Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

Teresita Giacamán.

Episodio 607 Acercándonos a escritoras Conversando con cineastas y guionistas

03/20/2025 · Adriana Pacheco

Contar el viaje mental que es la violencia"

AP: Teresita Giacamán es la tercera generación de familias palestinas y sirias que llegaron a Chile huyendo de conflictos bélicos. Hoy ella es promotora de la literatura y además escritora. Es un gusto para Hablemos, escritoras recibirla el día de hoy en este episodio que está dedicado todavía a todo este viaje tan maravilloso que hicimos a Santiago de Chile. Hablemos, escritoras se produce en Austin, Texas. Está dedicado a hacer visible la obra de escritoras contemporáneas y de todos los tiempos. Estamos celebrando nuestro séptimo aniversario y nuestros más de 600 episodios. No dejen de seguirnos en las redes, suscribirse a nuestro newsletter y estar pendiente de todo lo que hacemos cada semana. Enriquecemos poco a poco este panorama tan maravilloso de las escritoras del continente, el Caribe y España. Yo soy Adriana Pacheco y me da muchísimo gusto haberme encontrado con Teresita Giacamán en Chile y hoy tenerla en esta presentación. Que la disfruten.

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AP: De nuestro viaje a Chile sacamos muchísimas cosas muy lindas, muy buenas, de verdad que país tan maravilloso con tantas cosas que ver, que hacer y con una escena literaria muy interesante. Además con una gran comunidad que me dio muchísimo gusto conocer. Pero mucho antes de que hiciéramos este viaje, apareció un ángel guardián de esos que aparecen cuando hacemos estas cosas tan maravillosas que es hacer Hablemos, escritoras, que por cierto hoy es su cumpleaños número siete, así que cumplimos siete años al aire y bueno pues apareció Teresita Giacamán y me dio muchísimo gusto que nos contactara para platicarnos de una escritora muy interesante de la que hablaremos más adelante. Bienvenida Teresita, muchísimas gracias por sumarte a Hablemos, escritoras.

TG: Muchas gracias Adriana por tenerme en este espacio, es un honor para mí como escritora emergente ser entrevistada y quedar en el registro de esta suerte de enciclopedia tan importante para la literatura latinoamericana.

AP: Al contrario, nos da muchísimo gusto y sí bueno estás hablando como escritora emergente, el espacio siempre estará abierto también para quienes empiezan con un primer libro, pero tú tienes una trayectoria muy interesante dentro de lo que es la literatura y desde el activismo también. Platícanos un poco acerca de tus orígenes, de tus orígenes familiares que me parece que es un tema que viene mucho a colación ahora con los tiempos actuales.

TG: Sí claro, yo siempre digo que los orígenes de mis familias tribales están en una situación política trágica hace muchos años, décadas. La familia de mi madre por parte de la abuela, que es mi bisabuela, venía de Siria, se vinieron a Chile escapando de la guerra turca-otomana y por parte de mi papá, también la misma generación es de inmigrantes palestinos que vienen de Bethlehem, de Belén, también antes de la primera guerra, para buscar una nueva vida, buscar nuevos horizontes, escapar del servicio militar obligatorio y poder criar una familia, hacer negocios y con una mano atrás y otra adelante. Las dos familias, si bien por la parte de mi papá tenían algunos grados universitarios, eran más intelectuales, por el lado de mi mamá eran personas de origen muy humilde, panaderos, de tradición, de pueblo, entonces de ahí viene mi genética más directa, de refugiados, de personas que inmigran con problemas de persecución, entonces hay todo un bagaje como de guerra pero de guerrear, de luchar, que está dentro de mí y mucho también de nómada, que se demuestra en cómo he vivido mi vida también.

AP: Claro y de alguna manera ellos siguieron sus tradiciones, tú creciste también conociendo estas dos tradiciones y bueno ahora la chilena.

TG:  Sí, claro, las dos familias son familias cristianas, no son musulmanas, por lo tanto la diferencia cultural tiene que ver con idioma, tiene que ver con costumbre de los mismos países, pero hay una raíz religiosa común que une a Chile y a estos inmigrantes que comparten la misma religión, por lo tanto sí recuerdo los asados, las comidas árabes, las tías hablando el árabe, sentarme con ellas y aprender a hacer la comida con ellas, los tíos jugando el taule que le llaman en Inglaterra como backgammon, entonces sí lo recuerdo y sí lo tengo muy presente y mis últimas tías viejitas que murieron todas tenían acento, todas hablaban árabe perfecto y está siempre y está dentro de mi sangre y me hubiera gustado tener más contacto y haber estudiado árabe o haber viajado más, pero con la situación política en que hemos estado ha sido siempre de alto riesgo cualquier viaje para allá.

