Adriana González Mateos era la más indicada para escribir sobre el senador Adolfo López Mateos y su hermana Esperanza, quien amaneció muerta en su casa de Avenida Coyoacán una madrugada de septiembre de 1951. Qué bueno que se lanzó a escribir esta excelente novela sobre la fiel amiga y traductora de B. Traven, la aclamada defensora de los mineros de Nueva Rosita, Coahuila, y la cuñada de nuestro mejor fotógrafo de cine, Gabriel Figueroa. Después de leer a Adriana González Mateos, es fácil confirmar que Esperanza es otro de los grandes personajes femeninos de la historia del siglo XX en México, recuperdado por la pluma de una notable escritora. —Elena Poniatowska—