AP: Esto es Hablemos, escritoras en su temporada de primavera para compartirles una conversación con la escritora chilena Paula Ilabaca. Bienvenidos a este proyecto, podcast, reseñas, biblioteca, enciclopedia con lo mejor por la literatura de escritoras de origen hispanohablante. Hacemos llegar hasta ustedes sus voces, obras, retos, proyectos y las historias que alimentan su imaginación literaria. Conversamos con poetas, críticas, ensayistas, dramaturgas, editoras, traductoras, promotoras literarias y más. Hacemos presentaciones de libros, reseñas, audiolibros y libros en traducción. Los scripts de nuestras entrevistas y todo nuestro material está disponible en texto, en inglés y en español en nuestra página web. Los invitamos a visitarla. www.hablemosescritoras.org. Hablemos, escritoras es una organización sin fines de lucro que llega hasta ustedes desde Austin, Texas. Los invitamos a contribuir con este proyecto, con nuestra campaña permanente de donativos y a que visiten nuestras tiendas en versión digital Shop Escritoras Books en Bookshop y en versión en audiobook en Hablemos, escritoras Audiobooks en Libro FM. Ahí encontrarán muchos de los libros de escritoras que mencionamos en estos podcasts. Yo soy Adriana Pacheco y me da muchísimo gusto recibirlos el día de hoy.
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AP: A la escritora chilena Paula Ilabaca la conocimos y la entrevistamos en Santiago de Chile. Ella es escritora, docente y editora. Se ha dedicado a la escritura de poesía, narrativa y podcast. Y ha escrito mucho también como guionista en sus dos temporadas del podcast Crimen. Es fundadora y directora de la microeditorial Castor y Póllux y ganó el PEN Awards 2023 en la categoría traducción de poesía y el premio Pablo Neruda, Juegos Florales y Premio a la Crítica. Bueno pues estamos aquí en la Universidad Diego Portales y me da muchísimo gusto estar en un espacio de tantas cosas buenas, de tanta enseñanza, este departamento de comunicación que dirige la gran amiga de este proyecto, Marcela Aguilar Guzmán. Nos ha abierto esta puerta maravillosa y además también otras amigas nos han abierto una puerta muy grande con Paula Ilabaca, como por ejemplo Mariana Hales, que nos hizo favor de hablarnos de su obra. Yo estoy muy agradecida con Mariana por todo lo que nos ha ayudado en esta bienvenida a Santiago de Chile. Y aquí estamos Paula Ilabaca y yo, vestida ella de verde, que es uno de mis colores favoritos, este verde seco. Bienvenida Paula.
PI: Muchas gracias a ti, bienvenida también acá a este espacio de la Universidad Diego Portales. Pasan muchas cosas, hay muchos escritores y escritoras, así que es mutuo el cariño que tenemos por este espacio.
AP: Qué bien, tú das clases en esta universidad.
PI: Yo doy taller de introducción a la poesía, así que es bien desafiante, pero al mismo tiempo yo siempre digo de mí misma que solo se hacen dos cosas bien en la vida, una es escribir y la otra compartir lo que aprendió, porque enseñar ya son palabras mayores, pero sí me siento muy cómoda en el aula. Llevo ya casi, no sé, 20 años en aula, pero hace muy poquito haciendo talleres en aula que llegan los estudiantes y es un aula llena de gente.
AP: Yo recuerdo que cuando empecé a dar clases, daba clases en preparatoria, daba yo clases de tacones y parada. Nunca me sentaba, para siempre tuvieran esa idea, porque hace muchísimos años en donde tenías siempre como que esa barrera con los alumnos, pero después de unos días, unas dos semanas de que ya se daban cuenta de que las cosas iban por otro lado, entonces me sentaba yo con ellos y ya éramos amigos, éramos parte de una comunidad para yo aprender de ellos, más que ellos aprender.
PI: Sí, esa es la verdad, uno aprende mucho también porque son nuevas generaciones, nuevas formas de relacionarse con la palabra, así es que una generación también de memes, de muchos post en Instagram y cosas que cuando yo empecé a escribir poesía no existían, así que también por ahí es bien desafiante y entretenido, me encanta como conocer sus códigos, aprender de ellos, es muy bella.
AP: ¿Y qué te dicen ellos? Ay, mi maestra escritora y te lee y te siguen y después vienen y te comparten cosas.
