Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

María Paz Rodriguez.

Episodio 582 Acercándonos a escritoras Platicando con editoras

12/18/2024 · Adriana Pacheco

Estoy en una generación bisagra"

AP: La escritora, editora y columnista literaria chilena María Paz Rodríguez propone entre muchas cosas que ella está en una generación bisagra, en donde se juega con el texto desde la experimentación. Es un gusto recibirla el día de hoy en Hablemos, escritoras, en este espacio que se crea dentro de la Universidad Diego Portales, en donde gracias a Marcela Alejandra Aguilar, tenemos la oportunidad de sentarnos con ella. Autora de libros como El gran hotel, Cuarto propio 2011, Mala madre, Alfaguara 2015, Niñas ricas, Alfaguara 2018 y Arca, Tusquets 2024, es un gusto enorme para Hablemos, escritoras y para mí, Adriana Pacheco, conversar con ella.Hablamos de muchos temas diversos como la naturaleza y la importancia de escribir en esta época del antropoceno, Sobre animales, sobre preservación de las especies. También vamos a otros temas como la literatura LGBTQ y temas como la maternidad. Gracias a todos los que hacen posible Hablemos, escritoras llegamos a cada rincón del mundo. Este viaje a Chile y nuestra estancia en Santiago han ayudado muchísimo a nuestro proyecto crecer y aprender más sobre la gran escena literaria que tienen y el impacto que las escritoras están teniendo en él. Qué gusto que nos estemos ahora reuniendo nuevamente y yo le doy la bienvenida a María Paz Rodríguez. Estoy segura que disfrutarán muchísimo esta interesante conversación.

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AP: Pues estamos ahora platicando con una escritora que ya me habían platicado de su obra y yo tengo que confesar que en ese momento dije quiero ir a Chile y quiero platicar con ella en persona. De verdad, de verdad, me da muchísimo gusto. Muchísimas gracias María Paz Rodríguez. Estamos ahora aquí en la Universidad Diego Portales que afortunadamente la decana Marcela Aguilar Guzmán nos hizo favor de prestarnos una hermosísima sala en donde podemos conversar. Qué emoción que nos estamos conociendo María Paz, bienvenida. 

MPR: Sí, muchas gracias por la invitación. Me siento muy honrada, la verdad. 

AP: Y me encanta porque cuando llegaste se estaba yendo a Nona Fernández, entonces me dio mucho gusto verlas cómo se saludan y cómo son comunidad. Ella hablaba de constelaciones. Cuéntanos de tu constelación, de tu comunidad de escritoras acá en Chile. 

MPR: Mira, yo la verdad es que estoy como en una generación media bisagra. Hay un grupo de autoras, narradoras que son bastante más jóvenes que yo y que están fuertes así haciendo colectividad, haciendo estética, renovando un poco. Y bueno, y está la generación del anónimo, que también es mayor. Entonces nuestra generación es como media bisagra y a mí me gusta mucho como poder juntar y hacer diálogo. De hecho, con mi editorial hemos hecho varias instancias de diálogo donde juntamos, donde vemos qué es lo que está pasando entre ellas, qué estética están proponiendo, qué problemáticas hay y qué diferencias hay también en esas problemáticas respecto a lo generacional y al género, obviamente.

AP: ¿Qué interesante, se reúnen entonces para discutir, se leen un libro y ponen algunos temas que ven que están ellas abordando?

MPR: Mira, yo te diría que hay un súper interés en leernos. Muchas de nosotras hacemos talleres, narrativos o de lectura, y casi siempre, y te lo digo por mi experiencia, toca mucho invitarnos, toca mucho conversar de nuestras propias escrituras en otros talleres y así con otras autoras en los propios talleres.
Entonces eso yo creo que es algo bonito porque de alguna forma genera un círculo súper virtuoso de estar leyéndonos, estar presentándonos, estar recomendándonos. Compartir, por ejemplo, los problemas que uno tiene a la hora de escribir, a la hora de tener un proyecto y en ese sentido, claro, cada narradora con sus afinidades y cercanías y filiaciones, pero sí, yo creo que se está dando más eso. 

AP: Qué bien. Y pensando en constelaciones, no nada más es la chilena, obviamente. Tú has estado metida también en grupos a nivel Latinoamérica, lo cual me parece muy lindo y bueno, mencionemos por supuesto Latinoamérica Viva y esta iniciativa que estuviste en Guadalajara, que es un foro maravilloso, un saludo enorme para todos los de la Feria del Libro de Guadalajara, que ya pronto vendrá a la emisión de este año, ¿verdad? Platícanos sobre esa experiencia también de salir de Chile y de trascender a nivel Latinoamérica con las conexiones que haces. 

