El día que conocí a Carmen Boullosa, fue en un hotel boutique en Guadalajara, en el centro de la maravillosa Feria del libro. Nos sentamos en una salita al fondo del lobby, cerca de un jardín que me recordó porqué esa ciudad tapatía es una de mis favoritas. Sonriente, cálida, y con una mirada alerta, me sorprendió con su generosidad y espontaneidad al contestar mis preguntas en lo que intentaba ser un brevísimo recorrido de una carrera de más de 4 décadas en el mundo de la literatura y la cultura. El paso de la gente junto a nosotras y la manera cómo era saludada fueron en ese momento testimonio del gran prestigio que esta escritora mexicana tiene a nivel internacional. Hoy regreso a ella en el marco de su reconocimiento con el Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatrua 2021, mismo que fue establecido en 2018 en memoria del célebre autor guanajuatense y en conmemoración de los 90 años de su natalicio. Antes que a ella se han galardonado a los escritores Juan Villoro (2018), Guillermo Sheridan (2019), y la excepcional Amparo Dávila (2020).
La noticia no nos sorprende, pues la trayectoria de Boullosa ha sido tanto continua como meticulosa. Otros premios que ha recibido son el Xavier Villaurrutia (1989) por su novela Antes; fue finalista del PEN Prize (2015) para novela traducida al inglés por TEJAS con traducción de Samantha Schnee en la famosa editorial Deep Vellum, y en 2019 recibió el Premio Casa América de Poesía Americana.
Y es que leer a Boullosa es ir de la poesía, a la narrativa, al teatro, al ensayo, con historias que atraviesan siglos llenos de piratas, figuras míticas, Aztecas, zares, es viajar a países remotos, o acá cerca en centros comerciales. La vitalidad de su escritura, la claridad de sus ideas, la soltura de sus palabras son resultado de una mirada sagaz que observa el mundo a través de una lectura expandida. Sus numerosos y diversos libros son clara muestra de que un buen escritor no permanece en un mismo carril, sino que se aventura a una búsqueda para abrir nuevos horizontes y para situar a sus lectores en la dicha de la diversidad que debería ser un mundo más incluyente. Y es tan refrescante acercarse a escritoras así, especialmente en este mundo en donde los algoritmos nos presentan solamente aquello que nos interesa y nos ponen a dialogar únicamente con los que piensan como nosotros.
Parte de la generación sin nombre que se agrupó alrededor del Taller Martín Pescador a la que pertenecieron Roberto Bolaño y Verónica Volkow, Boullosa es también contemporánea de escritoras como Mónica Lavín, Laura Esquivel, Tedi López Mills, y Ethel Krauze. Su basta obra nos hace pensar en plumas como la de Rosa Montero, así como su interés en la historia en las obras de Bertha Balestra. En el teatro y la dramaturgia se sitúa cerca de enormes nombres como Sabina Berman, con obras como Cocinar hombres: obra de teatro íntimo que fue en 1980s un hito de la escena teatral con más de 250 representaciones. Su sensibilidad poética ha sido compartida en infinidad de talleres literarios que muestran una de las características continuas de su trabajo: su gusto por estar cerca de la gente y de su patria, como en la lectura colectiva de su libro La patria insomne.
De Boullosa he leído casi todos sus libros, en mi obsesión por conocer la mayor obra posible de una escritora para entenderla mejor y curiosa de saber ahora a qué nuevo paraje me llevará con su ironía y continuo sentido del humor, como cuando en su libro Tejas. La Gran Ladronería en el Lejano Norte nos dice que “Pequeña nota de un intruso (que se la salte el que quiera)”. Pero así, como en un pasaje vemos su broma fresca, en otros momento su voz se torna grave para hundirnos en la reflexión filosófica o política, que se oye en la vibración de las voces de sus personajes que nos hablan al oido para decirnos que al principio y al fin lo que siempre persiste es el caos, y que todos en realidad eso es lo que somos.
"Antes que yo, fue el Caos, el gran desorden, lo indefinido, la revoltura de oscuridad y luz, cielo y abismo, arriba y abajo, ligereza y peso, agua y tierra. No había quién lo percibiera. Todo era indefinido, incompleto, suspenso. Todo ardía, sin mesura.
Lo disforme era magnífico a su manera.
Del Caos tengo idea. No lo conocí de primera mano, pero el Caos es parte de lo que soy. No soy excepción en el Cosmos, el Caos hoy está presente, su fuerza anima el Universo". —El libro de Eva (Alfaguara, 2016)
Y en esa primera conversación con ella, en donde me confesó que dormía poco y escribía a todas las horas y en todos lados, pude asomarme a una escritora con una gran capacidad de experimentar el mundo, de disfrutar otras culturas, y de trascender en lo cotidiano. Pude también confirmar que el indudable oficio narrativo de Carmen Boullosa junto con su gran curiosidad y cándida duda, es muestra del gran talento que las letras mexicanas dan al mundo.