PI: Me han compartido cosas, algunos me confiesan que no leen de mi obra mientras sea su profesora, eso me gusta mucho también, como que prefieren como conocerme como en ese ámbito más académico y después de eso leen mis textos, pero para mí es súper importante el taller, yo me formé en talleres de literatura, tanto en la universidad como también en centros culturales, así que para mí el taller es la pandilla, como decimos acá en Chile, el grupo de amigos que se defiende, que se protege, que arman un grupo así como heterogéneo en voces, pero también que están ahí todos juntos y juntas, trabajando y reflexionando, dialogando, disintiendo también, que me parece súper importante y nada, me llena de alegría y de energía hacer clases, así que soy muy feliz en ese ámbito.
AP: Bueno y esa conversación va a salir en un podcast, pero Paula además tiene un podcast, y tiene un podcast que tiene mucho que decir sobre él, porque tienes, bueno, algo que me parece muy interesante, es esta idea del crimen, esta idea de lo que se puede decir de la literatura, o de los libros, o de la cultura, de la poesía, de la narrativa, a través de una herramienta como esta, un micrófono y después que salga a los celulares, a las computadoras, cuéntanos cuál es tu impresión acerca de los podcasts, cómo ha funcionado esto, cómo surgió.
PI: Para mí los podcasts son súper interesantes, como lo que nos ofrece de manera auditiva, lo versátil que es, no sé, ir caminando, ir en el metro, ir en la micro, como decimos acá en Chile, y yo llevo mis audífonos y voy en otro mundo, compartiendo metafóricamente, cierto, con otras personas que están conversando, así que fíjate que el podcast en el que yo trabajé, ahora estamos preparando la tercera temporada, me invitaron como guionista. Ya no fue una idea mía, conocí a Marco Silva, que es un hombre de radio aquí en Chile, que lleva mucho tiempo trabajando en radio, en vivo, digamos, y él tenía una idea de hacer un podcast sobre crimen, y nos conocimos en la difusión de mi primera novela policial en la radio, él me entrevistó junto a dos periodistas más, y ahí hicimos mucho enganche en cuanto a los temas, y después comenzamos a juntarnos, y de ahí empezamos a armar como la idea del podcast. Y ahí yo le dije, tienes que conocer a mi papá, porque mi papá es policía, en retiro ya, está jubilado de la policía civil, llegó a ser el tercer hombre de la institución, entonces tiene un montón de historia, y ya entrevistándolo a él, empezaron a surgir los capítulos y todo eso. Así es que a mí me tocó la parte de hacer el guión de mi padre. Así es que fue bien, bien freudiano, bien así, claro, sí, y también conocer historias que yo, porque uno piensa que siempre uno escucha las historias de los padres, la madre, el padre, como ya la escuché mucho muchas veces, pero me enteré de muchas cosas que no conocía de su oficio. Y también fue, hablando así como muy personalmente, fue muy importante para mí conocer a ese padre. Porque un padre policía es un padre que no está en casa, yo fui criada por mi madre, tuve la suerte que mi madre decidió quedarse en casa cuidándome a mí y mis dos hermanos, y claro, era la década de los 70, fines de los 70, principios del 80, que eran decisiones, las mujeres ya estaban entrando al ámbito laboral, ella renuncia a su trabajo y se queda con nosotras, y fue maravilloso tenerla en casa y estar siempre con ella, porque el papá estaba trabajando y era una época también difícil. Así que por ahí que yo entro al equipo de guionista, volviendo al tema del podcast, y bueno, me tocó editar toda la parte que habla mi padre, entonces lo tenía que escuchar, ir como transcribiendo todo lo que dijo, y después ya empecé, me empezaron a dar como más libertad para entrar a los guiones, para participar en el equipo creativo, producción. Así que fue una tremenda experiencia, tremenda. Porque después escuchar el producto, que es distinto, porque tú publicas un libro y lees el libro, pero en este caso es como, escucho lo que escribí, lo que edité, y también saber que hay muchas otras personas escuchándolo, y eso es bien como impactante.
