Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

Julia Álvarez.

Episodio 512 Acercándonos a escritoras Interviews recorded in English

04/18/2024 · Liliana Valenzuela

Siempre he estado interesada en los huecos que quedan en los libreros"

AP: Esto es Hablemos, escritoras, un proyecto dedicado a difundir la obra de escritoras contemporáneas y de todos los tiempos. Yo soy Adriana Pacheco, parte de este equipo que lleva cada semana dos episodios a todos ustedes y cada fin de semana una nota en nuestro blog. Esta es nuestra sección de podcast grabados originalmente en inglés. Es una gran colaboración en donde muchas se unen a nuestro proyecto. Liliana Valenzuela, traductora, es una de ellas y viene a nuestro micrófono para conversar con escritoras que prefieren grabar en inglés. En ese caso muchas veces yo estoy tras bambalinas grabando la conversación y dándole la bienvenida a la invitada que tenemos en esa ocasión. Se imaginarán la emoción que me da escucharlas en conversación, sobre todo cuando se trata de una escritora como Julia Álvarez, un verdadero pilar de nuestra literatura en los Estados Unidos, pionera en la creación de una literatura de origen hispano en este país. A Julia Álvarez le debemos mucho. Es Viviana Castiblanco de Harper Collins quien hizo esto posible, que llegara Julia Álvarez a Hablemos, ecritoras. Y es porque queremos celebrar con ella la traducción de un libro que es una total, total belleza. El cementerio de los libros olvidados. A pesar de que Julia Álvarez nos diga que no habla bien español, escucharán qué belleza, cómo disfruta esas lecturas, cómo disfruta a escritoras como Gabriela Mistral. Es verdaderamente una conversación entrañable la que van a escuchar ahora con Liliana y con Julia. Sean todos bienvenidos y demos un verdadero tributo a este gran pilar de la literatura. Bienvenidos.

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LV: Hola, yo soy Liliana Valenzuela con Hablemos, escritoras y hoy es un día muy especial. Tenemos como invitada a Julia Álvarez, una escritora prolífica, maravillosa y profunda. Hola, Julia. Bienvenida.

JA: ¡Hola! Gracias, Liliana, por invitarme a este pódcast, Hablemos, escritoras. Gracias.

LV: Sí, voy a dar una breve introducción porque eres muy conocida en Estados Unidos. Y creo que, claro, en la República Dominicana, de donde eres originaria, y en muchos otros países, porque has viajado mucho. Tienes muchísimos logros, tantos libros, tantos proyectos. Pero quiero darles a los lectores y a las personas que están empezando a conocer tu obra una idea de tu trayectoria. Y tú viniste de la República Dominicana a Estados Unidos cuando eras niña. Y a partir de ahí, tu educación continuó en inglés. Y has dado clases en diferentes universidades en Estados Unidos, has escrito muchos libros de los que hablaremos. Tocaremos distintos libros para darles a todos una idea de tu trabajo. Y luego nos enfocaremos en tu novela más reciente, El Cementerio de los cuentos sin contarCemetery of Untold Stories. También has recibido muchos premios, incluyendo por uno de tus primeros libros, How the Garcia Girls Lost Their Accent en 1991. Recibió un premio del New York Times y Library Journal. También has recibido doctorados honorarios, fuiste declarada Mujer del Año por Latina Magazine en el 2000. Y recibiste la Medal of the Arts del entonces presidente Barack Obama en 2014. La lista es larguísima de todos estos logros, ¿de cuál te sientes más orgullosa?

JA: Ay, bueno, Liliana. Primero que nada, disculpas a tus oyentes. Ojalá tuviera suficiente confianza con el español para poder hablarte en español. Lamentablemente, vinimos a este país en 1960, cuando no existía la educación bilingüe. Cuando los maestros nos castigaban si nos escuchaban hablar en español, a mis hermanas y a mí. El inglés se volvió mi lengua dominante. Y eso es una pérdida que reconozco. Pero bueno, ¿de qué me siento más orgullosa? Primero, al escuchar tu lista, me siento agotada. Lo cual me indica que llevo en este oficio ya, caray, más de 50 años. Y sin embargo, cada vez que me siento a escribir, soy una principiante. Soy una novata, porque nunca he escrito el libro que estoy escribiendo en ese momento. Así que tengo que olvidar todos mis trucos y cualquier premio o cualquier cosa. Porque la musa, en realidad los personajes, no escuchan. No les importa. Tienen sus propias historias que quieren contar. Pero creo que de lo que me siento orgullosa es de que nosotras, como comunidad de escritoras, y también quiero reconocer a nuestros compañeros escritores. Cuando empezamos, no se nos consideraba parte de la literatura estadounidense, me refiero a la literatura norteamericana. Éramos sociología. Tal vez alguna editorial regional publicaba una tirada pequeña de nuestros libros. Pero lo que me da orgullo, y sigue siendo una lucha constante, es que hemos creado una literatura en este país que nos incluye y que también reconoce la riqueza de la literatura al sur de las fronteras, porque eso también es literatura americana. Me siento agradecida por el progreso que hemos logrado y a veces un poco frustrada por lo que aún falta por hacer, porque todavía falta mucho.

