AP: ¿Qué tal? Bienvenidos. Hoy es el momento de regresar en Hablemos, escritoras a Bolivia con la voz, carrera, proyectos y libros de Claudia Michel. Le damos las gracias a Magela Baudoin y a Giovanna Rivero, quienes han abierto esta puerta para esta maravillosa conversación. Escucharemos de la voz de Claudia Michel acerca de cuál es su visión desde el arte para la transformación social, en una conversación que va desde un cortometraje en stop-motion, la explosión y el cambio en la industria editorial, los libros que ella ya tiene publicados con varias editoriales, entre ellos con Yerba Mala Cartonera y Mantis Narrativa, libros que nos retan como lectores y nos llevan a espacios que nos hacen reflexionar. Y cerramos la conversación con su historia sobre su colaboración en este espacio maravilloso que se llama mARTadero, desde donde están trabajando para hacer llegar la cultura a más espacios y a más lugares. Como siempre les recordamos que nos visiten en nuestra página web www.hablemosescritoras.org, que visiten cada una de nuestras secciones, es maravilloso poder navegar en todas nuestras palabras de búsqueda, en la enciclopedia, en las reseñas de libros, en las mini reseñas, en nuestro canal de YouTube con presentaciones, en todas nuestras secciones como LAM, Insólitas, 3 Minutos, un panorama enorme que está creciendo día a día a través de esta página. Ya saben, nos pueden escuchar en cualquier lugar desde Spotify, Stitcher, en nuestro canal de YouTube y en todas las otras plataformas donde les guste escuchar sus podcasts, pero no dejen visitar nuestra página web. Además, pronto estamos trabajando ya en esta transferencia de nuestras entrevistas al inglés, así que esto nos hará atravesar muchas más fronteras. Yo soy Adriana Pacheco y quedo agradecida con Claudia Michel por esta entrevista y con todo el equipo de Hablemos, escritoras que siempre trabaja arduamente para hacerlo llegar a todos ustedes. Bienvenidos.
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Bueno, no sé ya cuántas veces más voy a tener que contar y les voy a querer contar y les quiero contar que ese viaje a Bolivia verdaderamente marcó nuestra vida dentro de Hablemos, escritoras y la mía personal. Qué país tan interesante, qué lugares tan hermosos, qué gente tan buena. Y bueno, pues es una pena que no pudimos llegar a Cochabamba, pero como no llegamos a Cochabamba, entonces ahora trajimos a Claudia Michel desde Cochabamba a Hablemos, escritoras. Bienvenida, Claudia.
CM: Muchas gracias por esta invitación, Adriana. Yo estoy muy feliz y honrada de estar aquí en el podcast. Soy una gran seguidora, así que nada, feliz. Me hubiese gustado igual hacerte dar una vuelta por aquí, por Cochabamba, pero bueno, no se pudo. Dejaremos para una próxima ocasión, para un próximo viaje. Y nada, feliz de estar en este programa. Yo, como te digo, soy muy seguidora y sé que es un esfuerzo grande y que tiene una repercusión súper importante y que es súper valioso para las escritoras. Entonces nada, muchas gracias por la invitación.
AP: Pues, al contrario, al contrario, qué gusto. Platícanos, ¿cómo es Cochabamba? Danos un poquito un tour. ¿Qué es la parte principal que tendríamos que ir a conocer? ¿La comida que te gusta en esa ciudad? Cuéntanos un poco.
CM: Yo soy una pésima guía turística, pero haré mi esfuerzo. Yo creo que lo más lindo de Cochabamba es que es un valle, es históricamente igual un lugar intermedio entre el occidente y el oriente de Bolivia. Si bien yo no he nacido ni crecido aquí, sí he crecido en los valles de Bolivia. Y lo más lindo de los valles es justamente eso de ser un paraje intermedio al pie de la montaña. De hecho, Cochabamba está al pie de una ramificación pequeña de la cordillera de los Andes, donde tiene un pico más alto que es el Tunari. Entonces, en algún momento fue el granero de Bolivia, así se le identificaba. Ahora obviamente ya no es, pero tiene aún toda esta identidad de valle, de lugar plácido, cálido, ni demasiado frío, ni demasiado caliente. Y aunque la ciudad ha crecido, sigue siendo un lugar con estas características. Y creo que también está reflejado un poco en el ánimo, en el espíritu de las gentes. Hay varios lugares para ver, pero lo que diría más es que todo lo que esté más cerca de la naturaleza para mí es lo mejor, y ahí principalmente la montaña, que creo que es súper lindo.