AP: Claro, pero además tú vienes del periodismo, ¿verdad? y entonces eso te ha hecho también viajar y explorar otros lugares, viviste en Estados Unidos, ¿verdad?

TG:  Sí, claro, en 2009 me fui a estudiar un máster en literatura a la Universidad de Reno, Nevada, ahí fue cuando hice contacto con Emma Sepúlveda, porque Emma Sepúlveda era compañera de mi madre en el colegio aquí en Chile y ellas se encontraron y ahí Emma le contó que estaba trabajando en Estados Unidos, no se veían hace décadas, no se veían hace mucho tiempo y Emma quedó muy interesada en conocerme porque en esa época yo ya estaba trabajando en guiones, en televisión y ficción y quedó muy interesada y le habló del programa de maestría que había en la Universidad de Reno, entonces yo fui a estudiar el máster allá en literatura hispanoamericana y ahí nos unimos mucho con Emma porque también me puse a trabajar en el Latino Research Center y entré en una cultura totalmente diferente a la mía, que me encantó conocerla porque en el fondo te demuestra que las realidades no necesariamente son iguales como las vives en tu país y eso te permite desenmarcarte de estereotipos y de identidades y poder empezar de nuevo una vida nueva, como empezar un libro nuevo.

AP: Qué bien, qué maravilla, no sabía de esa cercanía con Emma y bueno quienes están escuchando, Emma Sepúlveda tiene muchísima tradición en Estados Unidos y tiene un libro que además nos parece lo más interesante, lo que está aportando en la historia chilena. Pues muchísimas gracias por ese contacto, la verdad es que quedamos muy contentas de poder conversar y entrevistar, les recomendamos mucho esta entrevista con Emma Sepúlveda. Y ahora estando estudiando, desde venir primero del periodismo y después de la literatura, en algún momento tú misma te has convertido en una especie de promotora, has también ayudado pues a crear vínculos y a crear, a construir estos puentes. Platícanos un poco más de esta visión tuya sobre la literatura y lo que está sucediendo dentro de Chile.

TG: Mira, yo creo que más que la literatura nos vamos a remontar a cuando fui a Estados Unidos. Yo decidí no vivir en Estados Unidos por varias razones que tienen que ver con la idiosincrasia, pero por otro lado nunca me voy a olvidar de mi paso por Estados Unidos justamente por lo que me enseñó. Y una de las cosas que me enseñó y que me liberaron mucho de muchos estigmas que yo tenía es que en Estados Unidos, si a alguien le va bien, tú abrazas a esa persona o tratas de acercarte a esa persona para que a todos les vaya bien. En cambio aquí en mi país yo venía de una cultura donde al que le va bien lo tratan de bajar. Entonces yo siempre me sentí fuera de lugar, pero cuando fui a estudiar allá y me di cuenta de que mis compañeros se interesaban por lo que yo estaba haciendo, me preguntaban genuinamente mi punto de vista, los profesores te dejaban ser, me di cuenta de una forma de trabajar diferente y de ver la vida diferente, donde unidos y con fuerza llegamos a más. Entonces desde esa perspectiva, cuando Emma comenzó a conversarme sobre el libro, yo le propuse hacer una colaboración y crear su identidad digital, porque Emma tiene casi 30 libros escritos, pero no tenía una identidad digital y hoy en día nos movemos por identidad digital. Entonces empezamos agarrándonos de su última novela, Cuando mi cuerpo puede ser tu casa, que habla sobre las mujeres de Colonia Dignidad, sobre las alemanas que han sido invisibilizadas hasta el día de hoy y sufrieron tanto como los niños y como la gente chilena también y los detenidos, desaparecidos y tantas víctimas que hubo en esa secta llamada Colonia de Dignidad. Entonces de la mano de ella comenzamos a crear esta persona digital, comenzamos a posicionar el tema del libro y empezó a explotar una cosa muy bonita, donde al final hemos tenido una reciprocidad, porque si bien la estrategia de su carrera, la prensa, somos como un rebote, ella ha sido también una especie de mentora para mí. Entonces tenemos una relación muy de partners, pero al mismo tiempo trabajamos juntas. Entonces ahí también yo aproveché toda la experiencia que tenía trabajando con mi madre, que mi madre también es actriz, entonces yo ya venía con ella trabajando en su contenido, en las redes sociales, asesorándola en las obras de teatro que tenía que tomar o no, en acompañarla a producir todo lo que son los negocios que sale de eso también, porque ella como es una figura pública, tiene campaña publicitaria. Entonces se me van ampliando los horizontes según cómo va planteándose la vida. Entonces no es algo que tú planifiques y lo comienzas a hacer, no es algo que se estudie, es algo que se va haciendo en el camino. Y en el haciendo en el camino también escribí mi primera novela. Entonces si no fuera porque Emma estaba trabajando conmigo y yo me estaba rodeando de toda esa literatura, de todo ese mundo, aprendiendo mucho, yo no hubiera decidido tal vez ahora escribir mi primera novela, pero sí lo decidí porque sabía que estaba en el momento justo, con las personas correctas y con el apoyo de ella.