LV: Sí, fuiste una de las pioneras de esa primera ola de escritoras latinas en ese tiempo, que abrió camino para muchas otras que vinieron después de ti. Y tú misma te abriste paso sobre la marcha, lo cual es admirable y enfrentaste muchos obstáculos, como mencionaste. Así que sí, mis respetos por persistir y por ser una pionera y una creadora de caminos. Como dijo Machado, “al andar se hace el camino”, ¿verdad? Sí. Y especialmente para tu generación, tú creaste un camino completamente nuevo para muchas de nosotras. Así que te agradezco personalmente. Y creo que también quiero agregar que, en lo personal, también he sido tu traductora, creo que de cinco de tus libros. Lo cual ha sido un gran privilegio, incluyendo algunos de tus libros para jóvenes. Como ¡La tía Lola vino de visita!QuedarseAntes de ser libresEncontrando milagrosA quien debo gracias, y el libro sobre la Quinceañera. Y Devolver…

JA: …al Remitente. Sí, sí, sí.

LV: Sí, Devolver al remitente. Así que me siento muy honrada. Soy muy cercana a tu obra. Porque, ya sabes, cuando trabajas con una escritora, como traductora, realmente te metes en el texto a nivel de la oración, de la elección de palabras, de los temas. Y, bueno, realmente he disfrutado trabajar con escritoras tan pulidas que tienen una gran técnica, pero también gran corazón. Y son capaces de hacernos sentir todas esas emociones. Y eso aplica también a este último libro. Porque creo que abarcas toda la gama.

JA: Bueno, gracias a ti también. Porque siendo alguien cuya lengua dominante es el inglés, y he leído a muchos autores latinoamericanos en traducción, porque, ya sabes, no he tenido el tiempo para luchar con el español, o a veces leo el español junto con el inglés porque no soy tan fluida en el español. Estoy muy en deuda con buenas traductoras como tú, como Frances Riddle, quien ha traducido a Piñeiro, y a otras. Porque sin ellas, tendría un gran vacío en mi estantería imaginativa. Así que gracias. Gracias. Estamos en esto juntas.

LV: Así es. Sí, es un gran placer. Y viendo tu obra, comenzaste con How the Garcia Girls Lost Their Accents, que fue esa experiencia de niña inmigrante reciente, y también la hermandad, que es otro de tus grandes temas. ¿Cómo miras ahora ese libro inaugural que lanzó tu carrera?

JA: Bueno. Y llevaba escribiendo desde hacía 25 años.

Pero como mencioné al principio, no existía un mercado, o eso creían las grandes editoriales, para nuestra literatura, y recibí muchas cartas de rechazo y muchas decepciones. Y seguí escribiendo porque, bueno, era lo que tenía dentro de mí para hacer. Siempre me han interesado los vacíos en la estantería, las cosas que faltan, los silencios. Y no tenía acceso ni conocía, cuando empecé como joven escritora, ningún libro sobre la experiencia migrante desde el punto de vista femenino. Es decir, estaba Piri Thomas, luego vino Oscar Hijuelos. Estaba Edward Rivera. Y eran libros maravillosos que abordaban la inmigración desde el Caribe, en esos casos, desde el punto de vista masculino. Pero no había nada sobre la experiencia femenina y lo que eso significaba, los conflictos, el patriarcado y el feminismo, ese encuentro, todo eso. Así que, de cierta manera, estaba escribiendo How the Garcia Girls Lost Their Accents para entender y trazar ese territorio que nunca había visto en un libro. Así fue como empecé con Garcia Girls, que, como dije, se publicó cuando tenía 41 años y le fue bien. Y luego, ya sabes, el siguiente libro fue un poco más fácil para mi editorial, que se animó a tomar el riesgo. Y empezaron a llegar más escritoras latinas. Y de repente, se dieron cuenta de que había una población allá afuera muy ávida por estas historias, y no solo la población latina, sino el público general y de otras etnias y razas. Así que así empezó, con el deseo de entender esa experiencia, porque no encontraba nada en un libro sobre eso. Y yo recurro a las historias para entender lo que me está pasando. Así que supongo que tuve que escribirlo para poder tenerlo como historia.

LV: Sí, y por eso fue tan refrescante para tantas mujeres ver sus historias reflejadas y tener ese momento de revelación. Como decir, sí, así es, ese encuentro entre culturas y el choque y cómo, ya sabes, las chicas se adaptaron a la nueva cultura y a las nuevas expectativas. Y luego también exploraste las historias de la República Dominicana, como en In the Time of the Butterflies, con una historia tan rica. Y sobre estas tres hermanas que fueron tan valientes al luchar contra la dictadura de Trujillo, y de la cual no había ninguna novela. Y luego se convirtió en una película también. Y es tan conmovedora, llega directo al corazón, por tanta valentía. ¿Puedes hablar un poco sobre esa novela?