AP: Claro. Algo que es impresionante en La Paz es esta cuestión tan montañosa y las formaciones geológicas tan abruptas, tan severas. Es como una explosión de montañas. Y como está dentro de esa caldera, como esa olla, y además las casas se van trepando en estos ladrillos bellísimos, en color terracota, rojizos, que se van trepando a los mismos muros. Es una sensación muy interesante entrar. Ahora empiezo a sentir como Cochabamba, entonces es otro lado completamente distinto de Bolivia y tiene una geografía diferente. No es tan alta como La Paz, ¿no? La Paz está a 3.600, el aeropuerto 4.100, una cosa enorme. A nosotros no nos pasó nada porque nacimos en una ciudad a 2.400 metros sobre el nivel del mar y eso, bueno, creo que ayuda. Pero cuéntanos, ¿qué tan alto es Cochabamba? ¿Es también tan alto o no?
CM: Es más o menos como dices, que es la ciudad donde vive. Es 2.400 o un poquito menos, un poquito más. Entonces es un valle, sin embargo, es un valle que empieza el descenso hacia el oriente de Bolivia, que es en realidad la región más grande del país, ¿no? Y bueno, tiene las bondades del valle, como te comento, ¿no? La confluencia de algunos ríos, todavía la cercanía, algunas montañas, obviamente no tan altas, y bueno, cierto verdor, ¿no? Que es algo que también antes caracterizaba muchísimo más la ciudad, pero que sí tiene cercanías a esta geografía de valle, ¿no? Que como te digo, también tiene que ver con el genio de la gente, un poco con eso que va cambiando mientras se va o al oriente o al occidente, ¿no? Es un lugar intermedio, podríamos decir.
AP: Claro, claro. Y aunque yo ya no vivo en esta ciudad tan alta, yo creo que los corazones se van formando y se van... el sistema circulatorio va soportando estas alturas. Pues qué maravilla, qué paisaje tan interesante. Y bueno, pues quiero empezar esta conversación contigo en algo que me llamó muchísimo la atención y yo no sabía esa faceta tuya sobre hacer cortometrajes. A mí me interesa muchísimo la cuestión de hacer documentales, pequeños documentales. Hemos hecho un par y estamos trabajando en otro. ¿Por qué? ¿Por qué haces esta “Dos niñas”? Que además es un cortometraje con muchísimo trabajo, porque cuando estás trabajando con stop-motion no es nada fácil. ¿Cómo te llega a ti esa beta de hacer este tipo de cortometrajes?
CM: Sí, la verdad es que ha sido... “Dos niñas” ha sido un feliz accidente, la verdad. Yo nunca me había planteado siquiera la idea de escribir un guión o hacer un corto, en stop-motion. Pero mira, te cuento un poco el origen. Cuando salió Chubascos aislados con la editorial Mantis, había ahí un cuento que se llamaba Dos niñas en la revisión y había otros cuentos que se llamaban, creo que se llamaba Dos palomitas y así. Entonces ha habido una confusión en algún punto de la edición en el que ese cuento no ha salido en la publicación y nos hemos dado cuenta, las editoras y yo, después. Pero bueno, la verdad es que no afectaba la publicación, pero ese cuento que es muy cortito, apenas página y media, había quedado ahí suelto. Entonces, bueno, no pasó nada más, pero siempre tenía yo la idea de que este sí que me gusta y quisiera que en algún momento se vuelva, se publique. El inicio era eso. Y luego tuvimos algunas felices coincidencias con algunos amigos que se dedicaban sobre todo al video, a hacer videos. Aquellos tienen un estudio que se llama Summergō Lab, que hacen todas las actividades de realidad aumentada, documentales, videos, etcétera, etcétera. Y con ellos tuvimos una coincidencia y también con mis hermanas. Yo vengo de una familia que somos cuatro mujeres y dos de mis hermanas están muy vinculadas al diseño gráfico y también a las artes. Entonces, bueno, todos somos amigos con este grupo también y entonces