Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

Carmen Villoro.

Episodio 487 Acercándonos a escritoras

01/22/2024 · Adriana Pacheco

Es la palabra, cargada de afecto y de sentido, la que cura"

De El habitante:

Los espacios, los objetos,
las situaciones simples
le dan sentido a la existencia.
En lo cotidiano, se encuentra lo sagrado,
es la intimidad que canta a través
de las pequeñas cosas su grandeza.

De Liquidámbar:

Resignación, resigno, otro signo al dolor, otro color,
del rojo al ámbar más oscuro, liquidámbar, de jugo de naranja.
El pijama guarda el aroma de la intimidad,
los sueños y deseos se encuentran indisolublemente
adheridos a esas prendas que tocan la desnudez abandonada.
No hay mejor premio que el pijama de la amante,
rendida sobre la cama como una segunda piel que mitiga la ausencia,
su arrugada suavidad templa tu tristeza
mientras te decides a meterla en la lavadora.

De Herida luz.

Cuento las gotas que caen del
semillero de agua que te han puesto,
algo quiero decir,
pero me callo y miro la ventana,
un ave corta el cielo con su graznar de hielo,
su cuchillo de alas cercena todo intento de palabra,
el que rompe la intimidad del agua,
el que destroza el orden del espejo.

Adriana Pacheco: Esa es la voz de la escritora mexicana Carmen Villoro, quien nos está leyendo desde su oficina en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, en un espacio en donde se asoman los frescos de algo que algún momento hubiera sido un mural sobre la maternidad. Esas mujeres que nos rodean y que nos espían desde las alturas de las bóvedas inspiran una conversación verdaderamente entrañable. Qué privilegio con esta invitación que hace la Secretaría de Cultura, su secretaria Lourdes González, y un gran aliado, Fernando Toriz, para que podamos estar en el día de la escritora Hablemos, escritoras en Guadalajara, Jalisco. Nunca nos imaginamos que esta oportunidad finalmente poder entrevistar a Carmen Villoro llegaría en este momento tan bonito en un espacio tan maravilloso. Carmen Villoro nació en la Ciudad de México. Es escritora, poeta, narradora y psicóloga. Tiene innumerables libros publicados y además funge como directora de esta gran biblioteca. El día de hoy platicaremos sobre eso, sobre su carrera, su trabajo tanto en ensayo como poesía y narrativa, y en algunas antologías donde ha colaborado, siendo una de las grandes pioneras en fundar revistas que dejaron una huella. Qué gusto recibirla. Estoy segura de que les gustará muchísimo también a ustedes esta conversación. Yo soy Adriana Pacheco y qué gusto recibirlos una vez más en este espacio tan íntimo que hemos creado para hablar de la literatura de estas grandes escritoras. Bienvenidos…

APR: Hay cosas que suceden en todo lo que hacemos, en Hablemos, escritoras que nunca nos damos cuenta hacia dónde nos están llevando, y ahora que estoy aquí en Guadalajara, Jalisco, sentada con Carmen Villoro en la Biblioteca Octavio Paz. Estoy verdaderamente conmovida después de tres días que hemos hecho tantas cosas tan, tan interesantes en esta escena literaria y en esa comunidad que nos ha recibido de una manera espectacular. Nunca me imaginé ni en mis más guajiro sueños el estar acá entrevistando a una escritora entrañable, a la que respeto y admiro mucho y de verdad hoy vamos a tener una conversación muy, muy bonita. Muchísimas gracias, Carmen Villoro.

CV: Estoy feliz, muchísimas gracias por esta oportunidad, Adriana.

APR: Al contrario, ¿cómo puede ser que estemos en esta biblioteca tan hermosísima y además que tú la diriges?

CV: Qué privilegio, ¿verdad? Es un lugar en donde se le antoja a uno quedarse a vivir, porque el edificio es hermosísimo, la historia que tiene es maravillosa, el tipo de actividad que tenemos también. Me gusta ver que todas las mesas están ocupadas, y que hay gente que lee libros que viene a consultarlos. Además, tiene como un espacio privado en este lugar, por ejemplo, cuando entro y veo a las personas de la comunidad – porque esto está en el mero centro de Guadalajara – y veo a las personas de edad mayor, por ejemplo, que vienen a consultar sus periódicos porque no tienen periódicos, o que prenden la pantalla y a veces se quedan horas, se quedan toda la mañana; o cuando veo a los niños – que muchos son los hijos de la señora que vende papitas del puesto de jugos, porque estamos aquí en una zona muy popular – y entran al área infantil y se sientan en las mesitas y abren los libros, me conmueve, no sabes de qué manera, que este espacio pueda tener ese servicio para la comunidad.

APR: Me encanta esto que estás diciendo de ese espacio para niños. Hay tan pocas bibliotecas que tienen oportunidad por los espacios de servir a una comunidad, es importantísima y además se va haciendo una tradición de una comunidad de chiquitos que se van a acordar cuando sean grandes.

