, la historia de un continente y sus actuales tensiones.