MPR: Mira, la verdad es que eso fue algo muy fortuito, porque yo hice un proyecto para llevar a cuatro narradoras a una mesa en la FIL y propusimos una actividad de conversación. Yo había recién publicado Mala Madre, esto fue en 2015, entonces venía con todo el tema la promoción. Estaba fuerte la promoción acá en Chile y cuando surgió la oportunidad de que nos ganamos el proyecto para hacer esta actividad, que era una mesa muy divertida en realidad, un diálogo entre cuatro narradoras, entre comillas, “amigas” y de pronto, bueno, me llamaron. Me dijeron oye, te quieren invitar a esta mesa de diálogo, yo no conocía a ninguno de los otros autores, eran casi todos, eran todos hombres de hecho, y yo en ese momento era chica igual. O sea, tenía cierta preparación pero no me había tocado estar, claro, me había tocado estar en Perú presentando mi libro en una feria del libro, pero claro, esto fue como más fuerte. Y fue súper nutritiva la experiencia. Es nutritivo hablar con otros narradores y de distintos países y las preguntas que surgen ahí en una instancia como Guadalajara, donde de verdad hay interés, donde de verdad cada actividad aunque no conozcas a la autor o autora se llena. Entonces eso yo lo valoré mucho, fue algo que creo que me hizo crecer. También como en el desplante, en el qué es lo que propones tú finalmente.

 

AP: Claro, ¿tú naciste en Santiago o es donde naciste?

MPR: Sí, en Santiago.

AP: Qué bien, qué bien y estudiaste también acá, eso es maravilloso.

Vamos a platicar de tus libros y me gustaría dar un tributo al trabajo de Cuarto Propio. Y bueno, estuvo también aquí platicando conmigo Marisol Vera, a quien le agradezco muchísimo se haya tomado el tiempo. Tu primer libro sale con esta editorial legendaria, legendaria, El Gran Hotel. ¿Qué fue para ti a ser aceptada en una editorial así con el primer libro? 

MPR: Mira, yo primero tendría que decirte que la industria en ese momento era muy, muy, estaba recién armándose un cuento con las micro editoriales. Que hoy son boom aquí. Entonces Cuarto Propio era aun más heavy entrar, porque claro, habían lo que le decía tu hija, habían dos editoriales grandes transnacionales, Planeta y Penguin y luego venía Cuarto Propio, LOM y un par más, y luego lo otro era bastante artesanal. Y en Cuarto Propio tuve la suerte, yo nunca pensé, te lo digo bien abiertamente, yo nunca pensé que a alguien le iba a interesar esa novela. Era una novela muy experimental. Era una novela que en esa época estaba publicando Alejandro Zambra y la estética general de lo que se publicaba iba en un tono mucho más realista, mucho más lineal. Y El Gran Hotel es una novela que partió de un poemario. Entonces del poemario apareció esta voz narrativa de esta mujer y de pronto, claro, había una pequeña trama. Y yo la verdad nunca me imaginé que eso iba como a tomar forma y a alguien, a alguna editora le iba a interesar.  Y me gané la beca de creación por ese libro. Entonces ahí como que hubo, claro, se prendieron más antenas, yo ya estaba prometida con Cuarto Propio. Y cuando salió fue muy bonito porque la verdad es que tuvo muy buena llegada, muy buena crítica. Y creo que se abría como un nuevo flanco, como una escritura que quizás podía apuntar una cosa más pop, más experimental, que jugara con el texto, que jugara con la fragmentación, por ejemplo, con la poesía, con la música. Y por ahí fue, por ahí se fue dando. 

AP: ¿La experimentación te parece a ti como uno de tus recursos que buscas en el momento de escribir? 

MPR: Sí, la verdad es que yo creo que mi evolución narrativa, Adriana, siempre va a tender hacia el lirismo, siempre. Es como como que no tengo que forzarlo. Mi trabajo duro es cuando tengo que bajar a la acción, al diálogo, a la escena. A mí los corrientes de conciencia, yo entro ahí y puedo estar cien páginas. Pero lo otro es lo que me pasó como a la madre, que dije quiero escribir una novela entre comillas “normal”. Como inicio, como en una clave donde quizás no hubiera que saber de literatura para poder leerla quizás. Y desde ahí, claro, plantear personajes más complejos, plantear escenas más complejas, plantear diálogos, voces, etcétera. Pero siempre se sale lo otro. Siempre esta cosa más experimental como que irrumpe. Todavía no he podido escribir esa novela lineal, realista, etcétera, y quizás no lo haga nunca, pero sí está. Creo que la palabra, creo que el lenguaje, está la idea de la cosa, del texto. Pero por otra parte está esto otro, está como corriente subterránea del lenguaje que se va colando y que va siendo una realidad paralela por el espejo del libro.Y por ahí, claro, quizás se aparece esta idea de jugar con el lenguaje para poder, y con la estructura también. 

AP: Claro. Ahorita que estás hablando de Mala madre, en algún momento escribimos en el blog de Hablemos, escritoras, pensando en este mes de mayo, que es cuando se celebra en varios países del mundo a la madre, o ahora tenemos que decir a las cuidadoras también, para darles también un lugar y un espacio. En todos los títulos de libros que tienen en el título la palabra madre, o mamá, y obviamente Mala madre pues representa una gran generación que es maravillosa que está tocando el tema de las maternidades.