CV: Lo que pasa es que ahora a mí me tocó heredar el proyecto de dirección de esta biblioteca de Fernando del Paso, él hizo una labor maravillosa. Él fundó el área infantil y vienen ahora a visitarme, preguntan por mí y me cuentan lo que fue para ellos la biblioteca infantil hace 30 años, los jóvenes que ahora tienen 40. Entonces, recibir esos comentarios es un regalo y es algo que aprecio muchísimo y que le da sentido a mi trabajo en este lugar.

APR: Claro, sí. Cuéntanos, como directora de la biblioteca, que además tienes un equipo maravilloso, ¿qué es ser directora de una biblioteca de una universidad tan prestigiada en una ciudad que además es el centro del mundo de la literatura en español? Porque ya tenemos que decir así a Guadalajara por la feria del libro.

CV: Fundamentalmente la feria del libro es un oasis en esta ciudad cuando llega y todo lo que sucede. Es maravilloso, han venido escritores de todo el mundo a las diferentes ocasiones en que se ha organizado la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Es la feria más importante en habla hispana. Antes que la Feria del Libro de Guadalajara está la de Frankfurt en importancia, pero en segundo lugar está Guadalajara. Entonces, por eso fue por lo que la UNESCO le dio a Guadalajara el privilegio de ser capital mundial del libro durante un año, es algo que otorga la UNESCO a las diferentes ciudades por su trabajo en pro del fomento a la lectura. Entonces, estar en esta biblioteca que pertenece a la Universidad de Guadalajara es un privilegio, es un privilegio, Adriana, porque es una biblioteca que tiene un acervo sobre todo de literatura de Iberoamérica, también de otras materias de humanidades, algo de arte también, pero mucho de literatura de Iberoamérica. Entonces, es una biblioteca especializada, es una biblioteca pequeña, tenemos 90000 volúmenes que para hacer una biblioteca es reducido, pero muy selecto. Trabajamos mucho el acervo, lo cuidamos mucho. Vemos que realmente estén los escritores y las escritoras más importantes de Iberoamérica, que estén sus libros principales. Analizamos todo el tiempo, qué es lo que tenemos, qué es lo que nos falta y tratamos de ir cubriendo esos huecos. Actualmente es un propósito mío como directora mujer que haya una mayor paridad en el acervo en cuanto a la presencia de libros de escritoras, que esto es una deuda que tenemos con muchas escritoras que no están en las bibliotecas.

APR: Lo aplaudo muchísimo, desde Hablemos, escritoras, lo aplaudimos muchísimo. Qué bueno que lo pienses así y con esa visión de decir necesitamos nada más la paridad. Hay muchos nombres que son desconocidos y la idea de estar explorando qué títulos están ahí, qué nuevos nombres están saliendo, qué nombres que ya tienen una tradición y una gran producción literaria, no han llegado porque a veces son de otros países lejanos. Hablando en ese contexto de escritoras, estuvo el evento que tuvimos hace dos días con Elsa Cross que es en el contexto en donde estoy siendo invitada gracias a Fernando Toriz y a la Secretaría de Cultura que ha hecho un trabajo maravilloso y ustedes parte de esta invitación que además agradecemos muchísimo, ¿qué es el coloquio?

CV: Sí, somos cómplices con la Secretaría de Cultura. En realidad, es una iniciativa de la Secretaría de Cultura y que acudieron a mí para que los apoyara por mi relación con algunas escritoras. Empezamos el año pasado con Margo Glantz y yo tengo una cercanía de mucho cariño y mucha amistad y mucha admiración con Margo Glantz, entonces acudieron a mí para que hiciéramos esta invitación para hacerle el homenaje a Margo, y ahora fue a Elsa Cross. Pero, además, por ser un espacio biblioteca, nos pudimos poner en contacto con la Biblioteca Nacional de España con Ana Santos, entonces Ana Santos y su equipo de trabajo nos mandaron una serie de textos que se replican en varias bibliotecas de Iberoamérica cada año el día de las escritoras. Entonces fue así que en conjunto con Fernando Toriz y con Lourdes González, la Secretaria de Cultura, pues decidimos que el coloquio fuera precisamente alrededor del día de las escritoras que está elegido porque es el día más cercano a la festividad de Teresa de Ávila, entonces por eso eligieron en España este día, y por eso, el lunes más cercano a la festividad en que se celebra Teresa de Ávila se hace esta lectura y se replica en bibliotecas de toda Iberoamérica.

APR: Qué simbólico, qué maravilloso, pues estuvo precioso y ayer me toca a mí, además, en el Edificio Arróniz. Y hoy con este evento que tuvimos con Jenny Valencia en ese mismo edificio en un aula llena de estudiantes con un performance, una actuación.

CV: Preciosa, muy, muy conmovedora.

APR: A las lágrimas. Bueno, todo el día he estado conteniendo la emoción y el sentimiento, porque ha sido de verdad muy emotivo todo. De todos los libros que tienes, quisiera empezar con una antología Espiga antes del viento en donde estás escribiendo una dedicatoria y dices “a mis padres, Estela y Luis, que me concibieron en Guadalajara, en la esquina de Unión y Vidrio”.