AP: Y además, no te pasa que a mí me pasa mucho, imagino en dónde me están escuchando, en qué circunstancias. En algún momento piensa uno que nadie lo escucha a uno, y dice uno, es que nadie escuchará esto, en los seis años que tenemos con Hablemos, escritoras, pues hemos tenido unas sorpresas así. Estaba en un congreso, y al final, en el momento de las preguntas y respuestas, levanto la mano, me paro, y digo, soy Adriana Pacheco, y no sé cuántas personas se voltearon a verme porque reconocían mi voz. Se me hizo, me dio muchísima ternura, muchísima emoción, que hayan reconocido la voz, y eso es otra cosa, te conviertes en una voz, por lo mismo tienes que ser muy cuidadoso de lo que dices y de lo que haces. Cuéntanos también de ese aspecto que también tiene un límite.
PI: Sí, mira, el trabajo que hice en el podcast fue muy parecido a lo que hago cuando estoy escribiendo. Entonces había mucha edición, no estaba mi voz ahí, pero aparecían los créditos. Entonces a veces me pasaba como, oye, yo escuché un podcast que tú trabajaste como al revés de lo tuyo, no me habían escuchado, pero si escuchaban al final que salían guiones, las personas que habíamos trabajado parecían mi nombre. Y con un amigo empezamos este año con una idea de hacer un podcast de conversación, y sí, tiene por Instagram así como muy casero, y sí, es bien, como hay una energía muy rica ahí. Como de que está en vivo, va a quedar grabado, qué estoy diciendo, y como hacer una selección también de cómo hablo, qué digo, no digo, es bien, es bien, me gusta como el desafío de hacerla así en vivo.
AP: Claro que sí, claro que sí, y bueno, pues tú naciste en Santiago, eres chilena. ¿Qué piensas de la escena literaria en Chile?
PI: Para mí la escena literaria en Chile es una escena muy antigua ya, como que tiene mucha tradición, y los escritores, las escritoras, poetas que nos hemos ido acercando, como que nos caga un poco el peso de esa tradición. Como de, no sé, pensando en Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro. Siempre también está esta idea de las rencillas literarias que hubo en esa época. Entonces cuando uno es joven, no sé, yo ingresé a la escena literaria cuando tenía 19 años, era súper joven, como adolescente incluso, y claro, pues estaban como estas grandes voces que venían de antes. Y uno leía libros y veía cosas, etcétera, entonces encuentro que es una escena muy interesante, es muy, cómo decirlo, muy honesta. Como que hay muchas discusiones que de pronto, claro, terminan en discusiones más fuertes, pero lo que me gusta mucho siempre es que es una discusión estética. Ya no son discusiones así como personales o de cuestión, no, son estéticas, entonces eso siempre me ha llamado la atención, Tengo hace muchos años, yo diría que quizá unos 15 años, que me da vuelta a ser como un encuentro de ensayo de las personas que estamos escribiendo. Y siempre lo he conversado con amigos, los escritores chilenos son muy de bares, de ir a conversar, ir a comer juntos, entonces todo eso me parece que sería bonito como trasladarlo a un espacio, no sé si académico, pero intermedio. Como que podamos compartir, reflexionar. Hubo mucho tiempo una página, Letras S5, que aprovecho de saludar a su creador, a Luis Martínez, que él, nadie le pidió nada, él empezó a juntar todas las críticas. Empezó a hacer una página web de los años 2000, imagínate, y ahí en un momento se transformó como en una sección de cartas. Entonces alguien escribía algo y aparecía otro que le contestaba, no, muy bonito. Y siempre con harto lenguaje, como muy así, entre intenso, pero también como muy formulado, como el pensamiento crítico. Eso me gusta mucho de la escena literaria actual, y que hay muchas voces, hay muchísimas voces que están. Porque me tocó desde la pandemia hacer talleres con personas inéditas, que yo creo que pasó eso a nivel mundial, que gente se vio en la casa, se vio encerrada, buscó formas como de ordenar sus papeles, sus propios archivos y no sé qué. Y me tocó conversar con poetas ya que llevaban escribiendo 20 años, nunca habían publicado, y empezó también con deseos de publicar, así, porque, y por qué yo no. Entonces eso también me parece que es una, acá en Chile decimos algo muy gracioso, un refrán como que levantas una piedra y sale un poeta, como que te pones a conversar con alguien y dices, ah, yo también escribí una vez y ando con algo. Así que me parece una escena literaria intensa, demasiado honesta, somos muy frontales acá en Chile. Pero me parece que es maravilloso, como me gusta ese espacio de seguro, donde yo puedo hablar con alguien, discutir con alguien, y después, puede que pase más, puede que no nos saludemos en un tiempo, pero después seguimos tan compañeros como siempre, así que eso es muy entretenido acá.