MPR:  Sí, claro.

AP: ¿Platícanos cómo es que surge Mala madre, por qué esa necesidad de escribirlo, en un momento en donde se está hablando tanto del tema?

MPR: Claro, mira, yo ese libro lo escribí chica, creo, no sé. Esto está basado en una historia familiar. Estuvo basado en un fantasma que había por ahí, y un poco la fan, era una historia bastante sabrosa, entonces aprovechar quizás ciertos hitos de la historia fue algo que se fue planteando cuando fui armando la trama. Pero en principio yo siempre pensé esa novela como una especie de expiación. Como una especie de redención respecto a esta figura familiar femenina, y un poco como a ponerla y visibilizarla y entenderla. Entenderla yo. Para poder explicarme quizás ciertas cosas incluso personales. Entonces, en la medida que fui investigando un poco la historia y que me fui metiendo ya más en la trama, en el personaje en sí, a la protagonista. Bueno, me fui como desafiando en términos de lo que te explicaba antes, como de poder sostener una novela de 300 páginas donde hay varios personajes, hay varias escenas, hay tiempos. Tengo que alternar tiempos, tengo que alternar pasados, entonces surge como esta idea de historia para purgarla. Pero de pronto se convirtió, claro, en esta novela extensa, quizás como más “canónica”, entre comillas, no es canónica la palabra porque me carga, pero entre comillas. Claro, se fue dando que mucha gente la leyó y no necesariamente gente que estaba vinculada al mundo de los libros. 

AP: Claro, entonces de alguna manera también tenías como una expectativa de quién iba a ser tu lector, mientras estuviste escribiendo, estabas consciente.

MPR: Mira, nunca. Por suerte, Adriana, me gusta tanto escribir y me gusta tanto ese estado mental, emocional. Y te diría casi espiritual, pero no quiero caer en el cliché, que por suerte no pienso mucho en la industria, a pesar de estar muy metida en la industria. Porque creo que eso juega malas pasas al texto. Entonces, Mala Madre fue un libro de verdad bien de la guata, por decirlo, ya fue bien visceral. Y por otra parte, también era un libro que no sé si… no es que yo escriba por escribir, yo sé que ya una vez que uno publica es probable que vuelvas a publicar. Pero tuve también ahí mucha suerte porque Andrea Viu, que en ese momento era la editora Alfaguara, quiso leerlo. Ella me conocía, me había leído El Gran Hotel y le interesó. Le interesó sobre todo porque la historia le parecía atractiva y, bueno, enganchó con el libro, le gustó y lo publicamos y ahí, bueno, empezó. Empezó como ya más fuerte.

AP: Me encanta. El primer libro sale con Cuarto Propio, el segundo, Mala Madre, sale con Alfaguara, después vienen Niñas Ricas con Alfaguara otra vez y después, bueno, tenemos esta belleza encima del escritorio, Arca, que aparece con Tusquets. Qué maravilla estas cuatro editoriales, estas tres editoriales que te están publicando cuatro libros y, bueno, de alguna manera para ti también debe de ser como, no un compromiso, porque no quiero ponerlo así, pero un reto, ¿no? ¿Cuál va a ser la escritura y cómo va a ser la escritura? ¿Cómo ves tú misma este ejercicio de escribir cuando sellos editoriales que tienen volúmenes grandes, que tienen además miles de solicitudes, están escogiendo tus libros, ¿no? Y yo trabajo muy de cerca con Penguin y con todas las editoriales que están cerca, adentro de Penguin, y veo que hay un trabajo también ahora actualmente mucho de buscar escritoras nuevas, ¿no? De transformar.

MPR: Mira, yo estaba hablando antes con tu hija respecto a este como scouting que hay, ¿verdad? De narradoras. Yo creo que el panorama latinoamericano y hispanohablante está cambiando de forma...hace rato, pero creo que hoy hay una red muy sólida de narradoras y de imaginario nuevo que viene como a destronar un poco estéticas antiguas o anteriores. Y que a mí me parece fascinante. Entonces yo creo que la editorial tiene que estar haciendo constantemente scouting de estas voces que vienen a narrar eso, que vienen a conectarse con esta red. Hay un mapa nuevo, y eso me gusta mucho lo que está pasando como en términos de, por ejemplo, Mariana Enríquez, Samantha Schweblin, Mónica Ojeda, la misma Camila Sosa. Está vuelta a Latinoamérica, está vuelta al espacio rural, por ejemplo, está vuelta al mundo quizás más espiritual, el demonio, ¿verdad? El mundo de lo folclórico. Entonces yo creo que hoy todas las editoriales están buscando la nueva X. Hay como un scouting fuerte de eso, y lo mismo la agencia literaria. Y en ese sentido, yo creo que uno no sé si siente un compromiso respecto a una calidad literaria tipo... como ya estoy en tal sello, entonces voy a escribir de una manera. No, yo creo que, por lo menos para mí, el trabajo como narradora es irlo perfeccionando yo. Yo aprender, yo entender, yo entender lo que quiero decir, hacer, y cómo voy a hacer eso. Y ahí estoy harto rato, me demoro años. Cada libro mío salío entre cuatro o cinco años por lo bajo. Entonces, para mí, creo que he sido muy afortunada de haber contado con la mirada y con el interés de estos sellos grandes, y a la vez también con el interés de los lectores y las lectoras. Si eso la verdad es que yo no puedo dejar de mirarlo, porque al final del día, por muy que estés en un sello, si no te leen tampoco vale, ¿te fijáis? Entonces tener gente que de verdad está leyendo, que de verdad está analizando, que te invitan a conversaciones, que te invitan a talleres... es una parte de la escritura que es bien linda, emocionante y te retroalimenta un montón. Hay cosas que yo no me imagino que están en mis libros y que me las dicen de pronto lectoras, sobre todo lectoras, y uno dice ¡guau! La vuelta que le dio, ¿verdad? Eso creo que es algo muy bonito y muy gratificante, quizás. 