AP: Qué bien, qué bien que te animó, me da muchísimo gusto. Antes de empezar a hablar de la novela, cuéntanos un poquito de tu trabajo como guionista y en ese trabajo que tenías con series de televisión.

TG: Mira, a mí me encantaba, me encantaba, me encantaba sobre todo al principio, en las primeras etapas de la creación de una historia, me fascinaba, era lo que más fluía yo en diseñar las tramas, diseñar los personajes, la parte del humor, el drama, el romance, o sea la creación de la historia en general, la creación de los primeros, del primer capítulo al capítulo 15, es un goce maravilloso, pero lamentablemente la televisión termina contaminando todo, entonces cuando ya entras en la producción, hay mucha gente que opina, mucha gente, muchos criterios que tenemos que aceptar dentro del guión, donde entran criterios comerciales, donde hay atraso en la producción, entonces se le empieza a poner, como se dice en la jerga chilena, no sé si existirá en otros países latinoamericanos, ponerle agua a la sopa, ya empiezas a agarrar un capítulo y separarlo en tres y matar personajes aquí, porque el actor se peleó con él no sé cuánto, porque el director le cae bien, entonces terminas haciendo, terminas sintiendo que estás en una fábrica de salchichas, donde al final es como la gente dice, la glamorosa vida del escritor, no por favor, te despiertas en pijama, te tomas un café y tienes que producir, estés bien, estés mal, entonces finalmente me terminé desencantando, no de la escritura, sino que de la industria de la televisión, en ese momento en Chile específicamente, entonces pasé al otro lado que fue a estudiar literatura y ahí comencé a escribir, pero desde otro lado, empecé a escribir desde la pulsión interna más primitiva, eran piezas cortas, piezas pequeñas y ahí hice mi blog que se llamaba Olivia la loca.

AP: ¿Por qué Olivia la loca?

TG: Porque era muy cobarde en esa época, no tenía la valentía que se requiere para exponerte con la escritura, me daba mucho pudor, entonces yo no quería que supieran que yo escribía y me consideraba loca por escribir lo que estaba escribiendo, porque eran cosas muy irracionales, o sea, hay una mezcla entre prosa, poesía, pero la verdad es que era una pulsión, son cuentos core, pedazos que tienen un poco de poesía, algunas rimas que trataba de hacer, pero en realidad lo tomé como una especie de catarsis, estuve dos años escribiendo catárticamente en ese blog, tengo como 120 piezas ahí, que en algún momento las voy a agarrar y voy a ver, a ver si hago un compilado de Olivia la loca, porque me internece mucho lo que escribí en esa época, tenía mucho de dolor, de encanto, no sé si me enamoraba, le escribí un poema y cosas tan bonitas de una mujer de 30 años, pero yo me miro para atrás y me siento como que fue una nueva adolescencia esa época.