JA: Bueno, otra vez, sí, otra vez, era un vacío en la estantería, un silencio, una omisión, que estas hermanas, tres de las cuales fueron asesinadas por el dictador, y una sobrevivió para contar la historia. Me enteré en el proceso de escribir sobre las tres hermanas que había una cuarta hermana y que todavía vivía. Pero otra vez, lo que quería era entender esa parte de mi historia que era la historia de mis padres. Quería entender a esa generación que de pronto perdió la agencia y la libertad. Yo, ya sabes, ahora en Estados Unidos estaba empezando a retomar esa historia. Así que quería entender a esa generación. Quería esa parte de la historia. Y otra vez, había libros escritos sobre la dictadura desde el punto de vista masculino. Pero yo quería entender la dictadura desde el cuerpo de una mujer, porque era un dictador rapaz que tomaba a cualquier mujer que quisiera. Era le jour du Seigneur. Así que las mujeres, a nivel celular, estaban aterradas y oprimidas. Cualquier hija o hermana o madre o ellas mismas podían ser llevadas repentinamente para el placer del dictador, o si no, su familia sería destruida. Así que me interesaba la dictadura desde el punto de vista femenino. Y por eso, ya sabes, en la época de Trujillo, todo se fechaba en función de cuándo Trujillo llegó al poder en 1930. Así que 1950 sería el vigésimo año de la era de Trujillo. La capital cambió su nombre de Santo Domingo a Ciudad Trujillo. Todo pertenecía a este dictador opresor. Así que también me interesaba arrebatarle ese tiempo y convertirlo en In the Time of the Butterflies, porque mariposas era su nombre en clave en la resistencia. Entonces, otra vez, un esfuerzo por entender a la generación de mis padres, lo que vivieron, y también entender la historia desde el punto de vista femenino.

LV: Sí, y lo hiciste de manera bellísima. Es uno de mis libros favoritos. Y luego tomaste un enfoque similar con esa historia, pero para lectores jóvenes, en Before We Were Free, que es uno de los que yo traduje. Y recientemente tuve la oportunidad de hablar sobre este libro con algunos estudiantes de secundaria en Pasadena, California, donde fui invitada. Y ellos habían leído este libro el año anterior, y aún estaban tan entusiasmados con él y recordaban tantos detalles. Me dieron una lista larguísima de preguntas súper inteligentes sobre el libro. Y yo, bueno, me volví a maravillar al ver —y estoy segura de que tú también lo ves cuando das presentaciones a niños, adolescentes, adultos todo el tiempo— tu talento especial para presentar una realidad muy compleja y a veces dura y cruda como lo fue Trujillo y su dictadura, y desglosarla de una manera que los jóvenes lectores puedan acercarse a ella, conectar a un nivel profundo y recordarla. Porque como dijo la maestra, sí, es uno de sus libros favoritos de todos los tiempos. ¿Cómo crees que logras desglosar algo tan complejo en términos con los que ellos puedan relacionarse?

JA: Bueno, te conviertes un poco en esos personajes, como una actriz. Y entonces accedes a esa parte de tu propia infancia o tu experiencia como niña. Y como yo viví en el mundo de Anita durante esa dictadura a su edad, pude acceder a eso. Y entonces esa parte, ya sabes, era llegar hasta allí y traerlo de vuelta. Y todos los detalles sensoriales, los olores, las historias pequeñas, los personajes, algunos de ellos inventados, otros un conglomerado de personas que quizás conocí. La situación de Anita y su madre escondiéndose estaba basada en una historia real de la esposa de un disidente y su hija pequeña que tuvieron que esconderse. Así que también había elementos históricos. Pero, otra vez, al escribir para llenar un vacío en la estantería, era consciente de que había muchas novelas juveniles sobre el Holocausto y sobre Ana Frank y las víctimas de gobiernos opresores en otros países. Había narrativas para jóvenes sobre personas esclavizadas en Estados Unidos. Pero existía esa omisión. No encontraba nada sobre las muchas, muchas dictaduras que hubo en toda América en el siglo XX. Y pensamos en las víctimas, los disidentes o rebeldes u opositores del régimen. Pensamos en ellos como víctimas. Pero yo pensaba, ¿y los niños? Ya sabes, qué fue lo que… ellos perdieron su infancia before we were free. Quería capturar la experiencia de la dictadura desde el punto de vista de una niña. Porque, ya sabes, había testimonios y libros de historia y memorias de disidentes e historiadores hablando sobre quienes fueron víctimas de dictadores, de dictaduras militares en Argentina, etcétera. Y yo pensaba, ¿y los niños? Ellos también fueron víctimas.Perdieron a sus padres. Perdieron a sus familiares. Perdieron su inocencia. Perdieron su seguridad. Perdieron su infancia. Y vi eso en las estanterías cuando iba a escuelas primarias y secundarias; veía tantos libros sobre la guerra, el Holocausto, niños en una Europa devastada por la guerra, incluso novelas sobre niños esclavizados en el sur de Estados Unidos. Pero yo pensaba, al sur de nuestra frontera, en el siglo XX, fuimos afligidos por dictaduras, muchas de ellas apoyadas por, ¿quién más?, Estados Unidos, que ayudó a mantenerlas en el poder o a ponerlas en el poder. ¿Y qué hay de esos niños? ¿Qué hay de esas víctimas? Así que escribí una memoria—bueno, no una memoria, una novela basada en la historia de la República Dominicana y una niña que estaba inmersa en la persecución de su familia. Y se llama Anita porque su prima al otro lado del océano es Anne Frank. No literalmente. Solo quiero decir que era un guiño a un libro que fue muy poderoso para mí como lectora joven.