AP: Me encanta cuando las escritoras parten de esa idea también de sencillez, de generosidad, un poco hasta de humildad, de decir, bueno, las cosas se han dado así, y qué afortunada soy de que se han dado así.

MPR: Yo creo que tengo una estrella que me ha acompañado, porque de verdad que hay tanta gente haciendo cosas, hay tantas narradoras talentosas, hay tantos libros buenos y que no ven la luz, o bien que los toman sellos más pequeños y ahí quedan. Y este es un trabajo que al final hay mucho de autogestión también, o sea, al final, bueno, te tienen que conocer para que tu libro pueda también generar cierto interés. Ahora, yo por mucho que existan las redes sociales y la prensa, yo confío en el boca a boca. La verdad es que no existe mejor red ni mayor visibilidad que la recomendación personal, la verdad.

AP: Sí, sí, sí, es buenísimo. Ayer estuvimos en Jalla presentando lo que es el proyecto crítico de Hablamos, escritoras, porque tenemos este segmento con estos episodios que salen cada tres meses, porque es muy difícil hacerlo, aunque tenemos los podcast que salen dos por semana y es una cosa muy activa.
Editar el episodio crítico dura muchos meses de preparación y después varias horas de edición. Y una de las cosas que más me gusta de esto es que sientas a cinco críticas a la mesa a hablar de un tema específico y la condición es que tienen que recomendar escritoras y libros en algún momento de su intervención. Y después esto se arma en un collage maravilloso que es la mesa de conversación. Y bueno, ahí es en donde sale este boca a boca, porque oyen el podcast y entonces ya también están escuchando decir, a esta escritora no la conocía, nunca la había escuchado.  Y bueno, pues viene tu libro Niñas Ricas. Y con Niñas Ricas pensé cuando vi el título en un libro icónico y legendario que se llama Las Niñas Bien de Guadalupe Loaeza, que lleva al cine, que por cierto, quien está escuchando les recomiendo mucho la entrevista que tenemos con Alejandra Márquez, que ella lleva a la pantalla al cine el libro Las Niñas Bien. Mucha gente ni siquiera sabe que está basada en un libro y es una película en donde, de alguna manera, como tú lo tocas ahí en este libro, la sociedad tiene esta cosa monumental y enorme de los individuos, cómo se gestionan dentro de esta sociedad y de estas micro sociedades que se están dando adentro de esta gran sombrilla. Y bueno, ahí es muy interesante también cómo hay conductas que se han normalizado y cosas, actitudes que de alguna manera las vemos como parte de nuestra vida. Cuéntanos un poco de las apariencias, de la identidad, de todos estos círculos de lo que sucede en Niñas Ricas

MPR: Mira, ese fue un libro puente, fue un libro que yo dije quiero soltar la mano, quiero hacer algo quizás no tan comprometido como una novela, entonces salieron estos cuentos que son igual bastante largos todos. Y un poco cuando ya estábamos en un proceso ya más de lectura del libro con mi editora, me di cuenta que el eje en común tenía que ver con tres cosas. Primero, problematizar la clase. Sobre todo pensando que en Latinoamérica y en Chile en particular, el tema de la clase es tan marcador y tan significativo respecto a tu parada en el mundo. Y bueno, yo quería, y me fui dando cuenta con el tiempo, quería poner eso en la mesa y discutirlo y presentarlo con personajes de carne, de decir, bueno, estas son las que todos odiamos. Estas son las que encarnan esa cosa tan despectiva, sobre todo del mundo cultural, estas niñas. Sin embargo, claro, al final cualquier mujer en cualquier parte, guardando las proporciones obviamente, es víctima de una estructura patriarcal, es víctima de un rol, es víctima de un deber ser, es víctima de una convención y estas son todas niñas que se salen de la fila. Son todas niñas que buscan un lugar propio, que buscan salir de la jaula de oro y muchas de ellas a través de la sexualidad. Hay un cuento sobre una relación lésbica, hay una mujer que no puede embarazarse, que hoy es un tema muy muy fuerte, común entre las mujeres. Yo asumo que ya van a empezar a salir narrativas respecto, por ejemplo, a la infertilidad, que no es menor, ¿verdad? Entonces, fue un libro que se fue gestando como un ejercicio para de pronto darme cuenta de que sí, que había algo común, que era como, voy a representar no este mundo porque a mí no me interesaba decir ni cuántos tenían ni dónde iban. Eso no es relevante para nada, es un escenario casual. Pero son niñas que están cubiertas a nivel económico. Sin embargo, todas están en un proceso de crisis importante respecto a que justamente por estar ahí, bueno, tienen que comportarse y ser de cierta manera, y respecto a eso viene el castigo, ¿verdad? Que es lo que finalmente sucede en cada uno de los cuentos. Entonces, va por ahí. Esa fue un poco la intención que yo no sabía, fue como una intención medio inconsciente y discutimos mucho el título del libro porque es polémico. Era un libro que podía causar mucha incomodidad en un momento en que estábamos pre estallido social. El mundo, aquí en Chile al menos, el tema de la clase es muy agredido, es muy criticado y con todas las razones del mundo, ¿verdad? Pero a veces yo creo que en literatura uno tiene que tratar de pasarse un poco. O sea, creo que es mejor pasarse que quedarse atrás. Se fija y irse por lo conocido, por la sandía calada. Yo creo que es mejor buscar y ver si total siempre las polémicas al final algo mueven. Por algo son también.

