Una biografía acuatica. Textos inscriptos en un recorrido vital, fechado. La sucesión es la estrategia que urde a Lila Zemborain para construir una unidad. Y no es ociosa sino necesaria la constante que se despliega desde el título: el agua, y una de sus imágenes más primarias, la del río. El río (recorrido, apertura, corriente, flujo que se convierte) deviene cerrado en el océano (cuento, protección, cobijo). El río devuelto al océano y el océano al río. La diálectica de este intercambio se instaura como movimiento perpetuo - su condición es acuática. para volver a recorrer, para renovar el movimiento (o fundarlo), se llega a lo extenso, se elige el lugar sin márgenes visibles: el océano-pampa. Para volver a recorrer (cambiar de estado) hay una detención y un reconocimento del espacio y de la infinitud, de la territorialidad que se vuelve cárcel, encierro, tranquera, conteción anterior al estallido esperado: la ruptura del dique, del ábrete sésamo. Del fuego al agua a la tierra a la expulsión (el aire). Y si imaginamos un debajo del agua lo imaginaremos ígneo, terroso, aéreo. Los diversos territorios de los que nos adueñamos y a los que nuestra palabra alude. Pero la realidad es el reino del silencio, el verbo sólo su alusión, y también, su elusión. En Ábrete sésamo debajo del agua se encuentra esta palabra alejada de la omnipotencia: su decir es un decir del orden de la experiencia. La vida marca su límite y, también, su inusitada pasión.