AP: Qué interesante, qué maravilloso, pues ojalá así lo rescates, la verdad es que esa voz fue importante en ese momento y debes de tener mucho que decir, qué maravilla.  Y bueno, pues el libro viene, Ábreme la jaula, es una novela íntima que habla de relaciones en pareja, habla también de la situación migrante, de los migrantes, lo cual es muy interesante, y bueno, la manipulación, terribles, unos pasajes que son verdaderamente duros, y esta cuestión intercultural, que también se enfrenta a veces uno a un desconocido que viene con una historia que puede ser disfrazada a través de sus palabras, a través de los hechos y pues engañar a uno y a otro, o a una y a otra. El libro se da prácticamente en la historia de la pandemia, en la época de la pandemia. Cuéntanos un poco acerca de cuándo fue el momento de escribir esta novela, cuál es la coincidencia con la pandemia, antes de entrar más a la cuestión de la trama y los personajes.

TG: Bueno, este libro es una novela, es como una mezcla entre novela y autoficción, la verdad, porque hay mucho de mi historia dentro de esta novela. Obviamente hay cosas que han cambiado, uno, por razones de seguridad, porque la persona todavía anda por ahí y puede ser un peligro, y segundo, porque también quise incorporar otros elementos que dieran un arco dramático a la historia más completo. Pero gran parte de la historia me sucedió a mí durante la pandemia, o sea, por eso tomé el contexto de la pandemia, y además que pasa algo muy anecdótico y triste a la vez, que uno de los elementos que tienen los manipuladores de la tríada oscura de la psicología, en este caso se le puede llamar psicópata encubierto, una persona con rasgos psicopáticos o narcisistas perversos, no soy psicóloga así que no lo podría diagnosticar, pero sí está dentro de la tríada oscura. Uno de los elementos que ellos ocupan, una de las herramientas, es el aislamiento social, para que la persona pierda su identidad, los líderes de secta, las parejas, los jefes, te terminan aislando de tu círculo social para poder controlarte más y meterte en la cabeza el pensamiento de, sin mí estás perdida, sin mí no tienes a nadie, yo soy tu foco, yo soy el único que te quiero, yo soy el único que te entiendo, y por eso durante la pandemia aumentó tanto el nivel, el índice de violencia machista en el mundo, porque por la fuerza del estado, de los estados planetarios, o sea del planeta, tuvimos que estar aislados socialmente, y muchas veces muchas personas se quedaron en pareja por miedo a estar solos, o simplemente los encontró la pandemia viviendo ya una situación de violencia que se agravó por esta guerra invisible que teníamos con este virus que estaba amenazando constantemente nuestras vidas, o sea agrégale también el trauma que tenemos como generación con respecto a la pandemia, que yo creo que muchas personas le han puesto atención a eso.

AP: Sí, vamos a pasar a la historia como la generación que vivió la pandemia, me da muchísima curiosidad, imagínate en 50 años, wow, claro, y los que vivieron en la pandemia, así como cuando los que vivieron en la época de la peste, así exactamente.

TG: Claro, hay un estrés postraumático que no hemos visto, postpandémico, nos costó mucho socializar de nuevo, nos costó mucho retomar hábitos que teníamos, por lo menos yo creo que quedé más introvertida incluso de lo que era antes, después de la pandemia.

AP:  Claro, pues qué pena que lo hayas vivido y que haya una voz de autobiográfico, un rasgo ahí también de tu yo contando esta historia. Algo que siento también es precisamente en el yo se crea este grado de intimidad, que de alguna manera también conflictúa muchísimo al protagonista, a tu personaje femenino, ella misma está conflictuada de manera continua y esto lo estás creando a través de una narrativa en donde ella misma está viviendo como si fueran varias realidades al mismo tiempo, que es lo que en inglés se conoce como gaslighting, ¿no? Y es pues obviamente una...

TG: Una disonancia cognitiva.

AP: Exactamente. Cuéntanos un poco acerca de esos recursos narrativos que utilizaste pensando en el libro como un elemento que iba a contar una historia pero que no podía ser tampoco una historia que fuera panfletaria, ¿no?

