“El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe”, escribió Luis Cernuda. Esta novela, esta aventura verbal de Luisa Valenzuela, describe las etapas de una busca impulsada por el deseo de un encuentro: el del yo consigo mismo. El protagonista de Como en la guerra se busca en los otros, en el mundo. Buscarse es salir de sí para mirarse desde fuera y regresar a sí. Fases de un viaje incesante. Primero, en Barcelona, el protagonista procura entender (entenderse) durante varios encuentros y sesiones seudo psicoanalíticas con una mujer, sesiones a las cuales acude a veces disfrazado de mujer. Travestismo y transexualidad son formas de acceso al otro, a un yo diferente pero especular que quizá refleje la identidad deseada. La segunda etapa transcurre en México: una inmersión en el tiempo del mito, del fluir permanente sin desplazamientos cronológicos. Tercera etapa: Buenos Aires. Un Buenos Aires que no pierde la inmediatez de lo real pero que también se exalta en una vertiginosa alegoría. Otro nivel de indagación es fundamental en esta novela de Luisa Valenzuela: el lenguaje mismo. “Escribir es la incesante interrogación que los signos hacen a un signo: el lenguaje” (Octavio Paz). Buscarse es concebirse como una realidad oculta que sólo puede revelarse al nombrar. Es decir, nueva busca, nuevo deseo de quien anhela esa palabra imposible y definitiva que designe y descifre a la vez”.