CV: Bueno, mi mamá dice que no diga que la esquina, pero lo que pasa es que mi padre vino a fundar la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Guadalajara en el año 56 y se quedó aquí dos años, se quedaron aquí. Mis padres eran muy jóvenes, mi hermano Juan venía chiquitito y aprendió a caminar en lo que se llamaba Avenida Lafayette, que ahora es Avenida Chapultepec, ahí en el gran camellón de Chapultepec, ahí aprendió a dar sus primeros pasos. Y cuando mis padres vivieron aquí en una noche de pasión, me concibieron y se regresaron a la Ciudad de México. Mi mamá iba embarazada, yo nací en la Ciudad de México, pero, según los chinos, consideran que uno es de donde es concebido y algo me trajo de regreso a Guadalajara, que tengo ya casi 40 años viviendo en Guadalajara. En el libro que está por aparecer, empiezo con un poema que le dedico a Guadalajara y cuento esta historia de haber sido concebida en esta ciudad.

APR: Tienen que recordar que nos están escuchando, que cuando Carmen menciona Juan es Juan Villoro y cuando menciona su papá es Luis Villoro. Son hombres que ahorita también platicaremos sobre ellos. ¿Has vivido en otros países, en otros lugares?

CV: No, he viajado muchísimo, pero nunca he vivido en otro país, siempre en México, así que tengo ese pendiente en la vida.

APR: Sí, verdad, pero además me encanta porque ahorita estábamos diciendo que eres una mujer que te defines urbana y ahorita vamos a ver ese espíritu urbano maravilloso. En otro libro precioso, El habitante, ahí empiezas hablando de una receta de cocina que es el pavo huido, que a mí me encanta la comida y la cocina y ese nunca lo había oído decir así, pero tu mamá es de Yucatán, ¿verdad?

CV: Sí, mi mamá es yucateca, vivió ahí hasta los 10 años y después se fue a vivir a la Ciudad de México, pero conservó muchas de las tradiciones yucatecas. Mi abuelita sí fue una yucateca al 100% y cocinaba toda la comida yucateca muy bien, me la enseñó a preparar, es como una herencia de la que presumo.

APR: Claro, cómo no, ojalá nos esté escuchando Maricruz Castro Ricalde, que es de Yucatán y que le va a dar mucho gusto esta referencia. ¿Tú eres psicóloga, sigues haciendo psicoanálisis? Platícanos.

CV: Fíjate nada más, eso es mi lado oscuro. La verdad es que la literatura, en mi caso es más antigua, o sea, yo estoy en contacto con la literatura desde niña y con las artes en general. Pero yo tuve una experiencia psicoanalítica muy interesante y yo me acuerdo de que en algún momento pensé si yo puedo ayudar a una persona en mi vida como me ayudaron a mí con eso valió la pena. Entonces decidí dedicarme a la psicoterapia, pero además luego fui encontrando desde luego puntos de cruce muy importantes entre el trabajo psicoanalítico y la poesía, en general la literatura, pero en particular con la poesía. Finalmente, uno trabaja con el lenguaje, es la palabra cargada de afecto y de sentido la que cura. La que ayuda es la palabra poética. Entonces también he escrito algunas cosas que tienen que ver con esta relación entre la poesía y el psicoanálisis que es trabajo con el lenguaje y con las emociones y con el lenguaje como vía a las emociones.

APR: Verbalizar las emociones, poderle poner un nombre a lo que está uno pensando.

CV: Exactamente.

APR: Estos tres días otra de las grandes sorpresas fue haber sido alojada en un hotel que está en el centro, que es uno de los centros verdaderamente excepcionales. Si nos escuchan desde fuera de México, no se pierdan visitar Guadalajara y quedarse en el centro histórico porque es una experiencia completamente distinta de ciudad. Caminado por estas calles, me acompañó en un buen rato tu libro de ensayos, El habitante. Me gustó caminar con él, me fui a sentar a tomar un café para seguirlo leyendo, porque con ese libro estás tú también recorriendo la ciudad, sus plazas, sus banquetas, sus avenidas, y dices, por ejemplo, “lo cotidiano se encuentra lo sagrado”, ahí en lo cotidiano lo vemos, “salimos a tocar con los pies la piel de la ciudad”. Qué belleza, la piel de la ciudad son sus calles y nos internamos en su respiración. Acabo de decir entonces que es una mujer muy urbana y este libro lo muestra con fotografías, además, de José Luis Sánchez. ¿Cómo piensas este libro? ¿Cómo imaginas este libro?