LV: Ay, tuve mucha conexión.

JA: The Diary of Anne Frank.

LV: Sí, por supuesto.

JA: Y, ya sabes, uno de mis libros infantiles favoritos es La ComposiciónThe Composition, de Antonio Skármeta. Es un libro increíble. Es mi libro favorito. Y se lo regalo a muchas escuelas y niños. Está traducido al inglés como The Composition. Y Antonio Skármeta es quien escribió el guion de Il Postino, sobre Neruda.

LV: Ah, sí.

JA: Sí, pero este es un libro infantil increíble sobre un niño en una dictadura en Chile. Y está tan bellamente hecho. Es un libro hermoso.

LV: Ay, lo voy a buscar.

JA: Lo sé. La Composición.

LV: Sí. También hiciste algo similar con Finding Miracles, trayendo el tema de la inmigración desde la frontera del sur con México hasta un pueblito en Vermont y estos niños, y cómo hacer que eso se volviera real para ellos en Busca de milagros. ¿Cómo hablar de un tema tan grande que escuchas en las noticias, inmigración? Algunas personas retratan a los inmigrantes como los malos. Algunas personas como los héroes. Y cómo estos niños pueden ver eso reflejado en sus propias vidas y plantear esas preguntas de una manera que tenga sentido para ellos. Y creo que hiciste un gran trabajo con ese también.

JA: Bueno, Finding Miracles, ¿te refieres al de la adopción?

LV: Sí.

JA: Sí. Bueno, ya sabes, me interesaban mucho los adoptados transculturales. Ya sabes, estos niños que llegan y son adoptados por familias anglosajonas del mainstream. ¿Y qué pasa con sus historias? Así que, en Finding Miracles, tenía una chica joven que fue adoptada. Y no sabe nada sobre su historia. Y quiere ser como todos los demás.Entonces, incluso siente algo de vergüenza, se avergüenza de ser adoptada. Y la novela es una novela para jóvenes adultos. Se trata de cómo llega a aceptar su herencia y las historias que formaban parte de su pasado, que fueron interrumpidas cuando fue adoptada. Así que, otra vez, otro silencio o vacío en la vida de este personaje que yo quería que ella enfrentara y procesara. La razón por la que se llama Finding Miracles es que su nombre en el orfanato era Milagros. Pero cuando la adoptan, se convierte en Millie.

LV: Sí. Así que hay un borramiento. Sí.

JA: Ella encuentra—Milagros logra encontrar una conexión con su pasado.

LV: Sí. Y hablando de vergüenza, ese también es uno de los temas de How Tía Lola Came to Visit! and stay. Y luego tienes una serie de libros con ese nombre. Y también es la tía de la República Dominicana que viene a visitar a su sobrina y sobrino ya aculturados en Estados Unidos. Y al principio, piensan que es rara y que tiene ropa y costumbres extrañas. Pero luego, por supuesto, llegan a amarla mucho. Entonces, ¿puedes hablar también de hablar español y sentir vergüenza por ello? Eso también aparece en algunos de tus poemas. ¿Puedes hablarnos de cómo llegó a ti esta presión en Tía Lola?

JA: Bueno, es un homenaje, creo, a varias cosas, pero un homenaje a todas esas tías. Es decir, yo tenía un clan de tías y eran maravillosas. Y como que combiné a varias y creé a mi Tía Lola, que es un personaje. Es una especie de Mary Poppins, una Mary Poppins latina, con su propia santería, su magia, sus refranes, y sus cositas que quema para limpiar el aire de los espíritus. Y te puedes imaginar a su sobrina y sobrino, ya aculturados y viviendo en un pequeño pueblo de Vermont, sintiéndose como, “ay, Dios mío, qué rara es ella”. Y lo otro que quería hacer es mostrar los matices y la complejidad de lo que significa ser latina o inmigrante. Está Tía Lola, que acaba de llegar. Está su sobrina, que es la madre de los niños. Y ella está en medio. Es una americana-dominicana. Y luego están los niños, que son realmente niños estadounidenses, o eso es lo que quieren ser. Entonces, mostrar que no es una etnicidad monolítica, ni siquiera dentro de una familia. Esa fue parte del impulso para escribir esta serie de libros. Hay cuatro sobre Tía Lola. Y lo otro es que era muy divertida de tener cerca.

LV: Sí. Ay, Dios mío. También es muy graciosa.

JA: Y es divertida. Ya sabes, me la pasé muy bien con ella. Y bueno, escribí el primer libro y pensé, bueno, ya. Se acabó. Bye bye, Tía Lola. Y ella dijo, “no tan rápido”. Quiso un segundo libro y luego un tercero. Y luego dije, OK, este es el último. Y hay un cuarto libro. Y ella parece estar contenta con eso.