AP: Sale en el 2018, tienes razón, el estallido social viene en el 2019. ¿Y qué acogida estuvo? 

MPR: La verdad que fue genial. Tuvo una segunda edición a los dos meses. Llegó a un grupo que yo no tenía tanto acceso, que son las chicas jóvenes. Las chicas que están en un rollo de búsqueda de identidad sexual. Yo tenía un público más adulto con Mala Madre, de mujeres quizás mayores, mi edad por ejemplo y mayores, pero con Niñas Ricas fue mucha, mucha niña joven, mucha chica joven y también muchos hombres. También se rieron mucho. Es un libro que fue en su momento bien polémico y a la vez también querido. Yo lo veía sobre todo en redes, porque hasta el día de hoy me siguen subiendo, etiquetando, reseñando, etcétera. 

AP: Qué maravilla, qué maravilla. Y bueno, pues acá tenemos Arca. Qué bonitas ediciones las de Tusquets, me encanta. Además toda la historia de Editorial Tusquet y de dónde viene. Como que ahorita para nosotros Tusquets es como, bueno, pues una editorial más. Fue una editorial que en su momento empezó también como independiente. 

MPR: Como Anagrama también. 

AP: Claro, y que viene como de un ímpetu interior, que era poder publicar a escritoras de todos los lugares y de todos los géneros. Bueno, yo tengo una especial fascinación con el mundo acuático. De hecho, mi primer inclinación fue estudiar biología marina. Mis papás no me dejaron porque tenía que irme a vivir lejos, a otro lado y en fin. Entonces siempre se queda eso marcado. El mar significa mucho para mí. Estos animales enormes y pequeñísimos, pequeñitos que se mueven en el agua. Me parecen totalmente fascinantes. Y el hecho de ir a verlos me parece casi casi un ritual, un tributo. Siempre y cuando cuide uno no invadir sus espacios. Varias veces he ido a ver ballenas, las ballenas, especialmente estos cetáceos enormes, que para mí es incomprensible que sean mamíferos. La manera en que se comunican. Es mágico. Es totalmente mágico. Me encantó la portada de Arca desde que lo vi, porque de alguna manera las ballenas a veces bailan de esta manera, que es vertical dentro del agua, para saltar. Muchos para prepararse para saltar

MPR: Y para el parto también.

AP: Y para el parto, que es una de las cosas que hacen mucho en nuestras zonas, en donde nosotros, por ejemplo, pensando desde Estados Unidos del Pacífico, bajan a lo que es Puerto Vallarta y esa zona. Al revés de la Antártica, a veces suben, ¿no? Y entonces mucho la zona del cono sur es fascinante. Sí. Y bueno, pues entonces tardaste años en escribir Arca y te encantan las ballenas y te encanta todo esto. Qué gusto, qué gusto tener una aliada en esta maravilla que son los animales acuáticos. 