empezamos a ver la posibilidad de hacer algo, sería bueno que nos juntemos, tengamos un proyecto. Y entonces ahí salió la idea, haremos un video de algo, sí, sí, podría ser. Y ahí salió, bueno, yo tengo ese texto, si quieren, lo pongo a disposición. Y les gustó mucho.Yo había trabajado con unos y con otros por separado, con mis hermanas en algunos proyectos y con esos compañeros en otros proyectos de videos, pero siempre desde el guión, no, escribir pequeñas cosas para sus trabajos. Y pensé que sería buena idea juntarles y hacer una propuesta entre todos. Éramos en total seis personas, si no estoy mal, seis o siete personas. Y bueno, ahí alguien dijo, está cómoda, lo hacemos, que sea con actores, no, sin actores. Y en una cosa de la euforia dijimos que sean stop-motion. Sí, sí. Nosotros sin haber hecho jamás, ninguno de nosotros, ningún trabajo de ese tipo, nada. Y la verdad es que no era algo que alguien estuviese esperando, un pedido, un proyecto grande. Ha sido muy del entusiasmo de ese momento. Tanto así que nos hemos repartido las tareas como se nos ha ocurrido en ese momento, sin ninguna experiencia, ¿no? Obviamente había saberes en cada uno, ¿no? Como digo, una de mis hermanas ha trabajado mucho en teatro, en puestas en escena, mi otra hermana es diseñadora y estos compañeros trabajaban muchísimo en audiovisual. Y bueno, hemos conseguido un lugar donde ellas trabajaban, un estudio y hemos dicho, bueno, podemos armar aquí un set. Y era algo que siempre anhelábamos hacer algo en stop-motion, pero como que en el momento reapareció, no es que lo teníamos pensado desde siempre, ¿no? Era solo la ilusión. Y así poco a poco hemos ido armando, armando y todo al revés, obviamente, como quien aprende sin formación, la curva de aprendizaje siempre es muy empinada. Entonces, primero hemos armado el set, cosa que estaba mal, tendríamos que haber armado primero las muñecas. Hemos tenido un montón de aprendizajes, pero lo bueno es que el grupo, todos estábamos muy emocionados y muy ilusionados en hacerlo. Y bueno, ha ido saliendo una cosa tras otra, con un montón de dificultades, etcétera, etcétera. Pero más o menos en unos cuatro o cinco meses, con muchísimo trabajo, como tú bien dices, porque el stop-motion lo hemos sabido, o sea, teníamos la intuición de que era difícil, pero haciéndolo, recién hemos caído en cuenta de lo complicado que era, incluso de la adaptación del cuento a un guión, etcétera. Todas las dificultades técnicas. Yo siempre les digo, es como si hubiésemos pasado en cualquier universidad buena, stop-motion 1 y 2, acelerado. Pero creo que estábamos muy entusiastas sobre todo, muy entusiastas y muy felices. Era una euforia grupal que yo, la verdad, celebro mucho y ha sido muy, muy lindo hacerlo así. Y bueno, así hemos ido resolviendo todos los problemas técnicos y hemos avanzado y sin quererlo, pues ya, ya teníamos el producto.
AP: Qué maravilla.
CM: Entonces ha sido muy celebratorio, retador y feliz.
AP: Qué maravilla, qué belleza de historia, la cuestión de la comunidad, la idea de tener el sueño conjunto y además de tener el producto terminado, porque a veces se queda uno en el plan y la vida te devora y no terminas, sobre todo en algo que es tan complicado y que están aprendiendo sobre la marcha. Los invito a todos los que nos están escuchando, vayan a YouTube, busquen este documental. Está tan lindo, está tan fuerte a la vez, tan bien hecho y la verdad es que felicidades, una gran, gran atribución, una gran contribución a lo que se está haciendo ahora en cuestión también de cuestión artística y de cuestión creativa. Entonces, si tú no tenías experiencia en esto, platícanos acerca de tu formación, ¿qué es lo que estudias, de dónde vienes, cómo llegas a la escritura, Claudia?