LV: Sí. Y tienes muchos otros libros para niños que son todos maravillosos, bellamente ilustrados. ¿Cuál te ha traído más alegría cuando hablas con niños? Leyendo algunos de estos en las escuelas. Ya hablaste de Tía Lola, que es muy divertida. Pero ¿cuál otro?

JA: Ay, Liliana. Ya sabes cómo es con tus hijos. No puedes elegir un favorito.

LV: Sí.

JA: Los otros empezarían a gritar y se pondrían muy molestos conmigo. Los disfruto a todos. Como decían nuestras mamás, “todos son mis favoritos”.

LV: Sí, es cierto.

JA: Y el favorito probablemente es, ya sabes, cuando estoy frente a un grupo de niños y acaban de leer ese libro. Estoy dentro de él. Así que por el momento, ese es el que estoy celebrando. Y, ya sabes, me encanta Tía Lola. Es una excusa para mí cuando voy a las escuelas. Porque tengo un disfraz de Tía Lola que armé con cositas de una tienda de segunda mano.

LV: ¡Guau!

JA: Y me pongo mi lunar, mi pequeño lunar de belleza en la cara. Y me pongo un…

LV: Eres realmente una actriz.

JA: Ay, sí. Y llego, y justo estuve en contacto con una mamá de nuestro pueblo que me recordó que su hija ya está en la universidad. Pero cuando su hija y sus amigas lo leyeron, creo que en sexto grado o algo así, quedaron encantadas con Tía Lola. Así que organicé una merienda con Tía Lola. Bueno, la llamé la fiesta de cafecito con Tía Lola. Y todas recibieron una bufanda amarilla de boa para la buena suerte. Y esta mamá me decía, “Vivian todavía tiene su bufanda amarilla”. Así que puede ser muy divertido.

LV: Sí. Me lo imagino. Y hablemos un momento de tu poesía, porque también eres poeta y estás formada clásicamente dentro de la tradición en inglés, con esos ritmos que creciste leyendo una vez que llegaste a Estados Unidos. ¿Qué nos puedes decir sobre tu camino como poeta?

JA: Bueno, esa fue mi primer amor, la poesía.

Ya sabes, cuando éramos pequeñas, no sé si ustedes también hacían esto. Tal vez era parte de mi generación. Teníamos que hacer recitaciones cuando venían las amigas de mi mamá.

LV: Sí, declamación.

JA: ¿Se llamaba declamación?

LV: Así es.

JA: Teníamos que recitar. Y cada una tenía su pequeño repertorio. Y me encantaba recitar. Aprendía cualquier poema de memoria y lo recitaba. Y creo que mi pieza estrella era Rubén Darío. No, no, no. ¿Era Rubén Darío? “Este era un rey que tenía…”. Rubén Darío. “Un palacio…” ¿Cómo era?

LV: “Lleno de diamantes”.

JA: “Un palacio de diamante. Una tienda hecha del día. Un rebaño de elefante. Y una princesita tan bonita, Margarita. Tan bonita como tú.” Ay, Dios. Y luego terminaba y las amigas de mi mamá aplaudían y decían, decían: “¡Summa cum laude! ¡Summa cum laude!” Yo no sabía qué significaba. Pero en algún momento pensé, tal vez puedo poner eso en mi currículum. Summa cum laude. Así que, ya sabes, siempre amé la poesía. Y veníamos de una cultura oral, así que había mucha poesía y refranes, por supuesto. Me encantaba todo eso, me encantaba todo. Así que, cuando entramos al inglés, y extrañaba tanto mi español, creo que me enamoré primero de la poesía porque era musical y me recordaba a mi lengua materna. Y en la forma en que escribo en inglés, parte de la razón por la que disfruto el ritmo y a veces la rima, es porque digo que estoy escribiendo mi español en inglés. Debajo del andamiaje del verso en inglés están los ritmos, el sistema de raíces, la sintaxis y la musicalidad de mi español. Así que creo que ese fue mi primer amor. Y sigue siendo mi mayor amor, pero por supuesto es tan difícil encontrar editoriales para la poesía, como bien sabes, Liliana, y encontrar lectores… es un público pequeño pero muy apasionado, muy apasionado por la poesía. Así que los poemas están ahí. Ahora, después de The Cemetery of Untold Stories, estoy armando una colección de poemas que he estado escribiendo desde mi último libro de poesía a principios de los años 2000. Y han estado guardados en un cajón, los estoy retomando. Y el primer poema, de hecho, en la colección se llama Recitation. Trata sobre eso.

LV: Es una tradición muy fuerte.

JA: Sí. Sí, tenemos esa fuerte tradición oral. Exactamente. Exactamente. Y, ya sabes, cuando enseñaba, cuando daba el taller de poesía, les hacía—ay, me adoraban, déjame decirte—tenían que memorizar un poema. Esa era la primera tarea: un poema que amaran, aprendérselo de memoria. Les decía: “Quiero que lo lleven en el cuerpo. Quiero que las células de su cuerpo, quiero que su sangre esté llena del poema.” Y luego tenían que venir y recitarlo. Y se quejaban. Se sentían cohibidos. Pero creo que al final todos lo disfrutaban. Porque la poesía es principalmente para el oído. Es música.