MPR: Sí, sí, creo que la ballena es un animal tan mágico, tan musical en cierta forma, tan simbólico, tan literario, ¿verdad? Y yo siempre quise escribir una novela…con las ballenas sin saber mucho ni de qué iba a decir, ni por qué, ni nada. Pero es como una fijación con el animal en sí, con su estructura familiar, con su forma, ¿verdad? Con su forma de habitar. Y luego, bueno, de algún modo la historia fue un poco armándose. Yo tuve varias inspiraciones en el camino, con lo que fui un poco articulando la trama y qué personajes iban a ir desarrollándose ahí. Cuáles iban a ser quizás los temas a trabajar o los problemas que iban a surgir, que también fueron muy posteriores, Adriana, porque la verdad es que sería muy fresca yo, muy patúa, como decimos en Chile, de decir, no, tenía todo resuelto. No, yo partí con un esquema y la reescribí tres veces, la verdad. La última reescritura fue octubre del año pasado. Porque era una novela bien ambiciosa y bien compleja en términos de cómo aunar el mundo marino y toda esta investigación científica que hay detrás, con la historia y la complejidad de estos personajes que tampoco es tan normal, ¿verdad? Son personajes extraños, desarraigados, en un triángulo raro donde hay lesbianas, hermanos, hay como todo un enredo, ¿verdad? En términos de vinculación afectiva emocional. Entonces, poder juntar ambos mundos fue como un desafío para mí, la verdad. Y creo que recién ahora, así ya cuando me ha tocado hacer esta entrevista, como recién ahora hablando, me doy cuenta de que iba realmente. Pero sí, una novela que yo quería, claro, ambiciosamente quizás, pero que al final se fue dando también desde su propio pulso, problematizar el trauma familiar, el mundo de la espiritualidad, el mundo del deseo, de los triángulos amorosos. ¿Por qué se dan? ¿Cómo? ¿Que nada es fijo? Estos amores, estas identidades tan líquidas, estos afectos líquidos que existen hoy, que se están cuestionando tanto, sobre todo en el mundo académico, como ya no existe solamente esta polaridad, hombre-mujer, masculino-femenino, sino que hay una cosa móvil super interesante y que a mí me atrae mucho, la verdad. Entonces de ahí se fue dando esta cosa líquida en Arca, que mezclaba todo.

AP: Claro, estás además hablando de la hermandad y esta relación filial que me parece muy interesante ahora como se está hablando tanto de los hermanos, como se está hablando un tanto de los hijos, y esa mirada que tienen hacia los padres y hacia ellos mismos en estas relaciones entre uno y otro. Platícanos un poco acerca de Lucas y Alia, porque son personajes muy interesantes como están construidos. 

MPR: Mira, ambos vienen de una especie de pequeño desastre personal, los dos vinculados a algo afectivo, en el caso de Lucas tiene que ver con su no paternidad o paternidad rechazada, y en el caso de Alia en su incapacidad de ser madre. Entonces en eso hay una vinculación con sus propias filiaciones y desde ahí se encuentra con Laura, y Laura se convierte en este lugar, en este especie de túnel hacia el deseo y hacia la expiación y hacia la belleza también. La belleza a través de este sufrimiento que ambos están purgando ahí. Porque Laura es música y Alia quiere escribir una novela sobre Laura y Lucas quiere intentar protegerla. Entonces ahí se armó un triángulo que viene inconsciente en esa búsqueda. Que tampoco fue muy pensado por mí, se fue dando como de entender de dónde viene, por ejemplo, por qué algo nos atrae, por qué creemos que en esa persona hay algo que nos va a satisfacer y que de pronto se desvanece, ¿verdad? Y que es el deseo al final, es móvil. Entonces en ese sentido yo no quería escribir una novela con resoluciones, tipo el amor triunfó o no triunfó, es otro tipo de pregunta quizás, tiene que ver más con la complejidad de lo que estamos buscando cuando nos relacionamos. 

AP: Qué maravilloso, les recomiendo muchísimo este libro, además está estrenándose, así que eso es lindo empezar. Si quieren conocer a una escritora, pues desde el final o desde el principio, ¿verdad? Bueno, pues además eres editora y fundaste una editorial, Neón Ediciones, ¿verdad? Esto fue en el 2015. Cuéntanos, cuéntanos de esta aventura, qué han publicado desde esa fecha hasta ahora. 

MPR: Mira, desde literatura coreana hasta clásicos tipo Virginia Woolf, de todo. Neón Ediciones partió siendo un proyecto de narrativa emergente latinoamericana, así. Y en un momento publicamos a Francisco Ángeles, autor peruano tremendo, su novela Austin, Texas, 1979, que me hubiera gustado traértela de regalo porque es una gran novela. Publicamos, bueno, Carmen García, que ella es poeta y narradora chilena, publicamos un montón de narradores y narradoras que fueron tomando lugar, ¿verdad? Fueron teniendo sus lectores a través de Neón y el proyecto siempre fue libros que todos pudieran tener acceso, porque además el formato de los libros Neón es bastante pequeño, es muy de bolsillo y es muy cuidada la edición. Y de pronto, bueno, abrimos la posibilidad de tener un sello aún más pequeño y aún más económico de clásicos y traducciones de bolsillo. Es decir, desde George Eliot, Virginia Woolf, Katherine Mansfield, Lovecraft, y que la gente tuviera acceso a la lectura de manera barata y con libros que se pudieran andar trayendo, que pudieran ellos usar y llevar para todas partes y que no fuera... y esa colección la verdad es que ha sido muy bonito plantearla, pensarla, ahí hemos trabajado codo a codo con distintos traductores. Entonces Neón ha sido una experiencia que ha ido creciendo. Luego nos embarcamos en esta idea de armar un proyecto con la literatura coreana, estamos viendo ahí con una aliada que tengo para justamente armar un sello, ya que aquí la literatura coreana tiene bastante llegada, tiene bastante público, muy interesante. 