AP: Qué interesante, qué maravilla lo que estás diciendo, porque se hace una comunidad a través también de la revisión de los otros, y no de ignorar lo que hacen los otros, sino las conversaciones salen, precisamente porque está uno leyendo lo que los otros están escribiendo. ¿A qué poetas lees tú, de tu comunidad dentro de Chile, a quienes admiras, a quienes regresas, a qué libros regresas?
PI: Sí, yo siempre regreso a Gabriela Mistral. Para mí me parece que es insondable, o sea, es una vastedad, que cada vez que tomo un libro de ella me asombra, me enloquece, como me inspira. Me parece que es una tremenda, tremenda autora que la estamos recuperando. Ya llevamos yo creo que unos 12, 15 años que Gabriela Mistral es lectura en todos los talleres, que siempre estamos como del lado de ella. Y bueno, de poetas más jóvenes, claro, yo tengo un grupo de amigos que empezamos a escribir juntos en la década, a fines de los 90, que nos marcó muchísimo. No hay para qué explicarlo, pero yo era la única chica en el grupo de varones y diversidades, porque en ese tiempo era así, cierto, era como que una era la elegida, el resto que fue muy crudo. Entonces yo también, personalmente, después empecé como a hacer mis alianzas con otra escritoras, autoras. Y empecé como, y todos también, porque crecimos juntos como poetas, ahí está Héctor Hernández Montecinos, que mi gran amigo hasta el día de hoy, está Pablo Paredes, Diego Ramírez, Rodrigo Gómez, ya, y también yo después empecé también mi trabajo de construirme como esa mujer del grupo, y empezar también a hacer alianzas con otra autoras, y ha sido bellísimo. O sea, de verdad, ha sido increíble. Tengo ahora dos muy buenas amigas que escriben novela negra, Julia Guzmán y Valeria Vargas, y con ellas compartimos todo, lecturas, series, cuando estamos bloqueadas con algo de nuestras propias escrituras, nunca nos mostramos los textos, pero hablamos de eso, como, mira, estoy en esto, tengo esta duda, mira, pasa en esta escena, y nos hemos acompañado mucho. Y este año publicamos las tres juntas, así que estamos súper contentas. Nos tocó de casualidad, por esas cosas de la vida, empecé yo con La mujer del río este año, después fue el lanzamiento de Julia, Cuando un infierno a otro, un conjunto de cuentos negro, y ahora viene Valeria Vargas con Mono. Así que ahora ya, mis amigos están siempre presentes, pero ya tengo más amigas.
AP: Ahorita que estás hablando de ser la única mujer en el grupo, me recuerdo, recuerdo la conversación que tuve con Claudia Kerik, que ella estuvo en el grupo de Roberto Bolaño. Y era un grupo que también, bueno, pues primero, principalmente eran hombres, y ella también cuenta algo parecido de ser como la elegida de ese grupo, y eso me parece muy interesante. Uno de los temas, de los muchos temas que tocas en tu obra, es precisamente lo doméstico, lo familiar, la intimidad, la identidad. Y mucho en el entrecruce entre raza y género, y de alguna manera siento que hay unos géneros literarios que abordas para ciertos temas, y hay otros géneros literarios, una cosa es la narrativa y otra cosa es la poesía. ¿Cómo es que tú sientes con qué género literario vas a abordar tal tema, o cuáles son los temas que te están capturando, como diría Rosa Montero, tus obsesiones?
PI: Sí, bueno, mi obsesión es, mirándolo en otra perspectiva, por supuesto, siempre ha sido como la violencia contra las mujeres. Es algo que me impacta sobremanera. Y que claro, cuando uno es más joven y está empezando a escribir, es muy potente ese encuentro, ¿no? Como en la escritura uno ve cosas que pareciera que no las estaba viendo antes, o que había vivido muy insumidas en ellas. Y en la actualidad, fíjate que más que elegir si es una novela o un cuento, bueno, cuento nunca he publicado, pero tengo algunos borradores por ahí, pero en la actualidad pienso mucho como en los ritmos, como sonaría. Entonces por ahí que elijo si es que va a ser poesía, si es que va a ser novela. Llevo ya 10 años dedicada a escribir novela, y para mí en este momento ese es como el formato, o la forma que necesito para decir esos temas que me están dando vuelta, que estoy visualizando. Pero claro, en un momento fue la poesía, porque también tenía otra, había otro ritmo en mí, había como otras pulsiones, habían otras cosas que me hacían decirlos de esa forma como más sintética, más simbólica. Como todo lo que ocupa la condensación también de la poesía, me gustaba mucho, pero ahora la novela es distinto porque uno se despliega. Como que se tiene que desplegar todo el lenguaje.