LV: Exactamente. Sí. Sí. Tienes unos datos maravillosos. Estoy emocionada de leer tu nueva colección. Así que, gracias. Y creo que, por cuestiones de tiempo, ya sabes, tienes tantos otros libros. No voy a poder hablar de todos. Leí Afterlife, que está más hacia el ocaso de la vida, los años posteriores, que creo que también describes tan bien: la edad madura, algunas de las preocupaciones y pérdidas, y las cosas que les suceden a las mujeres también, y desde el punto de vista femenino, que no ha sido tan representado en la literatura hasta ahora. Y ahora este último libro, The Cemetery of Untold Stories, al que quizá le podamos dedicar más tiempo ya que es tu novela más reciente. Y con eso, ¿podrías leer una sección de The Cemetery of Untold Stories solo para darle a nuestra audiencia una probadita? Y luego yo leeré esa misma sección en español. La traducción al español es de Mercedes Guhl.

JA: Esta parte es hacia el final de la novela, donde Alma, cuyo seudónimo es Sheherazade, y creo que por razones obvias, una cuentista, ha dejado de escribir y piensa que su vida como escritora ha terminado. Pero, sorpresa, parece que no es así. “Very faint at first, then louder as her ear becomes attuned to subtleties. Alma hears the sounds turning into scents. She opens a drawer for a spoon to stir the milk and her coffee, and the utensils are recounting their journey from the bauxite mines near Pedernales, how their red materials were gouged from the earth, transported onto ships, headed north to be converted to aluminum, molded into unnatural shapes and sharpness. The workers who handled them, the boxes they were packed in, the mouths they've filled with tasty treats, meats they've caught, sancochos they've been dipped in. Alma bangs the drawer shut, rinsing the spoon to wash away the story. But the water, too, has a tale to tell, how it bubbled out of the ground on the mountains of the Cordillera Central, a rivulet becoming a stream, trickling down, joining other streams, becoming a river. The putrid chemicals and trash dumped into its currents, the replenishing rains, the banks flooding the valleys, the insistent pressure to feed the sea, feed the sea. The shutters rattle, the wind picks up, blowing in from the ocean with the tale of where it has been, the sails it has filled, the desperate travelers aboard Yolas, praying to Huracán, the stormy god, and to Our Lady of Altagracia for good fortune. May we reach Puerto Rico before the Coast Guard detects us. Each one on board has a story the wind carries.”

LV: “De manera muy tenue al principio, y luego más fuerte, a medida que su oído se amolda a las sutilezas, va percibiendo que los sonidos se convierten en significado. Abre una gaveta en busca de una cuchara para revolver la leche de su café, y los utensilios están relatando su viaje desde las minas de bauxita, cerca de Pedernales, y cómo el rojo material fue extraído de la tierra, transportado a barcos que navegaron hacia el norte para convertirse en aluminio, y que lo moldearan en formas artificiales, filosas, y de los trabajadores que los manipularon, las cajas en las que los empacaron, las bocas que han llenado con comida apetitosa, la carne que han cortado, los sancochos en los que se han sumergido. Alma cierra la gaveta de golpe, enjuagando la cuchara para arrastrar el cuento, pero el agua también tiene su propia historia, de cómo brotó fuera del suelo, en las montañas de la cordillera Central, un hilo que se transformó en arroyo, que fluyó corriente abajo y se unió a otros arroyos, hasta volverse un río, de los pútridos químicos y la basura arrojada en su cauce, de las lluvias que nos reabastecían, las orillas que se abrían para inundar los valles, el insistente empuje para alimentar el mar, para alimentar el mar. Las persianas traquetean, el viento se levanta, soplando desde el mar con la historia de dónde ha estado, de las velas que ha hinchado, los viajeros desesperados a bordo de las yolas, rezándole a Huracán, el dios de las tormentas, y a Nuestra Señora de la Altagracia, para la buena suerte, y que ojalá lleguemos a Puerto Rico, antes de que los guardacostas nos detecten. Cada uno de los que van a bordo, tiene una historia que el viento lleva.” Gracias, Julia. Me pareció un segmento hermoso, muy lírico, evocador, como dijiste, hacia el final, cuando la protagonista se da cuenta de que, aunque ha estado tratando literalmente de enterrar manuscritos viejos e inconclusos en la tierra, en este cementerio inventado, hay historias en todas partes, incluso en los elementos naturales, incluso en los objetos, en los objetos cotidianos. Una vez que tu oído se afina a las historias como cuentista, no hay manera de detenerlas. Y también mencionaste que partes de la novela están inspiradas en un poema de Gabriela Mistral que se llama La ContadoraThe Storyteller. ¿Puedes contarnos sobre eso?

