Ana García Bergua se ha caracterizado en sus libros por escribir con humor ligado a la literatura, lleno de guiños a la inteligencia del lector y apelando a una gracia alada que la crítica confunde con ligereza cuando en realidad es levedad, lo que va de una cosa a la otra es lo que se pone en juego entre la trivialidad y la intensidad.Las crónicas que se reúnen en Pie de página son a la vez demoradas y vertiginosas, nostálgicas de un tiempo que ya no volverá pero también descriptivas de encuentros y aconteceres aún por venir. Oficios callejeros, los preparativos del día un gato que se va y regresa y se vuelve a ir, el descubrimiento de la sexualidad a través de nimiedades que se vuelven esenciales: todo sirve para escribir un "pie de página" que es a la vez un comentario incidental y lo que le permite mantenerse erguida a dicha página, y si se ve de manera radical, lo que le permite caminar sobre el mundo, pues Ana García Bergua, y nosotros lectores con ella, sabemos que hay textos que no permanecen quietos y que, un pie (de página) detrás de otro, nos proponen, como en este libro, paseos memorables.