AP: Pero escribiendo poesía, lo has hecho muy bien, ganaste el premio Pablo Neruda, o sea, qué maravilla. Cuéntanos de esa experiencia, haberlo ganado, cómo te enteraste, cómo te dijeron que habías ganado el premio.
PI: Estaba trabajando y me llamaron por teléfono para decírmelo. Y sí, así como, hola te llamamos de la fundación, y yo dije, ah, me están llamando porque yo había sido becaria de la fundación en el 2007. Entonces de pronto te llaman para invitarte a alguna, pero yo lo primero que pensé así como, por qué no me mandaron un mail. Así muy como, hola, sí. Y me dijeron, hola, te queremos comunicar que eres la ganadora del premio Pablo Neruda este año. Y me puse a llorar. Fue muy emotivo, yo hacía poco había tenido la pérdida de mi primer bebé, entonces fue todo como muy, y lo cuento, porque son temas que las mujeres muchas veces lo dejamos como, pero creo que mi labor también como poeta, como escritora, es abrir estos temas. Y me acordé de todo lo que la poesía me había dado. Y me acordé de algo muy particular, que cuando tenía 32 años, me invitaron a Oslo, a Noruega. Entonces me acuerdo que ya, claro, todo el congreso participaba, los conversatorios, y uno trabaja mucho y tal. Pero me acuerdo que la última mañana en Oslo, fui a mirar al mar del norte, y dije, hoy es donde me trajo la poesía. Como nunca dudar, ser muy disciplinada. Yo como muchos autores y autoras, he estado con manuscritos que todos me han dicho que no, y sigo con el manuscrito, y el manuscrito al final se publicó. La perla suelta, por ejemplo, que es mi libro como premiado hace poco, gracias a la traducción de Daniel Borzutzky. Nadie creía en ese libro, todos me decían, ¿por qué estás escribiendo esto?, pero qué escándalo, y ¿cómo se te ocurre hablar de masturbación?, y ¿por qué no escribes otra cosa? Y yo seguí, seguí, seguí, porque era lo que quería hacer, y necesitaba decir esas cosas. Hablar de esos temas de esa forma. Tenía mucha rabia. De hecho, cuando trabajamos con Daniel, por Zoom en pandemia, sobre la traducción del libro, había muchos coloquialismos chilenos que tenían que ver con masturbarse, con eyacular, no sé. Y Daniel me decía, ¿qué significa esto?, ¿cómo lo puedo decir en inglés?, y yo así como… Daniel tenía 26 años, yo estaba muy enojada, porque en un momento como que uno ya está más grande. Ahora tengo, soy mamá de un niño y que ya tiene siete años, entonces era como volver a esa juventud. Pero nunca renuncié, nunca renuncié a ninguna cosa que yo creyera que, nunca renuncié a lo que yo pensaba que era lo que tenía que hacer.
AP: Bueno, pues entonces, después llega una novela, y a ese es, es una decisión grande, ¿no?, o sea, ya estás tomando pues una línea con la poesía. Ganas un premio, eres reconocida. Pero de repente piensas, bueno, también puedo escribir narrativa. La Regla de los Nueve, ¿cómo es?, ¿qué es ese cambio de un género al otro?, ¿y qué te dio este libro?
PI: La Regla de los Nueve fue un cambio también como muy orgánico. Estaba escribiendo sobre una, era una voz en el fondo, nunca lo planteó como una narración. Una voz que hablaba de su hijo, que era un poeta, y lo mal que se llevaba, perdón, su madre con este hijo, y lo terrible que era. Y de ahí empecé a hacer ficción, a hablar de recuerdo. Y empecé a dejarme llevar, y me gustaba. Y bueno, igual para nuestros auditores y auditoras, mi poesía en un inicio fue en verso libre, pero siempre ha sido poema en prosa. Entonces tampoco estaba tan alejada de lo prosaico. Entonces era distinto, porque claro, había que articular muchas cosas más, los personajes, etcétera. Pero la novela La Regla de los Nueve es una madre que está contando la historia de su hijo, y nos enteramos de los otros personajes a través de cartas, trozos de vida. Entonces una novela como bien experimental y bien híbrida, mi primer acercamiento.