JA: Bueno, de hecho, no sé en qué parte de El Cementerio, en la edición en español, aparece, pero en un momento Pepito, una especie de admirador, quiere entrevistarla y se mete a donde ella vive ahora, la ve escribiendo una y otra vez en un cuaderno, y se pregunta si es algo nuevo que está escribiendo. Y en realidad es una línea de este poema que me encanta, de Gabriela Mistral, La Contadora. Si la gente me perdona la mala pronunciación y los tropiezos, puedo leer el principio.

LV: Sí, léelo, no te preocupes.

JA: “La Contadora. Cuando camino, se levantan todas las cosas de la tierra y me paran y cuchichean, y es su historia lo que cuentan. Y las gentes que caminan en la ruta me la dejan y la recojo caída en capullos que son de huella. Historias corren mi cuerpo o en mis regazos ronronean. Tantas son que no dan respiro, zumban, hierven, abejean. Sin llamada se me vienen y contadas tampoco dejan.” Y continúa.

LV: Hermoso.

JA: Sí, dice: “a medio camino quedo entre ríos que no me sueltan. El coro se va cerrando y me atrapa en la rueda. Los ribereños me cuentan la ahogada sumida en hierbas y su mirada cuenta su historia. Y yo las tronco en mis palmas abiertas. Al pulgar llegan las de animales. Al índice, las de mis muertos. Las de niños. De ser tantas en las palmas me hormiguean.” Y continúa… “los viejos la quieren mentidas. Los niños las quieren ciertas. Todos quieren oír la historia mía que en mi lengua viva está muerta.” Así que eso es, esto encarna exactamente lo que el libro transmite, lo que la novela encarna. Que si escuchas, el mundo entero está contando historias. No es solo, ya sabes, si entras a una biblioteca o a una librería, o si vas a una lectura de un escritor profesional, todos están caminando por ahí con historias. Y si detectan a un buen oyente, te las cuentan. Así que esta pobre contadora no puede escapar de ellas.

LV: Sí.

JA: Y eso es justo lo que Alma está descubriendo. Puede decir, “ya terminé. Mi vida narrativa se acabó”, pero no tan rápido. La tierra está ahí. Está contando. Así que, sí, no puede silenciar eso.

LV: Sí. Y creo que es una forma hermosa de unirlo todo, inspirada en la ganadora del Premio Nobel de Chile, una de las pocas mujeres del continente que han recibido esa distinción.

JA: Y que recibió el Premio Nobel de Literatura, ¿verdad?

LV: Sí, por su poesía, lo cual fue muy inusual.

JA: Sí, sí.

LV: Y sus poemas todavía nos hablan.

JA: Exactamente.

LV: Sí. ¿Y qué significa para ti que este libro también aparezca en español, como dije, en traducción? Leí la traducción de Mercedes Guhl. Y, por supuesto, has tenido otros libros en español. Pero ¿qué significa en este momento que estamos viviendo?

JA: Bueno, creo que, ya sabes, esta es la primera vez que el libro aparece simultáneamente en inglés y en español. Y me siento muy agradecida por eso, especialmente con este libro. Porque parte de lo que hace Alma, la protagonista, es que quiere regresar a la tierra natal de donde vinieron sus historias. Quiere darles descanso donde nacieron. Han sido cooptadas, llevadas a Estados Unidos, porque ella siente que estas historias, venían de nuestro llamado tercer mundo a ese país del norte. Y es un poco como la fuga de cerebros o la sensación que muchos de nosotros tenemos de que de algún modo hemos extraído algunas de las riquezas que hemos llevado al inglés. Y hay otra manera de verlo. Por supuesto, es crear puentes. Es conectar. Es lograr que el público estadounidense o angloparlante se dé cuenta, se conecte con nuestra historia y nuestras historias. Pero hay un dolor con eso. Así que Alma regresa sus personajes a su tierra para descansar. Por eso es tan importante para mí que la novela también esté en español, porque la mayor parte del libro transcurre en un cementerio, en la República Dominicana, en un barrio, rodeada de dominicanos que están muy curiosos sobre lo que está haciendo esta extraña gringa dominicana que ha llegado y está haciendo algo raro con esta propiedad. Así que quería que ellos… Para mí es muy importante que el libro vuelva a casa en español. Sí, será un verdadero regreso a casa.

LV: Y estoy segura de que tendrás eventos en ambos lugares y ojalá en países hispanohablantes, que sé que a veces es difícil lograr que la traducción al español llegue a América Latina. Pero espero que lo logres para que la gente disfrute esta maravillosa novela. Y hablando de eso, mencionaste que estás trabajando en la colección de poesía y ¿algún otro proyecto en el que trabajarás después de esta gira?