TG: Exacto, lo que pasa es que lo que a mí me interesaba es que después de que yo viví esta situación y quedó mi cabeza dividida en dos por el gaslighting o la disonancia cognitiva provoca eso, que tú no sabes qué es la realidad o qué no, si tú estás loca o estás bien, si él es un ángel o un demonio, se te parte la cabeza en dos y por eso logran en el fondo adoctrinarnos. En las personas de las sectas también les pasa lo mismo, no saben si el gurú realmente es Dios o es un charlatán y están constantemente con esa duda. No existe una persona que no tenga las dudas, entonces ese tipo de detalles era lo que yo quería contar para que el lector pudiera identificar el viaje mental que hace una persona desde su libertad hacia la coerción de cómo es tan delgada la línea entre la cordura y la locura y cómo al mismo tiempo está tan cercano en salir de ahí, porque como es una línea tan difusa y tan pequeña, tan leve, puede ser del material más duro que no puedes pasarlo o puede ser simplemente una hojita de papel. Entonces a mí me interesaba contar el viaje mental con todas las confusiones que yo tuve en mi cabeza y que escuché a todos mis amigos que vivieron las mismas situaciones, que también tenían en su cabeza para que las personas pudieran leer y decir, ah ok, está hablando de mí, a mí me pasó lo mismo. O ok, voy a saber más o menos cómo se piensa cuando pasa esto, esto me suena conocido, porque todos pensamos, todos creemos, tenemos la imagen de nosotros que somos fuertes y que somos imbatibles y la verdad que somos ovejitas, somos súper débiles y fáciles de ser coercionados psicológicamente y tenemos que tener esa realidad y tenemos que saber que eso existe y que todos podemos terminar haciendo cosas espantosas por ser coercionados psicológicamente. El ejemplo clásico, los nazis con Hitler, una nación entera asesinando a sus propios compatriotas y a gente de afuera por una ideología. Ahora lo que está pasando en Israel y Gaza, hay muchos soldados israelíes que han estado dando su testimonio diciendo no puedo creer lo que llegué a hacer con la gente de Gaza estando ahí, uno no sabe hasta qué punto puede llegar. También está este experimento de los años 70 muy famoso que no me acuerdo donde hicieron, no me acuerdo el nombre, pero hicieron una cárcel con estudiantes donde la mitad tenía que hacer de presos y la otra mitad tenía que hacer de guardia y los guardias terminaron haciendo cosas terribles contra los presos porque tenían poder. Entonces para mí es muy importante que las personas que no queremos coercionar a otros pero tampoco queremos ser cohesionadas, entendamos cómo funciona psicológicamente la mente de nosotros para poder tener algún tipo de herramientas sobre esto porque tenemos políticos muy peligrosos también dando vueltas.

AP: Claro definitivamente, también hay algo interesante acerca no nada más de contar la historia y la anécdota que es terrible sino también de alguna manera imaginar quién es el lector. Mientras estabas escribiendo este libro estabas pensando en un lector y qué respuestas has tenido de este libro.

TG: La verdad que ha sido asombroso porque ha sido mucho más potente de lo que yo pensé que iba a ser porque la mayoría de las personas que lo han leído ya sea por entrevistas o gente común y corriente me han dicho que se han sentido identificadas e identificados por historias personales que han tenido o por cosas que le han pasado a familiares y que ellos están tremendamente preocupados por ello o que estuvieron preocupados porque pasaron cosas terribles. Entonces me doy cuenta que la temática es mucho más común de lo que yo pensaba, o sea yo ya sabía que era más común de lo que se hablaba y que necesitamos tener más voces. De hecho ahora está muy de moda, hay un montón de podcasts que hablan de los psicópatas y todo pero yo quería justamente hacerlo de una forma donde no haya nada espectacular, donde se cuente desde justamente desde la cabeza de la persona donde no haya y la mató y la descuartizó y la enterró sino que sea algo que le puede pasar a cualquier persona, que cualquier persona puede tener este tipo de relación con un familiar, con su madre, con su padre, con su pareja, con su hijo, porque estas personalidades son muy normales. El último estudio que supe, si mal no recuerdo, que una de cada 100 personas tiene estos rasgos psicopáticos, o sea un 1%, eso significa que una de cada 100 personas en tu barrio ¿cuántas personas hay? ¿Cuántos psicópatas te puedes topar? ¿Cuántas personas con rasgos psicópatas te puedes topar? Y que son personas que lo único que buscan es su satisfacción personal, carecen de empatía, carecen de cualquier tipo de sentimiento moral, entonces no tienen ningún tipo de problema y tampoco tienen miedo, entonces no tienen ningún tipo de problema con destrozar tu vida y la vida de toda la gente alrededor con tal de saciar sus propios objetivos.

AP: La posición de escribir este libro fue para hacer algo testimonial, para ayudar, o ¿cuál fue el motivo en el que tú decidiste compartir de una manera abierta una experiencia así?