AP: Y bueno, de alguna manera también después vas entrando, acabas de decir que tu papá era policía. Y tú estás, tú también en algún momento estuviste cerca del oficio, y entras en un género, que es el género policíaco. Y pensé automáticamente en dos escritoras argentinas, en Florencia Etcheves, que les los invito a que escuchen su podcast, es muy bueno. Y obviamente Claudia Piñeiro. Que las historias desde este punto de vista, que es novela negra, que es misterio, y que es lo policíaco, pues te da otro rumbo. Qué es lo que sucede contigo, y cuáles son también los temas que te permite el género abordar.
PI: Sí, bueno, el género me permite seguir como inmiscuyéndome en esos secretos. Yo crecí en un barrio, en la comuna de La Florida, que está bien alejado del centro de Santiago. Puras casas pariadas, muchas villas, pasajes. Entonces La Regla de los 9 trata un poco de eso. Como qué ocurre pasado la pared, qué ocurre cuando cruzas la calle, cuando ves al vecino a la misma hora. Y por ahí como que me fui encantando con esto, y me parecía que la novela negra era el tema que me servía para hablar de estos recuerdos, de estos fragmentos que tenía en mi memoria. Y después ya la decisión surgió cuando ya aparecieron crímenes. O sea, en mi primera novela, el hijo de esta madre que está contando su vida, de ella con su hijo, muere en extrañas circunstancias. Aparecen unos detectives, y lo digo muy así porque iban apareciendo a medida que escribía. Y después en Camino Cerrado ya fue una historia que escuché a mi papá un día contando una historia, y la reformulé y la armé para, que es la muerte de dos amantes, donde el amante ya no está obsesionado con ella, ya no quiere estar con ella, y ella por el contrario quiere seguir con él, y un día decide matarla. Entonces por ahí empecé como a mezclar todo. Y bueno, hice mi segunda novela, Camino Cerrado, y ahí aparece mi detectiva Amparo Leiva, que tuvo una pequeña aparición en La regla de los nueve, y aparece ya Amparo, Amparo Leiva que es mi detective.
AP: ¿Y es tu alter ego en algunas cosas, en la personalidad?
PI: Yo como soy polémica, siempre digo que mi alter ego es Gabriel, que es la obsesión de Amparo. Con este joven misterioso, pero yo creo que tengo un poco de los dos. Pero Amparo sí me representa en muchas situaciones, como el despojo que tiene, esto de ser seria, como de ser una mujer como capaz. Pero por dentro como con sus oscuridades, sus cosas poéticas.
AP: Qué maravilla. ¿Y La mujer del río?
PI: En La mujer del río me voy hacia la década de los 80. Es una historia real, un aborto clandestino que termina, fallece, porque no es precisamente un asesinato. Pero la pésima idea que tienen estos médicos falsos, porque era un dentista con un psicólogo, es descuartizarla para hacer desaparecer el cuerpo. Entonces fue bien potente, y para ese caso, como mezclé, para esa novela, perdón, como mezclé true crime, o sea, historia real con ficción, ahí apareció Mercedes Torrealba, que es una detective, madre de un adolescente, en la década de los 80. Subida a sus tacones con su maquillaje, sus peinados ochenteros, sí. Así que ahí también apareció una compañera para Amparo, porque en mi cuarta novela quiero juntarla a las dos, hay que investigar un caso.
AP: Ahí estoy pensando en Catedrales, de Claudia Piñeiro. Porque el tema del aborto, que es un tema del que en algún momento he escrito algo, especialmente ahora con todas las cosas que están pasando en Texas y en Estados Unidos, con esto de haber quitado Roe vs. Wade, pues es un tema actual que tenemos también que abordar. Y aquí me lleva a la siguiente pregunta, que algo me parece muy interesante: tú tienes a estos detectives y tienes que construir su personalidad, pero de alguna manera ese detective también se convierte en un juez. Es juez y parte de alguna manera, porque está analizando y está tomando o tratando de no tomar partido, porque tiene que ser, entre comillas, neutral. ¿Cuál es la problemática para ti, cuando escribes narrativa, de definir y delinear estos personajes para que sean verosímiles, para que la historia fluya de manera en donde el lector vaya viendo la acción y se involucre más en el libro?