CM: Sí, mira, yo estudié en la universidad psicología, pero ejercí muy poco tiempo, ejercí unos pocos años y luego siempre estaba yo involucrada en algunas actividades de gestión cultural, pero más por deseo. En uno de los últimos años que estuve trabajando en psicología, en temas de psicología, yo tuve un trabajo en La Paz. Fui a trabajar a La Paz durante unos dos años. Antes ya yo me había contactado por, era la época de los blogs. Entonces, en la época de los blogs yo me había contactado con la editorial Yerba Mala Cartonera, con los que estaban ahí, como iniciando ese proceso. Y cuando me fui a La Paz, pues ahí les conocí, etcétera, etcétera. Yo siempre había estado involucrada en actividades artísticas, creo que yo siempre digo porque somos una familia de cuatro, entonces mis papás trabajaban día y noche, como tantos padres en Latinoamérica. Y yo he crecido en Sucre, si bien he nacido en Potosí, he crecido en Sucre, y era una ciudad muy pequeña, sigue siendo una ciudad pequeña. Entonces, claro, había esta angustia de qué hacemos con las hijas mientras vamos a trabajar. Y entonces mis papás se idearon la estrategia bastante buena después de la escuela, porque aquí la escuela en Bolivia termina a mediodía, a doce y media salen los niños. Entonces, bueno, en la tarde que vayan todos a actividades, que vayan a danza, que vayan a pintura, a dibujo. Y esas actividades extracurriculares son las que nos han acercado a mis hermanas y a mí, pues al mundo de las artes, digamos, obviamente en un nivel muy inicial. En ese momento yo no tenía ningún vínculo con la literatura, estaba en danza, en piano, en un montón de otras actividades, pero ha sido un germen, lo noto ahora, como de trabajar la sensibilidad. Eso sumado a que, como en muchos países de Latinoamérica, había una gran carencia a nuestro alrededor de muchísimas personas, ¿no? Entonces, esa sensibilidad hacia el otro, hacia la carencia propia y de los otros, sobre todo. Y también la sensibilidad artística ha sido que es algo que ahora reconozco era como el germen de la infancia, ¿no? Sumado a una particularidad que también reconozco recién ahora que yo desde niña siempre he hablado mucho. Yo creo que mi acercamiento a la literatura parte del habla. Y eso es una cosa que siempre dice mi mamá, ¿no? Era muy pequeña y sabía hablar muy bien y muy pronto y muchas palabras. Y de hecho, todos los chistes familiares en torno a mí son respecto al que hablo demasiado. Pero he entendido también que ese hablar con el tiempo se ha traducido en la necesidad de decir y de escribir, ¿no? Y también en otro elemento importante que hablaremos más adelante, pero también en la necesidad de callar y de valorar el silencio y de valorar la escucha, que me parece que son aspectos que están súper relacionados. ¿Y cómo llego a la escritura? Retomando tu pregunta. Yo creo que yo estaba muy interesada por la danza, por la música, etcétera, etcétera, ¿no? Supongo que esa sensibilidad también en algún momento me llevó a la sensibilidad de ver y escuchar al otro y entender el dolor ajeno. Eso me llevó a estudiar psicología. Y también estudiar psicología, ahora que te hablo, recién caigo en cuenta de eso, me hizo muy amante de la lectura. Si bien yo leía antes, bueno, en la carrera había que leer muchísimo. Y en ese entonces mi hermana y yo vivíamos solas aquí en Cochabamba y no teníamos internet, no teníamos teléfono. Vivíamos así en un cuarto de estudiantes las dos. Ella tenía obviamente sus horarios y yo estaba mucho tiempo sola. Entonces, como no había mucho más que hacer, entonces leía. Y leía muchísimo. Y leía obviamente las cosas de la facultad. Pero encontré una gran pasión por la abstracción y por los textos que eran muy complejos y como poder entrar en ellos y poder esforzarme por entenderlos. Y ahí se fraguó, creo, ese interés que luego con el contexto, con conocer a la gente de la Yerba Mala y demás, creo que ya derivó en la escritura y en la idea de, bueno, sí, esto es lo que yo quiero hacer. Aunque obviamente hay otros pasos intermedios, pero creo que más o menos va por ahí.