AP: ¿Y por qué?

MPR
: Yo creo que pegó primero la música, aquí los chicos y las chicas bailan mucha música coreana, se consume mucho producto coreano, se consume mucha comida coreana, entonces hay un interés muy...está lleno de series coreanas en Netflix, en un montón de otras plataformas, entonces ¿por qué? No lo sé, es raro, pero es interesante. Entonces Neón es como un editorial donde básicamente trabajamos narrativa, nos estamos abriendo a la no ficción y para mí ese trabajo es muy querido, porque la verdad es que yo creo que editar libros que no son tuyos es otra forma de escribir, es un ejercicio de imaginación, de un trabajo con el lenguaje bien exhaustivo, pero también de estar conversando con autores y autoras y pensar sus propios textos y repensar finales y repensar escenas y cortar y esto y lo otro y conversar y conversar hasta que de pronto en dos cabezas surge la cosa misma, verdad, lo que es. Entonces yo agradezco mucho, por lo general, cuando estoy editando no estoy escribiendo, entonces es otro modo de relacionarme con la literatura y me ha traído mucho, me ha enseñado mucho, me ha enseñado mucho. Desde tener que vender los libros a las ferias, hasta elegir la portada, hasta mandárselo al periodista, hasta toda la cadena completa, hasta bueno por cierto editarlo. Pero es un trabajo que yo adoro y tengo también de nuevo suerte de que nos haya resultado.

AP: Qué bien, ahora el mover los libros es mucho más difícil, a veces es el reto más grande, vas a las ferias, ¿de qué otras maneras salen? 

MPR: Nosotros tenemos una distribución, están en librerías más de nicho en general, no tenemos tirajes tan grandes. Vendemos por nuestra propia página y por Busca Libre que yo diría que es la plataforma que más vende aquí. Pero sí, la verdad es que la mayoría de los, hay una cosa muy loca con las ferias Adriana, que a las ferias llega tu lector. A las ferias llega el chico que sigue a Neón o la chica que sigue a Neón en redes sociales y va a buscar el libro que vio y que le interesó. Entonces tú tienes ahí un contacto directo con tus lectores, tu lectora, que es algo también bien especial, porque en realidad tu ahí dices, bueno te gustó esto, entonces mira este, está por aquí, están en la misma clave, hay un registro parecido o hay una historia parecida y vas enganchando y mantienes la lectura. Pero igual de todas maneras tenemos los canales tradicionales, distribución a librería, venta digital, además nosotros todos nuestros títulos están digitalizados, todos, todos tienen ebook.

AP: Qué maravilla, bueno pues es otra oportunidad para el lector, sobre todo si no está en Chile, no tiene manera de llegar a los libros. Y bueno pues si tienes muchísimos títulos, acá estoy viendo que tienes por ejemplo Francisco Ángeles que ya lo mencionaste, Carmen García, Paulina Flores, maravilloso. Estás también, has participado como jurado en el concurso literario Iquique, En cien palabras de Fundación Plagio, cuéntanos para ir cerrando esta conversación sobre tu función también como promotora, porque de alguna manera como editora ya estás promoviendo. Y esto pues es una extensión de este perfil tuyo de promover la literatura. Está por ejemplo en la Fundación Cultural de Providencia, y Mujeres Protagonistas del Ministerio de la Mujer. Cuéntanos acerca de eso. 

MPR: Mira la verdad es que yo llevo ya, diría casi 12 años haciendo clases, y haciendo talleres. Mi vinculación con la enseñanza y con la promoción de la lectura y de la escritura es una de las fuerzas que me mueve. Ser jurado es de alguna manera promover que cualquiera puede escribir en este tipo de concursos. Son concursos no especializados, sino más bien de relato breve, de relato ubicado en un espacio, que trabaja en el territorio. Entonces poder acceder a hacer talleres con ellos, de poder elegir leerlos, leer lo que se produce en regiones por ejemplo, es una cuestión bien interesante. Porque además cambia por año, entonces eso también es una cosa móvil. Y de alguna forma creo que está súper vinculado a mi trabajo como profesora, desde la universidad donde es un campus, donde estás enseñando otras formas de acercamiento, porque es más canónico, es más docencia. Versus la idea del taller, donde hay otro tipo de discusión, hay otro tipo de trabajo que es más personalizado, que es mucho más íntimo con tus talleristas. Yo creo que al final, para mí por lo menos, todo lo que yo he hecho de mi vida está vinculado a la lectura y a la escritura, todo. No tengo ningún trabajo que no tenga ese móvil, todos me gustan mucho, la verdad es que me nutren desde distinto lugar, creo que enseñar es una maravilla. Bueno, tú aún me imagino que haces clases, sabes de lo que te estoy hablando. Sabes perfectamente de la energía que genera de darle a alguien una idea que jamás había pensado. Eso yo creo que bueno, que te quedas con eso al final, que todo el show del libro, de la prensa, la red social, bueno, el típico show, pero el momento que uno atesora creo yo que tiene que ver con eso. Con esa instancia, con el otro, desde lo que importa, que tiene que ver con la literatura. 

