"Somos dos náufragos tirados en la misma playa, con tanta prisa o ninguna como el que sabe que tiene la eternidad para mirarse".
La cita —tal vez una de las más citadas de esta autora— es de la escritora mexicana Amparo Dávila. La voz es la de una literatura que nos recuerda que la metáfora se construye a partir del conocimiento de la forma del lenguaje y de los elementos a los que este se refiere. Una playa nos situa en lo infinito, lo inasible, la soledad, lo eterno. Los cuerpos tirados sobre la arena, o tal vez las rocas, delinean la figura de lo inamovible. Estan quietos, estáticos. En una frase, la palabra se regocija en su extensión, en tensar esa pequeña estructura que es cuerpo de una oración, un párrafo, una página. Escribir es una colección de manuscritos incompletos, sueltos. Es como dice Charles Schifano "An incompleto manuscript is, at best, a snapshot of a single moment".
El autor captura el momento, la anécdota que escucha, la imagen para convertirla de un rompecabezas en un todo y de ahí en libros que revelan de ellos sus propios retos personajes, sus ansiedades, como me dijo Rosa Montero. Es como Patricia Highsmith nos recuerda que en el momento de la escritura “Obsessions are the only things that matter.”
Hablar con escritoras, narradoras, poetas, ensayistas, periodistas, críticas, cineastas nos enfrenta al placer de la anticipación. Al escuchar sus voces tras un micrófono estas se amplian porque nos anticipan que podremos, tal vez, asomarnos en una pequeñísima parte de sus pensamientos y de sus propias visiones del mundo. Hablar con ellas es un privilegio que nos permite recoger sus escrituras para el futuro, y el futuro del futuro, para la eternidad misma.
Este post en nuestro blog sale porque esta semana escuché de nuevo el podcast de Ariana Harwicz —una conversación que es una total joya y que todos debería escuchar como todas las demás— y me llevó a pensar en el privilegio de ser voceras, mulas, traficantes, contrabandistas de sus palabras. Pensé también que de algunas escritoras ya no podremos recoger sus voces en este micrófono porque ya no nos acompañan en cuerpo, como el caso de Amparo Dávila, pero en honor a ella, hoy les quiero dejar estas citas de algunas de las escritoras que dialogan de alguna manera con su obra desde el horror, lo gótico, lo incómodo, desde lo humano. En el placer de ser traficantes de sus palabras.
"A mí lo que me gusta es rarificar las cosas"
Mariana Enríquez.
"Yo construyo mi obra a partir de una imagen"
Solange Rodríguez Pappe.
"El fluir de la conciencia viene de la propia angustia"
Ariana Harwicz.
"Explora el tema del doble como el otro malvado"
Lola Ancira.
"Quise abordar el miedo en las relaciones pasionales entre mujeres"
Mónica Ojeda.
"Todos mis personajes son yo misma"
María Fernanda Ampuero.
"Me encanta lo absurdo, me encanta lo disparatado"
Mónica Bustos.
"El karma es el protagonista porque las consecuencias de nuestros actos son las protagonistas de nuestra vida"
Lola Llatas.
"Escribir sobre ecocidios es urgente"
Claudia Aboaf.
"Soy una observadora de la realidad siempre preguntándose por qué los humanos hacen lo que hacen"
Liliana Blum.
"Los seres humanos nos sentimos que estamos fuera de la naturaleza"
Fernanda Trías.
"¿Cómo hacer que lo breve sea más grande que lo que se enuncia?"
Fernanda García Lao.
"Me parece que la primera persona es con la que más a gusto me siento"
Guadalupe Nettel.
"Yo quería una novela vampírica distinta"
Begoña Gallego.
"Para mí, el microrelato es un desafío"
Patricia Esteban Erlés