AP: Qué maravilla. Bueno, lo que dices desata en mí muchas ideas. Una es esta Cartonera, Yerba Mala Cartonera, que fue fundada en El Alto. Tuvimos la suerte con una excelente, excelente anfitriona que fue Mónica Velásquez, que fuéramos al Alto y que fuéramos a varias zonas ahí de la ciudad y demás. Y algo que me llamó mucho la atención fue, como bien dices, también el contraste de la gente. Y hablaremos un poquito más adelante por los orígenes, por las regiones, por los por los idiomas que hablan. En fin, es muy interesante eso que estás diciendo. Por otro lado, eso de que hablabas mucho me hizo sonreír, se oyó, yo eso no pude evitarlo porque yo no siento eso. A lo mejor tú tenías esa fama en tu familia. Lo que yo percibo de las mujeres bolivianas que conozco es que son muy elocuentes. O sea, a mí me encanta cómo habla, por ejemplo, Mónica Velásquez, una mujer muy elocuente. Giovanna Rivero, ni se diga, ¿no? Liliana Colanzi y Magela Baudoin, que son las más cercanas que tengo de Bolivia y obviamente otras que he conocido a lo largo de los años. Me parece de una gran elocuencia, articulan tan bien sus ideas, son tan metódicas en la cuestión de construir sus ideas sin hablar en círculo. Y bueno, para alguien que entrevista a gente, hay muchas cosas que saltan a la vista cuando estás conversando con una persona, ¿no? Hablando, conversando con una persona. Así que, bueno, pues felicidades por esa entrada y por ese contacto. Cuéntanos un poco, ahorita que estás mencionando a Yerba Mala Cartonera, cuéntanos un poco sobre tu percepción de la industria editorial en Bolivia.
CM: Bueno, lo ligaré a lo que me dices de la editorial Yerba Mala, con la que yo he tenido un contacto muy cercano en los primeros inicios. Y bueno, creo que en relación justamente a Yerba Mala y a la realidad editorial en Bolivia, ahora hay un, me parece un florecimiento, ¿no? Que tiene que ver con muchas cosas. Es un florecimiento reciente, pero antes, cuando, no te estoy hablando desde hace mucho, desde la época de los blogs, había muy pocas editoriales, ¿no? Y era muy difícil acceder a ellas. Sigue siendo, pero era muchísimo más. Y entonces, tú sabes que las editoriales cartoneras han tenido como un boom, más o menos alrededor, entre el 2005 y el 2010. Y en esa época justamente ha surgido la editorial como una respuesta también ante grupos de personas que querían muchísimo publicar y que no encontraban espacio o cabida, ¿no? En las editoriales que había en ese momento en Bolivia. Desde esa época, te estoy hablando desde el 2008 hasta ahora, pues han surgido varias otras editoriales de un corte, bueno, en Bolivia aquí no hay grandes casas editoriales que tengan que ver con estas cadenas internacionales. Son todas casi independientes, pero hay amigos que hacen una categorización que me parece interesante, que una es independiente y otra es alternativa, ¿no? Como que la alternativa está más ligada, no sé, como a una cultura más panqueta, más de hazlo tú mismo, de tirajes mínimos, ¿no? Más de gestos que de publicación y que es todo un mundo también pequeño, pero existente en Bolivia y me parece necesario, independiente. Y hay otras editoriales que están muchas ligadas también escritores, escritoras que han migrado de Bolivia y, bueno, han visto también esta necesidad y, bueno, han armado una editorial con un montón de variantes muy interesantes, ¿no? Que abren oportunidades para nuevos escritores y para que se difunda el trabajo también dentro y fuera de Bolivia. Yo creo que hay un florecimiento, ¿no? Y con el crecimiento siempre hay distintos aspectos que se desarrollan, ¿no? Más oportunidades, pero también hay muchas publicaciones de distintos tipos. En todo caso, me parece un panorama favorable en relación al que era antes. Siguen existiendo las editoriales cartoneras y los proyectos independientes, alternativos, que me parece también que dan cuenta de la vitalidad, de la literatura. Eso podría decirte.
AP: Claro. Y dentro de ese panorama está Mantis Narrativa, ¿no? Que lo acabas de mencionar y, bueno, es un proyecto enorme y hermosísimo. Yo lo comentaba en Jalla cuando estuvimos ahí en este congreso tan bueno que estuvo este año organizado por Macarena Areco, que salió fenomenal en Chile. Y hubo una mesa sobre Bolivia. Y una de las cosas que yo comentaba ahí en esta sala cuando estaban ya en las preguntas al final de la presentación, yo comentaba que, por ejemplo, Mantis Narrativa y lo que es el trabajo de Magela Baudoin, de Liliana Colanzi de nuevo, de Giovanna Rivero. Y aunque Ximena Santaolalla es también parte, obviamente, del equipo, estaba yo hablando de ellas como quienes llevaron mucho de Bolivia a Estados Unidos. Ellos nos han traído a Estados Unidos muchísimo con la publicación de estos libros, ¿no? ¿Cómo fue para ti publicar con Mantis? Empezaste ya, pues ya dos libros, ¿no? Tienes con Mantis Narrativa, ¿no?
