En La burladora de Toledo Angelina Muñiz-Huberman elige escribir “la fascinante aventura de la primera mujer cirujana de la historia, perseguida por la Inquisición y condenada por su ambigüedad sexual”, según reza la frase promocional de la portada del libro. Una historia así llama la atención, o por lo menos despierta curiosidad más allá del recalcitrante feminismo políticamente correcto de nuestros días.