CV: Bueno es un libro de prosa, diferente a los libros de poesía, yo he escrito mucha más poesía, pero yo tenía necesidad de hablar de esas calles en las que he vivido, esas calles en las que crecí. Fui una niña de la Colonia Del Valle, nací en Mixcoac, en la Ciudad de México y desde niña viví mucho en la ciudad, las calles, las banquetas, aprendí a andar en bicicleta en la banqueta de la cuadra, yo era niña de la cuadra, éramos los niños de la cuadra, la pandilla de la cuadra, y nos juntábamos en las tardes cuando llegábamos de la escuela y nos subíamos a los pocos árboles que había y andábamos en patines y jugábamos en la calle, entonces mi adolescencia fue caminar la Ciudad de México. La Ciudad de México es una ciudad a la que adoro, a la que voy mucho, es una ciudad muy complicada, muy difícil, pero increíblemente viva e interesante, ahí pasa todo. Y yo fui una estudiante que me moví siempre en el metro, en camiones, que caminé muchísimo, yo camino y camino y camino la ciudad. Cuando di clases aquí en la escuela de artes plásticas del centro de Guadalajara, salía yo a las 6:00 de la tarde a esa Plaza de la Liberación, en la que tú estuviste el domingo que te gustó mucho, y salía yo de mis clases a las 6:00 de la tarde y me iba caminando hasta mi casa, una hora caminando, disfrutando la ciudad en la tarde que ya es muy disfrutable porque no hace tanto sol. En cada paso que vas dando, la ciudad tiene una maravilla que mostrarte.

APR: Pero tú tienes la mirada de ver esa maravilla. Por ejemplo, yo nunca había pensado en las alcantarillas, o sea, escribir sobre una alcantarilla. Pensar que las plazas son espacios donde va uno a dormir la siesta o asentarse a ver pasar gente, esa es la magia de este libro. Y las ilustraciones, la fotografía es buenísima, porque cuando estás pensando en una siesta ese es un hombre que se ha acostado sobre una banca, cansado con su ropa sucia.

CV: Es que la ciudad es la ciudad, pero también es su gente. Yo hablo de los espacios, pero en ellos está el paso de las personas, la huella de las personas, la impronta que las personas dejamos en los lugares. Por eso hago esta analogía con el pavo huido, porque es este platillo que es el relleno del pavo, pero el pavo no está presente, aquí no están presentes nombrados las personas, sino los espacios, pero los espacios que han sido habitados por ese habitante anónimo que somos todos.

APR: En inglés, le dicen “stuffing”, lo que está dentro del pavo y además hay especialistas en recetas exquisitas donde nada más es el relleno lo que se come uno, el pavo como dices tú ya huyó. Bueno, ya están escuchando el tono, el ritmo de Carmen, como que te gusta la travesura, te gusta el juego, te gusta lo lúdico. En otro de tus libros, Obra negra usas una figura retórica que refuerce mucho el sentido de la lectura porque estás repitiendo quien haya espiado por las cerraduras quien haya andado, quién lo ha hecho. De alguna manera pienso en que como poeta también utiliza ciertas figuras poéticas, tienes una cierta poética, tú misma. Platícanos un poco antes de ir a los otros libros, ¿qué es para ti escribir poesía? ¿Y piensas en tu poética de alguna forma? porque es muy versátil y tú vas también a la prosa poética y demás, pero tienes algunas lecturas a las que regresas que refuerzan esta escritura.

CV: Sí, bueno, mira a ver qué te puedo decir, te puedo decir algunas cosas. Mencionabas hace ratito lo cotidiano y creo que en mi poesía me detengo en esas cosas muy cotidianas. Esto es una lectura que yo hago a posteriori después de varios libros de poesía en donde yo me pongo a pensar, a ver qué es lo que yo busco con la poesía o de qué hablo, cuáles son mis temas, etcétera. Es algo que todo escritor, toda escritora se pregunta en algún momento, o sea, porque no es que te propongas escribir de algo, sino que escribes de lo que tienes que escribir y ya después te das cuenta, ¿cuáles son tus búsquedas? Y una de mis búsquedas, efectivamente, es como resignificar lo cotidiano, esto que es aparentemente trivial, aparentemente simple y que no tiene importancia, pues la tienen y muchísima. Entonces creo que me detengo en esas cosas muy cotidianas, por ejemplo, los objetos, yo escribo mucho de los objetos, de los objetos más sencillos, de la tasa del huevo estrellado, de un clip, de cosas así que son triviales pero que tienen una profunda significación, porque si tú te pones a pensar lo que para ti significa esa pulsera, ese anillo, tus lentes, la taza que usas, por qué una y por qué no otra etcétera, hay mucho significado atrás de eso. Por otro lado, sí creo que hay una un gusto por el lenguaje, un juego con las palabras que es que se te da porque te gusta hablar y te gusta decir cosas y te gusta repetirlas y es algo con lo que los niños juegan, efectivamente, como dices es muy lúdico, pero es un placer. Entonces para mí la literatura es un placer y la poesía es un placer y el lenguaje lo es. Es como como la plastilina verbal, ¿verdad? Moldear la plastilina o jugar con los colores. El lenguaje también es un material para jugar, para construir, para deconstruir, para inventar mundos. Entonces creo que la poesía tiene mucho de eso, porque la poesía es muy musical, hay mucha música en la poesía y hay, por ejemplo, el ritmo, el ritmo que seguramente escuché y aprendí desde niña. Creo que mi literatura tiene mucho que ver con experiencias que tuve en la infancia que tienen que ver con el juego, con el teatro, con una temporada de mi vida en que mi mamá fue directora del centro de Teatro Infantil del INBA. Yo pasé las tardes de mi infancia de los 6 a los 12 años, todas las tardes en el centro de Teatro Infantil del INBA en donde había todo tipo de expresiones artísticas. Pero, por ejemplo, los domingos salíamos a las calles de la Colonia Roma, porque ahí estaba asentada la casona donde era el centro de Teatro Infantil, y caminábamos por las calles disfrazados y con platones y con zancos y con cabezas de papel maché y todo esto y caminábamos, entonces la gente de la Colonia Roma se nos iba pegando y llegábamos al patio de la casona del centro de Teatro Infantil, nos sentábamos en el piso, como hoy los chavos de la prepa y empezaba la función. Y yo andaba los fines de semana, a veces en Atlixco y en otros pueblos con mi mamá en una combi que tenía un megáfono para llamar a la función y con los titiriteros, entonces eso fue mi vida de niña, entonces pues de ahí me viene a mí un gusto por el juego y la música y dramatizar el lenguaje.