PI: Sí, yo me propuse, como dijo la crítica Patricia Espinosa sobre La Regla de los Nueve, que era una novela tristísima, que me gustó mucho eso. Me propuse siempre la derrota. Es decir, todos mis personajes detectives están derrotados, están con problemas personales que no los dejan, es que pasa algo como que la investigación no deja que resuelvan sus problemas personales, ni los problemas personales los dejan que estén plenamente inmiscuidos en la investigación. Y por ahí entra la verosimilitud, porque efectivamente, sobre todo pensando en las mujeres. El otro día tuve una conversación con mi padre, me decía, yo nunca llegué tarde al trabajo, yo siempre andaba a la hora, porque yo iba un poco atrás a una clase y él me estaba acercando. Y yo le dije, claro, porque estaba mi mamá en la casa nunca llegó tarde. Pero ahora yo soy madre, mi hijo es la mañana, no quería ir al colegio, tuve que contenerlo, tuve que conversar con él, y por eso me atrasé, y se quedó totalmente callado. Sí, entonces me gusta esta idea de estas detectives mujeres, que claro, están en un mundo de hombres que quieren ejercer su carrera, porque de verdad están enamoradas de la investigación, pero también tienen cosas extrañas que, por ejemplo, Amparo se obsesiona con este caso de Gabriel. Mercedes Torrealba es mucho más pragmática, ella quería resolver el caso y recibir como lo máximo para los detectives, que aparezcan en el diario, la prensa, pero no se lo permiten. Entonces eso me hace pensar en la derrota, como que tienen momentos, por supuesto, que hay pequeños éxitos o pequeños avances, o que resuelven, siempre lo resuelven. Y por ahí también va esto del juez, porque claro, él tiene que ser, y hay muchas conversaciones en La mujer del río, entre Mercedes, su ayudante, el detective Cueva, entre Mercedes y su jefe, que es Cáceres, con respecto a la significación también de esta mujer. Y que ahí es complejo, porque tienes que tensionar muchas cosas que uno sabe, como en este momento estoy haciendo, estoy en estudios doctorales, entonces tengo mucha teoría, entonces también hay que tensionar esa teoría, la ficción, el entretenimiento, porque no vamos a decir que una novela negra no está... es entretenida, tiene acción, tiene un montón de cosas. Entonces tengo que estar como... pero me encanta estar haciendo esas acrobacias. Me siento como que estoy así tuuu, como que a punto de caer, y siempre pienso que no me voy a caer, porque si escribí poesía y tuve tanta valentía en la primera parte de mi vida como escritora, no me voy a caer. Y quiero mucho a mis personajes también, como que me... ya Mercedes, y ahora aparecieron otros personajes que no las tenía en cuenta, y también me están pidiendo así como que escriba sobre ellas, que son unas detectives que son gemelas. Te doy una primicia, por favor, que no salga, que no salga de aquí.
AP: Qué maravilla. Ahorita me haces pensar en una ahijada que quiero mucho, y si escuchas este podcast, Carla, un saludo enorme. Ella quiere ser policía, ella fue policía, ella fue jefa de seguridad del municipio, del estado. Y de alguna manera esta maternidad, ahorita que decías llegar tarde porque hay que contener a los hijos, pues siempre es esta doble función de las madres, y ahora que ella tiene niños pequeños, pues está ahí metida también en estos...en este raya, en este límite en donde ¿qué soy realmente? Soy madre, soy profesionista.
PI: Es un tema muy, muy actual. Y qué tanto dejamos, qué tanto también... yo tengo mucha suerte que mi madre me apoya mucho, es mi red, así, la raíz de todo. Es mi red, junto a mi padre también, me acompañan con mi hijo. Pero claro, uno de repente se ve superada, como que dice, bueno, estoy acá, y eso que yo no soy policía, o sea, yo escribo sobre ello, pero uno así como, la clase, el doctorado.
