Un encuentro fortuito: un hombre y una mujer chocan en la calle. ¿Pero se trata realmente de un choque casual o más bien de un accidente mundano que esconde algún designio, un justificado destino en común que allí comienza? El misterio de todo acontecimiento suspende la respuesta; sin embargo, el decurso del relato aprueba la segunda opción. A partir de ese día, Cecilio y Tonia trajinan juntos la ciudad, y van cimentando una extraña simbiosis. Cada uno aprende del otro, podría decirse, aunque aprenden cosas muy distintas. Eligen caminos radicales: Cecilio el del arte, y también el de la impostura y la vanidad del arte; Tonia el de una manía en la que subyace la posibilidad del extravío definitivo. Lo urbano parece amenazar a estos dos seres y, al mismo tiempo, impulsarlos hacia delante. La velocidad de la metrópoli es, de hecho, una de las líneas en las que esta novela se propone indagar. Las identidades intercambiables, las prácticas del arte contemporáneo y lo mutable como marca de época son otras. Bajo Influencia narra de manera magistral, con una prosa que reacciona con elegancia e ironía al torbellino de emociones de los personajes, un proceso de transformación: el que va de la indiferencia a la aventura, el que hace que personas casi inertes se precipiten en el riesgo, sin medir consecuencias, sin protegerse.