CM: Sí, sí, Adriana. Ha sido también una coincidencia muy feliz. Yo creo que este fenómeno, tal vez me estoy saliendo del tema, pero me parece un poco importante para complementar la anterior, lo que estábamos hablando antes, es que ha pasado un fenómeno un poco curioso en Bolivia. Que algunos escritores, contados, pero, digamos, cuya trayectoria ha sido estratégica para el panorama literario boliviano, han ido a estudiar, sobre todo estudios literarios, a Estados Unidos. Y cuando estaban en Bolivia, si bien su interés literario estaba vigente, muchos de ellos ya habían publicado, etcétera, etcétera, no tenían un interés por formar una editorial. Yo digo, este es un tema de tesis, ojalá alguien en algún momento lo tome, pero luego, cuando se han ido y hayan seguido trabajando, estudiando, etcétera, etcétera, les ha nacido el interés por la editorial. Es un proceso inverso a lo que pasa a muchos grupos de personas que no se han ido, que primero han armado la editorial y después han publicado. En cambio, en el caso de estos escritores, escritoras, se han ido y recién han querido armar una editorial. Entonces, eso ha traído todo un movimiento, como tú dices, hace conocer la obra a otros lugares, hay una trayectoria, un camino, un puente también, muchos puentes donde se pueden pasar los libros, y eso ha renovado mucho el panorama literario en Bolivia y ha dado muchas más oportunidades. Ahora, ¿cómo llego yo a Mantis? Esa era la pregunta. También en ese interés, la visibilidad de las escritoras, por eso también me parece genial el trabajo que tú haces, lo que haces es que muchas personas llegan a escuchar partes de tu repositorio o de otras entrevistas, etcétera. Esa visibilidad permite que personas que están atentas o son sensibles a la literatura, pero que nunca se han animado, pues se animen a tomar un curso, a estar en un taller, y eso es lo que me ha pasado. Yo he tomado varios talleres, sobre todo en la pandemia, y ahí he tomado un taller con Giovanna, y para mí era muy difícil acceder a ese taller, pero se pudo, y fue genial, sobre todo por la forma en la que estaban organizados sus talleres, son muy, muy interesantes, tanto en la temática como en las lecturas que se dan, era realmente muy, muy, muy enriquecedor. Ese fue un primer contacto con Giovanna, y al mismo tiempo yo le había pedido también la corrección de algunos textos. Imagino que puede ser por ahí, ellas luego me escribieron, me preguntaron si yo tenía algún trabajo que se podría publicar, pero es todo como parte de una seguidilla de cosas. Cuando se visibilizan a las autoras, entonces alguien puede interesarse por su trabajo, por sus cursos, y luego viceversa. Creo que yo estoy muy convencida de que siempre aportar al ecosistema literario de uno u otro lugar hace crecer a todos. Más o menos así ha sido mi acercamiento, y yo soy agradecida de haber publicado en Mantis, con Chubascos Aislados. Estaba muy nerviosa, una primera experiencia también, pero he quedado muy feliz y muy satisfecha. Con Tríptico de Kanata hemos hecho un proceso de edición mucho más largo, y muy interesante igual los aportes. Realmente ese proceso creo que yo he sentido que el libro ha sido como acogido, cuidado, apreciado, querido, en el proceso previo a la publicación. Y eso me parece indispensable. Y yo ahora me siento feliz y agradecida, y también estoy contenta de dejarlo. Yo quiero que se acabe, en buen sentido, quiero decir para mí como experiencia de escritura. Y qué bueno es como dejar, suena feo, pero es como dejar a un hijo en buenas manos y que crezca bien. Y yo ya hice todo lo que tenía que hacer.
AP: Y a pasar al que sigue.
CM: Sí, a pasar al que sigue, pero como tengo la confianza de que ha llegado a un buen puerto, porque una de mis grandes angustias era que el libro no quede así en mi computadora y que no pase nunca más nada. Entonces yo por eso estoy feliz y agradecida. Esas son las palabras, sí.