TG: Mira, hay dos motivos, uno altruista, que es ayudar a la gente y que la gente pueda frenar antes de meterse en una relación así, porque la verdad es que el daño de la relación es irreversible, uno puede aprender, uno puede avanzar, pero el daño psicológico que te provoca una relación de abuso de este tipo te deja cicatrices y las cicatrices no se borran, entonces es preferible que nadie se meta en una relación así, aunque uno no puede evitar lo que haga la gente si uno no puede evitar tampoco lo que hizo uno, pero en el fondo esa es una de las razones, pero también la otra razón fue porque yo quería transformar esta tragedia que me sucedió, o este dolor, o esta pena, esta disociación, destrucción, todo lo oscuro que puedas poner en algo hermoso, y para mí escribir mi primera novela me estaba definiendo nuevamente como ser humano, me estaba dando un plus, me estaba reconstruyendo mi autoestima, por lo tanto fue como un gol de chilenita, como le dicen, en el fondo creo que agarré la oscuridad y hice un cuadro muy bonito que me ayudó a sanar las heridas y transformarme en una persona más poderosa.

AP:  Qué maravilla, pues qué bien, qué felicidades por haber hecho esto como un acto de valentía, por supuesto, y estás planeando ya un segundo libro, me imagino.

TG: Sí, ya tengo, mira, estoy trabajando en la traducción de la novela al portugués porque yo viví muchos años en Brasil, entonces ya estoy trabajando con una traductora en la traducción al portugués y pretendo también empezar a trabajar la traducción al inglés para poder ampliar este libro y cuando ya tenga eso caminando voy a empezar a escribir mi próxima novela que va a ser una historia como de crecimiento personal y va a contar la historia de una mujer, obviamente siempre basado un poco en las aventuras que he tenido, porque he tenido tantas aventuras solteras, sin hijos, que he viajado bastante que por qué las vamos a desaprovechar, pero entonces quiero contar una historia de una niña que se va transformando en mujer a través de un viaje que hace cuando llega a Brasil, todavía no sé desde qué punto lo voy a contar, no sé si lo voy a contar desde antes de la llegada a Brasil o no, pero tengo clarísimos los capítulos, tengo clarísima la estructura, de hecho ya tengo la estructura, es cosa de sentarme y empezar a escribirla y va a ser algo más feliz, más feliz que esta novela, y va a ser algo que también obviamente va a tener de dulce, porque la vida tiene de los dos sabores, pero va a ser más aventura, va a ser más un poquito por ahí con harto erotismo, bien sensorial, bien de cuerpo, bien de naturaleza, de olores, de sensaciones, de esa hermosura también que tienen las playas de Brasil.

AP: Qué hermosura, qué hermosura, me encanta y me encanta tu entusiasmo y las ganas de que ya tienes todo para sentarte a escribir. Tú además has sido activista y trabajaste dentro de esta organización Amal, se llama esta organización, qué es esta organización?

TG: Amal era, lamentablemente era, una ONG que creamos con un amigo mío brasilero aquí en Chile, antes de yo irme a Brasil, donde rescatamos la cultura y la identidad palestina, entonces teníamos una compañía de teatro, donde montamos una obra de teatro sobre futbolistas palestinos que habían sido torturados en los checkpoints por los soldados israelíes y el escritor era un dramaturgo descendiente palestino y los actores eran descendientes palestinos chilenos, también producimos un documental que se llama Cuatro colores sobre el equipo de fútbol palestino de Chile y la historia y lo seguimos a la copa libertadores y partimos con ellos en el avión y también teníamos un programa que era lo más importante para mí, que era el programa español gratuito para inmigrantes y refugiados, donde terminamos apoyando también a los inmigrantes sirios que llegaron con el primer bombardeo en esa época, estamos hablando de 2011, 2012, 2013 y partíamos nosotros con un equipo voluntario a meternos a las panaderías a enseñar el español, a las iglesias con las mujeres musulmanas y sus hijos, o sea imagínate que yo le hacía clase a dos mujeres musulmanas con su guagua, con sus hijos, sus bebés, en una iglesia ortodoxa, entonces era toda la comunidad unida para poder dar herramientas a esta gente para que pudieran trabajar, que es lo primero que tienen que llegar a hacer y lo primero que necesitan herramientas para trabajar, entonces muy bonito el proyecto, pero lamentablemente el activismo en Chile por lo menos se termina quemando, porque el activismo debe ser retribuido de alguna forma para la persona que es activista, porque usualmente el activista aquí en Chile tiene su trabajo normal y además tiene este otro trabajo, la carga emocional que tiene construir algo y uno siempre quiere dar y dar y dar y dar más por la causa, dar más por la causa, sobre todo cuando uno es empático y resulta que cuando tú no tienes un límite y no tienes una recompensa tampoco, ni económica, siempre tienes que estar luchando para que te den fondos y no te dan fondos, entonces termina siendo algo tremendamente agotador. De hecho para mí el activismo, un activismo inteligente, tiene que estar acompañado de una estrategia inteligente, donde la persona pueda entregar todo lo que tiene para la causa, que esté apoyando, pero que también pueda ser capaz de tener su propia vida, respetar su espacio, respetar sus tiempos y respetar su paz mental, porque hay un cierto límite en lo que uno puede llegar a hacer, entonces yo traté de empujar esta ONG junto con dos, tres personas que se la jugaron a full, pero fue tan agotador que terminé con burnout, que le pasa a muchos activistas, es como la enfermedad del activista, sobre todo cuando eres joven y piensas que lo vas a cambiar todo. Hoy en día sigo en el activismo, pero desde un punto de vista mucho más calmo y más estratégico.