APR: Qué maravilla. Fíjate que yo también soy muy lúdica y tengo incluso una colección de títeres, de marionetas y empecé dando clases de teatro. Empecé fue cuando mientras hacía la maestría, daba yo clases de teatro y obviamente poníamos en escena lo que enseñaba yo entonces, desde Checkov hasta Pirandello.

CV: Pues otra más de las coincidencias que hemos encontrado, Adriana.

APR: Sí, felizmente. Bueno, déjeme hablar de un poco de los premios de Carmen Villoro porque en verdad tiene una abundante obra, además de que tiene obra poética, tiene antologías, tiene ensayo, y vamos a hablar ahorita de sus libros de niños también. En el 2018 ganas el Premio Internacional de Literatura y Humanidades Hugo Gutiérrez Vega, octava edición, Universidad Autónoma de Querétaro, en el 2016 el Premio Jalisco en letras, Gobierno del Estado de Jalisco, y hay muchos más que me diría yo para atrás. De alguna manera, todos estos premios son un reconocimiento al trabajo, pero también a veces es como un compromiso. ¿No sientes que un premio más es un compromiso? ¿De qué manera sientes tú que ahora, con todas las cosas que están sucediendo con tanta explosión de literatura y los medios y tanto, de qué manera crees que las escritoras aportan o están aportando en la literatura, específicamente desde la poesía?

CV: Bueno, yo creo que la poesía es necesaria. Un librito va a salir próximamente, que se llama Poesía necesaria, son reflexiones que hago sobre la poesía. Creo que llevarla a los diferentes ámbitos, a las diferentes comunidades, sobre todo de jóvenes y de niños es una labor importantísima que tenemos las escritoras de poesía, las poetas, los poetas en general. Tenemos que llevar la poesía a mucha gente porque la poesía es necesaria, porque la poesía nos permite detenernos y sentir. Vivimos en un mundo de mucha prisa y de mucha superficialidad y mucha falta de contenidos, entonces el podernos detener a ver las cosas con calma, a escucharlas con calma, a sentirlas con calma y convertir ese espacio en algo más habitable es algo que nos puede regresar la humanidad, el sentimiento de ser humanos. Entonces creo que nuestra labor es fundamental, porque es como mostrar que hay un espacio paralelo en donde se puede detener un poquito esta prisa y esta vorágine y conectar, conectar con algo mucho más profundo que tenemos los seres humanos. Eso lo hace la poesía. La poesía es un instrumento para conectar con esas partes interiores que nos habitan y que son fundamentales para sobrevivir en este mundo que está en un proceso de destrucción, verdaderamente.

APR: Qué inspirador lo que acabas de decir, estoy completamente de acuerdo contigo. Esta pregunta abre el tema más de tus libros poéticos, en donde ya hemos revisado un par, pero me gustaría ir a Herida luz. Herida luz es un libro fuerte, es un libro que tiene la historia de una niña enferma, pequeñita. Con la imagen que usas de navega en una cama demasiado grande, piensas en la espacialidad, el tamaño de la niña chiquita, pero además también en qué es lo que está pasando adentro de su cuerpo, hablas en otro momento de una bestia de sangre recorre el laberinto de su cuerpo, la mordió la muerte un animal sin cola y muchos dientes. Cuéntanos de este libro que va tanto a lo íntimo, a lo personal, pero que además con lo que estás experimentando con el lenguaje en la forma y en el estilo, porque abajo tiene como otro poema que puede seguir, que me hizo pensar en los cantos griegos, en el coro griego, que está llevado a la narrativa diferente a la que es arriba que es más coral, porque me dijeron las mujeres, estás en plural, en esa otra voz poética.