AP: Claro, pero no, pero no eres, claro. Pues algo que me parece también muy interesante, tienes... o sea, cómo hablar de ti, si voy a empezar la conversación en un podcast, después hablamos de poesía, y ahora estamos hablando de narrativa y de policíaco, y ahora voy a hablar con una editora. Entonces cambiamos la máscara, y entramos a esta micro editorial, Cástor y Pólux, que además me encantó el nombre, qué atinado, me encanta, ¿Cómo funciona? ¿Por qué la abren? ¿Cuáles son los retos? ¿Quiénes están en este equipo? Y algunos de los títulos, cuéntanos un poco.
PI: Sí, Cástor y Pólux la fundé cuando me gané el premio Neruda, que era un premio en dinero, y yo dije, ya voy a hacer una editorial. . en ese tiempo con mi expareja, el padre de mi hijo, nos pusimos la meta de publicar libros de autores menores de 30 años, como para que tuvieran ese lugar que para nosotros a fines de los 90, a principios de los 2000, era muy difícil, ¿no? Así que ahí nace Cástor y Pólux, y hasta el momento tenemos títulos de poesía, ya vamos en 23 títulos, cómo ha pasado el tiempo. Y claro, estoy ahora abriendo una, quiero abrir tres líneas de narrativa, una de, que ya la comenzamos ya con dos autores, de narrativas complejas, experimentales. Quiero abrir una línea solamente de erotismo, de textos eróticos, y otra de negras, criminal y negra. Así que estoy súper, yo misma que he experimentado tanto en la escritura, quiero irme más como a los formatos, que los encuentro bien transgresores. Como de permitirse seguir un formato que funcione de esa manera, y bueno, y también pienso en el erotismo, sobre todo por Annie Ernaux, que con ese libro Pura Pasión, que es maravilloso. Entonces claro, en el fondo, contar una historia, contarla bien, y que también tenga este nicho. Me encanta como la idea de los nichos, quiero deconstruir un poco en lo que va a la novela latinoamericana actual, que es como tan todo, y es tan muchas veces como totalitaria, como poesía, experimentación, imágenes, y eso. Y yo quiero volver al libro pequeñito, donde hay una historia y un protagonista, y pasan cosas, y eso me tiene muy entusiasmada.
AP: Qué bien, pues muchísimas felicidades. Pues felicidades por toda una trayectoria, Paula, vienen seguramente muchos libros y muchos proyectos, muchísima suerte también, y otros premios tienen que venir también.
PI: Ay, gracias Adriana. Ha sido un gusto, un gusto compartir este momento contigo.
AP: Igualmente, muchísimas gracias.
AP: Esta fue nuestra conversación con Paula y Ilabaca. Quedamos en deuda con Marcela Aguilar Guzmán, quien nos ofreció un maravilloso espacio para tener esta conversación. Gracias también a Lorena Amaro y a Mariana Hales, que hizo posible que llegáramos a esta brillante escritora. Hablemos, escritoras es producido en Austin, Texas, para hacer visible la obra y el trabajo de escritoras provenientes del mundo hispanohablante, contemporáneas y de todos los tiempos. Muchos de los libros que mencionamos en nuestros podcasts están disponibles en versión digital en Shop Escritoras Books de la plataforma Bookshop y en versión de audiolibro en Hablemos Escritoras Audiolibros en Libro FM. Síganos en Spotify, Apple Podcasts, iVoox, YouTube y en todas sus plataformas de preferencia. La producción de Hablemos, escritoras es por Adriana Pacheco y Andrea Macías. Edición por Christian Josephi. Ingeniería, mezcla y música original por Fernando Macías Jiménez. Preparación, administración, social media, imagen Brenda Ortiz. Colaboradores de proyecto Liliana Valenzuela, Francesca Dennstedt, Anjanette Delgado y Isabel Ibáñez de la Calle, Rose Mary Salum, Teresa López Pellisa, Valeria Rey de Castro, Julia Santibáñez. Mesa LAM, Gabriela Polit, Gisela Kozak, Lorena Amaro, Martha Bátiz, Mónica Velázquez, Dunia Gras, Mónica Szurmuk. Traductores Alice Banks, Kathleen Meredith, William Howard. La imagen de Hablemos, escritoras es gracias a Enigma y la plataforma NaZO Labs. Todos los derechos reservados. Yo soy Adriana Pacheco y me dará mucho gusto recibirlos en el próximo episodio.