Este excelente libro analiza el estado de las escrituras contemporáneas en la era digital trazando una geografía —siempre móvil y cambiante— de sus posibilidades estéticas y políticas. Sostiene Cristina Rivera Garza que la práctica de la escritura nos confirma que, en la página como en la vida, no hay solistas pero sí acompañamiento. A la producción textual que, alerta, emerge entre máquinas de guerra y máquinas digitales, en un mundo en mortandad estrepitosa, se le denomina aquí necroescrituras; mientras, a la poética que las sostiene en busca de una desposesión, retando el dominio de lo propio, se las nombra escrituras de la desapropiación, siempre en plural.