CV: Bueno, sí, es un poema largo dividido en fragmentos que escribí de corrido después de un par de años que tuve una experiencia de dolor. Mira, alude a una experiencia hospitalaria, sí es un texto autobiográfico, pero también en la poesía uno escribe cosas que tienen que ver con uno, desde luego, pero que también tienen que ver con otros y que de alguna manera uno representa también historias diversas en las escenas que uno escribe. Yo tuve una experiencia de una hija mía que tuvo una hospitalización larga, pero en ese lugar había muchos niños, entonces es una representación de todos esos niños y del dolor de sus padres alrededor de la enfermedad y de la muerte. Entonces, ¿cómo hablar de esas cosas? Yo lo hice en dos niveles, en un nivel anecdótico en donde voy contando un poco lo que va sucediendo, pero hay otro nivel que es esa otra voz que habla y yo creo que los coros griegos precisamente hacían eso, como hablar de esta otra dimensión que no es lo anecdótico sino como lo simbólico que acompaña y es la voz del miedo, es la voz del dolor, es la voz del desgarramiento, es la voz de la muerte, es la voz que dice las cosas de una manera, desarticulada de una manera contra sintáctica, de una manera arbitraria, porque el dolor es arbitrario. Entonces esas líneas son arbitrarias, dicen cosas locas porque es la locura de la experiencia, pero a esos niveles más profundos. Entonces sí son esas dos voces, una voz como más lógica, como más comprensible, y otra voz que es un poco un aullido más que palabras, son como expresiones que van o quieren representar más esos sentimientos que son indecibles, en realidad.

APR: Claro, sí, es un aullido. Es un libro bellísimo. De verdad se los recomiendo muchísimo, Herida luz. Hay un poema, vamos a cambiar un poquito el espíritu de esta parte de esta conversación, que se llama “Seven Eleven”. Y Seven Eleven, me imagino que lo relacionan con el supermercado y tienda que siempre está abierta twenty-four seven en donde de verdad me parece tan interesante la manera que estás hablando de los sombríos de la soledad dentro de esta tienda en donde puede uno ir a medianoche a comprarse unos cigarros, porque cuando una persona se va a medianoche a comprar unos cigarros, es que algo no está bien, está pasando por algo esa persona. ¿Cómo van surgiendo estas historias? Ahorita hablaste de los objetos y demás, pero también tiene otra relación de hablar de los sentimientos de lo que está uno viviendo, sin ser tan explícito, sin tener este dolor explícito así, pero sin embargo, dejar esa marca en donde este poema cuando terminas de leer es un poema triste.

CV: Claro, es un poema de soledad, efectivamente. Habla de esta soledad urbana de cómo habitamos la ciudad y estamos todos juntos y a veces apeñuscados pero cada uno carga, digamos, con un espacio de soledad y a veces es difícil romperla o hacer comunidad o entrar en contacto con otros. Somos como un conjunto de solitarios, no siempre, no todos, no en todos los espacios, pero en ciertos momentos, claro que sí.

APR: Solitarios acompañados.

CV: Solitarios acompañados. Y vamos, por ejemplo, en el metro y vamos todos callados cada uno con su historia y vamos todos apretados, pero somos gente sola en las ciudades. Entonces quise representar un poco esa sensación de un habitante solitario en la urbe.

APR: Claro, pues precioso de verdad. ¿Qué es haber sido hija de Luis Villoro?

CV: Una maravilla.

APR: Una maravilla, qué bellísimo.

CV: Fue una maravilla, sí, una maravilla.

APR: Fíjate que leí un reconocimiento, un homenaje a tu papá y ahí recoges algunas de sus últimas frases, por ejemplo, te dice, “Carmen, has pensado que tú y yo salimos de Etiopía”, y después eso aparece en este libro bellísimo, Liquidámbar, que es un homenaje, un homenaje a él bellísimo. Acá te quiero hacer dos preguntas, una pregunta es ¿cómo es escribir sobre el dolor desde la luminosidad? Porque sí hay luz en el libro, obviamente sí hay un duelo, hay una esperanza de una resignación que llegue pronto, hay un desencuentro de decir ¿por qué está sucediendo, por qué sucede la muerte, por qué sucede el dolor y la pérdida? Pero también está luminoso y el símbolo del árbol ya es lo luminoso también.