AP: Qué bien, pues mira, es tu vocación de querer ayudar a tu comunidad y eso habla muy bien de ti y obviamente siempre va uno encontrando qué hacer para poder hacer eso precisamente, que es ayudar. Pues qué gusto, me da muchísimo gusto, felicidades por este libro, por esa trayectoria, toda esta formación que has tenido a lo largo de estar viajando y de un lado a otro y de tú misma ser hija de migrantes, pues obviamente te has una mujer fuerte y eso me parece maravilloso. Muchas felicidades por Ábreme la jaula, mucho futuro para este libro en sus traducciones y definitivamente estaremos esperando el siguiente libro, me va a dar muchísimo gusto leerlo.

TG: Ay, muchas gracias Adriana, yo ya estoy entusiasmada, me dan gana empezar a escribir ahora ya.

AP: Ya lo creo que sí, pues felicidades de nuevo, muchísimas gracias por sumarte hoy a Hablemos, escritoras. Ha sido un placer.

TG: Un abrazo Adriana, ciao.

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AP: Es interesante cómo las historias personales se convierten en libros y cómo pueden llegar a tomar forma a través de una novela, de poesía, de cualquiera de estos géneros. Le damos muchísimas gracias a Teresita Giacamán por haber compartido el día de hoy con nosotros, no nada más este libro, sino también su vida, su trayectoria y todas las cosas con las que ella ha querido y ha tratado de salir adelante. Le damos las gracias también porque se acerca a Hablemos, escritoras para contactar con otras escritoras valiosísimas y me da muchísimo gusto que todos ustedes nos sigan en este episodio y en los otros muchos que tenemos ya en estos siete años de vida de Hablemos, escritoras. Hablemos, escritoras es producido en Austin, Texas para hacer visible la obra y el trabajo de escritoras contemporáneas y de todos los tiempos provenientes del mundo hispanohablante. Los invitamos a seguirnos en Spotify, Apple Podcast, en nuestro canal de YouTube y en sus otras plataformas de audio. La producción de Hablemos, escritoras es por Adriana Pacheco y Andrea Macías. Edición por Christian Josephi. Ingeniería, mezcla y música original Fernando Macías Jiménez. Preparación, administración, social media, imagen Brenda Ortiz. Colaboradores de proyecto Liliana Valenzuela, Francesca Dennstedt, Anjanette Delgado, Isabel Ibáñez de la Calle, Rose Mary Salum, Teresa López-Pellisa, Valeria Ruiz de Castro, Julia Santibáñez. Nuestra Mesa LAM, Gabriela Polit, Gisela Kozak, Lorena Amaro, Marta Bátiz, Mónica Velázquez y Mónica Szurmuk. Nuestros traductores son Alice Banks, Patrick Meredith, Will Howard. La imagen de Hablemos, escritoras es gracias a Enigma y la plataforma a NaZO Labs. Yo soy Adriana Pacheco y me da muchísimo gusto siempre recibirlos en este espacio. Nos escuchamos muy pronto.