JA: Bueno, me estoy poniendo vieja. Y parte de lo que tengo… tengo tantas ideas. Como Alma, tengo tantas cajas, tantos borradores. Y siempre pensé, algún día tengo que retomarlos. Algún día tengo que terminar esto. Algún día lo voy a armar. Algún día, esta novela que está bloqueada se desbloqueará y podré acceder a mis personajes. Y ahora, bueno, voy a cumplir 74 la próxima semana. Ya no queda tanto tiempo. Y estoy, ya sabes, dándome cuenta de que no todas las historias se contarán. Creo que esa también es parte del impulso con esta novela. Ya sabes, como mirar eso directamente a los ojos, aceptar que el reloj avanza y que no seré yo quien las cuenta. Pero ¿sabes qué? No importa. Hay otras cuentistas que vienen detrás. Ellas continuarán. Nunca se va a acabar la narrativa porque somos la criatura que usa la narrativa como la abeja hace miel, como el gusano de seda hace seda. Contamos historias, y seguirán llegando. Así que seguiré trabajando y escribiendo y, ya sabes, creo que más lentamente, porque ya no tengo la resistencia ni la energía ni la vista para seguir el ritmo. Pero creo que para mí es simplemente parte de mi práctica de estar en el mundo, la forma en que proceso la vida: escribirla, ponerla en palabras, cantarla en un poema.

LV: Sí. Bueno, felicidades por tu próximo cumpleaños. Y creo que hiciste como esta especie de novela de despedida, aunque no sea tu último libro, pero lo hiciste de una manera muy ingeniosa, como dijiste, mirándolo directamente y diciendo: “OK, ¿qué pasa con todos estos manuscritos inconclusos? ¿Dónde van a descansar o van a descansar o alguien más los retomará?” Pero aún así lograste contar las historias de dos de esos personajes que se niegan a ser enterrados, incluyendo a una de las esposas, digamos, oficiales de Trujillo. Y yo pensaba, bueno, ¿y ella qué? ¿Cuál fue su historia? Y ella se rehúsa a ser olvidada. Así que creo que está hecho de una manera muy inteligente, entretenida y casi meta, como mirando desde afuera. Pero aun así, nos metemos de lleno en las historias de los personajes.

JA: Sí, supongo que espero que no sea mi último libro, pero habría algo apropiado, algo que encajaría si este fuera el final.

JA: Sí, no creo que lo sea.

LV: Y aún queda la narración oral y la literatura oral, y puedo contar historias aunque no estén escritas. No puedo evitarlo, como puedes ver en esta entrevista.

LV: Bueno, has tenido una vida tan rica, y tus archivos también están ahora en el Harry Ransom Center aquí en la University of Texas at Austin. Así que eso también es un tesoro que la gente seguirá explorando, investigando y disfrutando por muchos años más. Así que somos muy afortunados de tener tus archivos.

JA: En cierto sentido, los archivos son mi cementerio.

LV: Sí.

JA: Encerrados. Ya sabes, cuidado. Si abres los archivos de Julia Álvarez, quién sabe qué personaje se va a escapar y te va a perseguir. Así que bueno, no, es algo especial sentir que los borradores y los papeles y todo han encontrado un lugar. Y no necesito una lápida. Ni siquiera necesito ser enterrada, porque mi corazón está en esos archivos. ¿Y qué más se puede decir?

LV: Sí. Recuerdo cuando estabas en el proceso de empacar y enviar cajas. Así que también debes sentirte más ligera, ¿no? Solo estar en el momento y vivir la vida y disfrutarla.

JA: Bueno, ya sabes, Liliana, si bajas a nuestro sótano o hablas con Bill, mi esposo, hay tantas cajas como las que envié hace unos años. Sí, porque hay más. Hay más. Y hay cosas que seguía pensando, ay no, pero voy a volver a esto. Necesito tener a estos personajes aquí conmigo. Pero bueno. No sé cuánto tiempo tendré.

LV: Bueno, espero que sea largo y disfrutable y fructífero y que estés rodeada de toda la gente que te quiere y se preocupa por ti y de todos los lectores. Con eso, podemos cerrar esta entrevista. Ha sido un placer tenerte aquí en Hablemos, escritoras. Te tenemos en este pódcast y también te tendremos en la enciclopedia para que la gente pueda ver todos tus diferentes libros y tu biografía. Así que, muchas gracias por tomarte el tiempo para hablar con nosotras.

JA: Bueno, gracias por tu paciencia y por permitirme, como una especie de híbrida de las dos culturas, formar parte de este increíble grupo de escritoras.

LV: Sí, claro que eres parte de él.

JA: Gracias. Así que gracias y como decimos en la República Dominicana, tal vez también en sus países: “Colorín colorado, este pódcast se ha acabado.”

LV: OK, muchas gracias, Julia.

JA: Thank you, Liliana. And Adriana, ¿podemos verte ahora, Adriana? Me encantaría verte, Adriana.

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AP: Así de linda y de amena fue esta conversación entre Julia Álvarez y Liliana Valenzuela. Me dio muchísimo gusto estar yo tras bambalinas escuchando tantas anécdotas y una manera tan comprometida de regresar a otras escritoras y otras lecturas. Qué gran evento tener a Julia Álvarez en Hablemos, escritoras. Quedamos en deuda con Julia Álvarez, con Liliana Valenzuela y con Liliana Castiblanco. Yo soy Adriana Pacheco y como siempre es un placer estar con ustedes cada semana. Nos escuchamos en el próximo episodio.