CV: Sí, porque el árbol es precisamente un árbol que tiene esta savia, que es color ámbar y que en las comunidades originarias se utiliza como medicamento. Entonces tiene propiedades para la salud y para la sanación, entonces de alguna manera está también ese simbolismo ahí, de que este libro es un libro que me permite a mí sanar la herida de la muerte de la partida de mi padre. Liquidámbar, porque en un árbol que se llama liquidámbar están enterradas parte de sus cenizas en este Caracol de Oventic, en Chiapas, allá con los zapatistas, en donde él tuvo esta relación tan importante con ellos. Entonces Liquidámbar representa muchas cosas, es ese árbol que fue mi padre, que cuyo follaje me protege, me da sombra, y al que le rindo ese homenaje. Y claro el libro tiene diferentes momentos, hay un momento de mucho reclamo al padre, a la muerte, a la muerte que viene y hace lo que le da la gana. Entonces hay diferentes emociones que están ahí. Una vez que empecé a escribir el libro se me vinieron una serie de recuerdos, y hay una sección que son recuerdos de infancia con mi padre, imágenes muy breves. Uno se acuerda de cosas como de instantáneas, una figura así, entonces están ahí representadas estas imágenes que yo tengo en mi memoria. Es un libro en donde de alguna manera hay una sección donde se replica este recurso literario que uso en Herida luz, también son dos voces, también es esta serie de personajes que van como en galope destruyéndolo todo, que también hay esta alusión a que es el miedo, es la muerte, es el miedo, es la muerte y bueno, son estas repeticiones. Porque yo encuentro que la repetición, Adriana, es algo que te conecta mucho con la emoción. Son los tambores, es la percusión, cuando uno es repetitivo, es muy emotivo o más bien cuando uno es emotivo se vuelve repetitivo y rítmico, el ritmo es emoción y el ritmo tiene que ver con esa forma de comunicar que tienes dentro, no es narrar lo exterior, sino el ritmo. Comunica esa emotividad que tienes dentro.

APR: Me encanta que digas eso porque en “Manto de humo” escuchen esto, qué interesante cómo va diciendo “mi padre se hizo humo, mi padre se hizo humus, mi padre tuvo huesos, mi padre, mis humanas, mi padre es humedad,” y esta repetición es un ejemplo muy bueno de lo acabas de decir. Déjame leer también el fragmento en donde estás tomando esta cita que das cuando se hace el homenaje a tu papá y dice, “salimos de Etiopía, tuvimos otra raza y otra razón de ser, tuvimos otro ser en la memoria de otro ser, nos fuimos convirtiendo en lo que somos.” Ahora esta idea de pensar en tu papá y al hacer este libro en un momento en donde la literatura está tomando mucho la literatura por escritoras, regresa a la imagen del padre. Ha venido este boom enorme sobre la imagen de la madre, lo que yo llamo las maternidades, hoy platicaba con Cecilia Eudave sobre que es más que nada el acto de maternar, es la maternidad de una mujer que tiene un hijo, sino son los cuidados de las muchas maneras en las que nosotros maternamos, y es mucho también en paralelo esta conversación acerca de la figura del padre. Entonces de alguna manera tu libro se suma, contribuye de una manera muy única, muy personal también, a una manera de hablar de la paternidad, porque hay paternidades muy valiosas que también se tiene que recuperar y que la literatura ayuda para recuperarlas. ¿Qué opinas sobre esto?

CV: Mira, yo creo que la figura del padre es importantísima en la vida. Primero creo que el padre es el primero que te ve como mujer y después creo que el padre también es una figura de identificación, no por ser mujeres nos identificamos sólo con la madre o con las mujeres, sino que introyectamos elementos del padre si no son propicios. Entonces yo creo que yo tomé muchas identificaciones de mi padre, me parezco a él y me quiero parecer a él, o sea, me quiero parecer. También hay muchas identificaciones de mi madre, que es otro personaje maravilloso, pero tengo mucho de mi padre y me gusta mucho ese papá que tengo. Entonces claro que creo que la figura del padre nos proporciona mucha fuerza también a las mujeres, porque hay apropiaciones que nos dan cosas muy buenas y luminosas de estas figuras de identificación.

APR: Claro, definitivo. Bueno, pues hablemos de Jugo de naranja. Jugo de naranja es así como delicioso, empieza uno el día, tomamos un jugo de naranja exprimido, en ese momento ofrezco que huele a la naranja, ya se me está haciendo agua la boca. Esta edición sale traducida en una edición bilingüe al francés. ¿Cómo es esto?

CV: Sí, fíjate que tiene una historia muy bonita este libro de Jugo de naranja porque comenzó siendo pequeños comentarios que salían todos los días en el periódico. Entonces mi intención era que, en medio de todas las noticias difíciles y serias, viniera este traguito que la gente pudiera leer y tomarse cuando abrí el periódico en la mañana. Entonces hay algunos más dulcecitos, hay unos más ácidos, hay unos más amargos, hay de todo un poco, como son las naranjas, y claro pues fueron 365 los que yo escribí porque los escribí durante un año para el periódico y luego de ahí seleccioné unos cuantos y la primera edición se hizo entre el periódico y la editorial Trilce y se regaló a los suscriptores del periódico público. Entonces fue muy bonito, me gustó mucho participar en eso y después tuvo una segunda edición porque gustó sobre todo que son textos que pueden ser leídos por un público amplio y muy propicios para los jóvenes, por ejemplo. Entonces se han leído mucho en las preparatorias y en las licenciaturas de letras y eso es un libro que circula mucho por ahí. Y luego, tuvo una edición en una editorial de Montreal y fue traducido y publicado de manera bilingüe. Es un libro que seguirá teniendo seguramente ediciones porque es bien recibido.

APR: Claro. Tengo dos preguntas más para cerrar esta bellísima conversación, pero la primera de ellas es ¿por qué escribir libros para niños?