AP: Me encanta, se nota tu compromiso, se nota tu pasión, el cariño de hacer esto del oficio, porque después piensa uno, bueno, las escritoras es fácil esto y nada más es un libro y otro, y además se van a este lugar remoto en donde están solas y tienen todo el tiempo del mundo para inspirarse y escribir, y no es así. No, no es así. Y además, curiosamente, siempre terminan teniendo, no siempre, no todas, obviamente como todo, pero un compromiso también en la enseñanza y en querer difundir y publicar a sus pares y a sus colegas y a quienes nos antecedieron, que se me hace un acto de grandísima generosidad. Sobre todo cuando ediciones baratas o más económicas, le das acceso a otras personas al libro, eso es maravilloso. 

MPR: Yo creo que hay que hacer un trabajo rescate, sobre todo en términos de género. O sea, yo tengo un radar respecto, por ejemplo, Zelda Fitzgerald, la vamos a publicar ahora, vamos a publicar un libro, bueno, publicamos el año pasado un libro de Matilda, que es de la Mary Shelley, vamos a publicar un diario Obrera Feminista Chileno, o sea, a mí el rescate de voces que no pudieron tener un lugar en su momento, me parece una tarea súper, una responsabilidad que hay que tener hoy. Porque claro, hoy las mujeres tenemos espacio y nos quieren leer y nos quieren publicar y pareciera ser que estamos como de moda, verdad, y seguramente es una forma de la industria de, bueno, qué es lo que está ahora. Pero yo creo que el tema del rescate de narradoras y de voces es fundamental. 

AP: Y fíjate que ahorita estás tocando un tema muy importante, sí, es fundamental editarlas y publicarlas, por otro lado, para la crítica, por ejemplo, es fundamental que las estudien y que las revisen, ¿no? Como decía Marisol Vera, la crítica es importante para que podamos leer, para que podamos extender también esa lectura. Porque a veces llegan a los lectores, pero la crítica hace otro trabajo, entonces ustedes creo que hacen un excelente trabajo y a nosotros nos toca difundirlo. Nos toca como críticos difundirlo de manera seria, está fantástico, los Booktubers y todos los que existen por ahí, pero es muy distinto, es muy distinto. Y obviamente que haya estudiantes que hagan disertaciones doctorales, tesis de maestría, en una escritora o en varias escritoras que hagan revisiones panorámicas, que revisen las redes que se están construyendo, cómo se están hablando entre ustedes a través de sus obras. O sea, es fundamental, porque obviamente abrimos otros espacios para pensar los libros.

MPR: Exactamente, y ahí como para cerrarlo aquí, yo creo que siempre se habla de que bueno, que con las redes sociales, con las plataformas de mass media, pareciera ser que la gente lee menos, yo estoy totalmente, yo creo que hoy acceso a la lectura de tantas maneras y que los, no sé, la otra vez me entrevistaron y todo el mundo tiene un libro. Todo el mundo tiene un libro guardado, o sea, y todos quieren publicar y hay mucha gente leyendo y mucha gente buscando literatura y eso yo creo que...

AP: Me gusta tu visión optimista. Me encanta.

MPR: Sí, soy optimista.
Tengo un lado muy cínico, un lado muy orco, como le digo yo, pero quiero creer. 

AP: Eso es maravilloso. Pues qué gusto, qué gusto tan grande María Paz, que hayas venido. Gracias, gracias por tu tiempo, por tu generosidad y por escribir estos libros tan maravillosos. Gracias.

MPR: Qué linda, muchas gracias a ustedes. Qué buen proyecto, la verdad. 

AP: Muchísimas gracias.

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AP: Una vez más, muchas gracias a María Paz Rodríguez por acercarse a este micrófono y por permitirnos hacer esta entrevista. Qué dicha haber conocido más de su obra y haber leído sus libros. Muchísimas gracias también al equipo de Hablemos, escritoras que hace posible este episodio llegar con ustedes cada semana. En la edición de podcast, Christian Josephi, Ingeniería de Audio, Fernando Macías Jiménez. Andrea Macías y Brenda Ortiz, todo el equipo de Social Media, Gráficos, Arte, Promoción, Difusión, Marketing. A nuestros colaboradores Liliana Valenzuela, Francesca Dennstedt, Anjanette Delgado, Isabel Ibáñez de la Calle, Rosemary Salum, Teresa López Pellisa. Gracias a nuestro equipo LAM, Gabriela Polit, Gisela Kozak, Lorena Amaro, Marta Bátiz, Mónica Velázquez, Dunia Gras, Mónica Szurmuk y a nuestro equipo de traductores Alice Banks, Kathleen Meredith y William Howard. Yo soy Adriana Pacheco y me da muchísimo gusto cada semana llegar hasta todos los espacios en donde nos escuchan. Los esperamos en el próximo episodio. Hasta la próxima.