Mónica Bustos recurre a la tradición de la serie B para construir una narración intensísima, repleta de intrigas descarnadas y escenas paródicas. El humor que se desprende de la narración es ácido y el ambiente, bizarro a la par que cautivador. Quien conduce el hilo es una bella y enigmática mujer cuyas apariciones y desapariciones en Latinoamérica van más allá de toda lógica, y cuya identidad obsesiona a todos aquellos que se cruzan en su camino, lo cual ha resultado repetidas veces en encuentros fatales. El lector tiene entre manos una novela coral cuanto menos atípica, repleta de vampiros, gemelas con delirios mesiánicos, buscadores de ovnis, niños fantasma, sectarios sanguinarios en motocicleta y hombres lobo beatniks. Todas estas historias se entrecruzan a un ritmo vertiginoso y convergen en una trama terrible, absurda y memorable a partes iguales.