CV: Porque sigo conversando mucho con esa Carmen niña que me acompaña, sigo viviendo en la infancia en alguna dimensión de mí misma y porque tuve hijos pequeños a los que me gustó escribirles cuentos y poemas, y porque disfruto muchísimo la literatura para lectores jóvenes o para las infancias. Me gusta mucho leer libros, tengo una gran colección de libros para lectores infantiles y es muy difícil escribir para niños, es todo un reto. Me gusta muchísimo ponerme esos retos. Yo nunca he escrito una novela para adultos, pero acabo de escribir una novela para jóvenes de pubertos de secundaria que te la acabo de dar. Quiero escribir para los lectores jóvenes, me interesa mucho ese público, me divierte mucho hacerlo, me parece muy terapéutico también para mí porque voy como sanando cosas de mi propia infancia. Este libro Verano que te acabo de regalar habla sobre el tema del divorcio, yo fui una hija del divorcio porque mis padres se divorciaron siendo yo muy niña y yo también me divorcié y mis hijos también atravesaron por ese trance que finalmente no es tan dramático. Es algo bastante atravesable, pero bueno, son cosas de la vida, de los niños y de los jóvenes, que a mí me gusta mucho abordar.

APR: Bellísimo, me encanta. Bastante atravesable, me fascina. Te tengo que confesar que yo tenía toda mi colección de la revista Paréntesis y en una mudanza se perdió la caja con eso y con otras cosas, fue una pérdida verdaderamente irreparable para mí. Tú fuiste parte de ese comité editorial, pero además es una de las fundadoras de una revista que fue un parteaguas Tragaluz y ahorita lo acabamos de ver aquí abajo en la biblioteca.

CV: Sí, fue una aventura preciosa. Fui parte del consejo de Paréntesis que fue una revista bellísima, por ahí debo de tener algunos de los ejemplares que duró poco, fue muy breve, pero tenía una calidad extraordinaria. Y Tragaluz bueno, fue un barco en el que nos subimos siete mujeres muy divertidas a pasarla bien durante cinco años haciendo una revista muy lúdica, cinco años para una revista es poco, digamos, pero como era un proyecto independiente fue lo que se pudo sostener, porque cambian las administraciones y nosotros vivíamos de la publicidad institucional y pues esa posibilidad se acabó y tampoco puedes conseguir publicidad empresarial tan fácilmente cuando no tienes un tiraje enorme. Entonces bueno, duro lo que tenía que durar. Son cinco años en donde quedan ahí registrados mucho trabajo en literatura, pero también en artes plásticas, también en teatro, también en danza, en música, en fin, de todas las expresiones artísticas de una generación. Entonces ahora es una revista consultable, digamos, que sirve para asomarse a lo que estaba pasando en la cultura, no sólo de Jalisco, sino de nueve Estados, era los que cubríamos en aquella revista. Entonces hay expresiones de San Luis Potosí, de Zacatecas, de Nayarit, de Colima, de la Ciudad de México también, pero no principalmente. Principalmente de los otros Estados que te he mencionado, entonces fue muy bonito proyecto que me tocó dirigir, pero junto con un equipo de amigas de mujeres extraordinarias.

APR: Qué maravilla. Felicidades, Carmen. De verdad qué historia, qué trayectoria, qué libros, qué escritura. Estoy muy contenta. Estoy contenta de poder compartir esto con personas que no tienen la oportunidad de conocer tu obra porque viven en países remotos, en otros. Nosotros hemos de ser el país remoto para ellos, tal vez, así que ha sido un gran privilegio, Carmen, muchísimas gracias.

CV: Pues es una labor maravillosa la que estás haciendo, es una labor en donde nos permites escucharnos a las mujeres, hacernos compañía, aunque estemos como dices tú tan distantes, pero que ahí podemos juntarnos, podemos reunirnos y podemos estar mucho mejor acompañadas que en soledad. Gracias por ese trabajo tan bonito que haces.

APR: Al contrario, en nombre de todo el equipo, muchísimas, muchísimas gracias, Carmen.

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APR: Qué memorable será esa conversación siempre con Carmen Villoro. En este mismo espacio en este mismo lugar se ha dado tanto, hay una gran historia atrás en una de las ciudades más importantes del mundo en la cultura del libro, capital del libro, Guadalajara, Jalisco, en donde se celebra la Feria Internacional del Libro, pero, además, donde se dan esas iniciativas como lo que está haciendo la Secretaría de Cultura, a quien les agradecemos muchísimo su visión y el habernos recibido en este espacio. Te damos las gracias a Carmen Villoro por su generosidad, por el tiempo que nos dedicó en estos días en donde pudimos además convivir y conversar con Elsa Cross y Jenny Valencia y muchas, muchas otras escritoras. Yo soy Adriana Pacheco y como siempre los invito a que nos sigan en las redes, se suscriban a nuestra página web para que estén siempre al tanto de todo lo que hacemos y de todo lo que sucede, y no olviden cada semana tenemos una cita. Hasta la próxima.