AP: Qué lindo, qué bien. Muchísimas gracias por esa respuesta tan linda. Me encanta tu reflexión de qué es lo que pasa cuando salen del país y entonces dicen bueno, yo quiero estar conectada con ese país y ayudar a través de la edición a que se haga visible en donde estoy ahora. Eso sería muy interesante. Y como bien dices, un buen tema para una disertación, una tesis de maestría o una disertación doctoral. Muy interesante. Y bueno, tienes una presentación en un espacio que a mí me encanta, que es Lata Peinada. Y bueno, Lata Peinada, para quienes no saben, es un espacio muy icónico en España en donde se hacen presentaciones de libros así pero fenomenales y ahí presentan Chubascos aislados. Y es una conversación muy linda que se enfoca muchísimo en un aspecto de tu obra, de este libro, que me llamó muchísimo la atención. Y lo que me llamó la atención fue la cantidad de veces que se repitió esta idea de la delicadeza de tu prosa. Esa escritura desde la delicadeza. Yo siento también que ahí hay un trabajo, como acabas de mencionar y te lo proponía yo en las preguntas que estábamos preparando para esta conversación, que hay una cuestión también de silencios. Y muchas veces los silencios cuidan mucho o son los que acompañan esta narrativa, son a veces más importantes. Cuéntanos sobre todo cuando tú escuchas a alguien hablar de tu prosa y verla de esta manera, ¿qué es lo que piensas? ¿Qué es lo que atraviesa por tu cabeza en ese momento?
CM: Es una gran pregunta, Adriana. Yo creo que uno cuando está escribiendo, me voy a remitir un poco al proceso previo, nunca, o al menos en mi caso, no estoy pensando qué es lo que va a pensar, el lector no está presente cuando yo escribo. Eso más que para términos muy prácticos. Entonces nunca estoy pensando esto se va a leer como tal cosa, podría leerse así. O en esto que planteas como la delicadeza, nunca me lo había planteado. Ahora cuando lo escucho, en todo caso me parece lindo. Me parece un halago. Yo no me lo había planteado como un objetivo, quiero hacer un texto delicado. Me alegra que se lea así, me parece genial. Me gusta más el tema del silencio que mencionabas también, que ese sí podría decir que ha sido un esfuerzo consciente y que siempre es un tema que me interesa muchísimo. Siempre me han gustado los textos que tienen, aunque la mayoría de los buenos cuentos, yo creo que siguiendo a muchos autores, diré también que es como las segundas historias o las historias que aparecen por debajo o que uno se imagina cuando lee, siempre me han parecido las más interesantes. Supongo que con ese gusto, con ese deseo, también es que yo he querido hacer eso. Y porque también he pensado mucho en el silencio que está muy ligado, yo creo, a la geografía y al genio, aunque no me gusta generalizar, pero diré al genio boliviano, al genio andino, sobre todo andino, de la cosa silenciosa. Comentaban, no me acuerdo quién, que generalmente la gente del Caribe, por ejemplo, su forma de luchar contra la colonia, había sido como el canto, la denuncia, por eso hasta el nivel de habla de las personas, como los decibeles son mucho más altos. En cambio en Bolivia, o al menos en los Andes y en los Valles, el silencio es una gran herramienta, también de lucha, las cosas suceden más por el silencio, que por la enunciación, entonces eso a mí me parece una apuesta estética, gigante por explorar, y que me seduce muchísimo, y creo que yo quisiera ahondar en ese tema, no sé muy bien cómo ni de qué forma, y creo que en Chubasco será como una primera intención, de hacer eso. Es posible que ante esas omisiones, entonces se torne como en la lectura, como algo así sutil y delicado, y que no como entra como un cuchillo, sino que es un cuchillo que entra de a pasito, entonces eso para mí es una preocupación, un interés estético también el silencio, y me parece muy lindo que se pueda leer como delicado.
AP: Pues una cosa entonces, pensando también en todo esto de los silencios, es que en algún momento estudiando sobre tu obra, hablaste de la angustia, que tu escritura también viene de una angustia, y que la angustia es importante en tu proceso escriturario, ¿cuál es esa angustia, por qué es angustia, por qué hablar de una angustia?
CM: Sí, primero que las angustias no nos faltan, desde los impuestos hasta el paso del tiempo, es decir, nunca nos van a faltar problemas. Entonces es una cosa de la vida cotidiana, quiero decir que está siempre dentro de nosotros, fuera de nosotros, que tenemos siempre presente, y también porque me parece que en realidad la angustia, la tristeza, es un territorio vasto, fecundo, lleno de recovecos, de variantes, de duraciones, de intensidades. No así la felicidad, no así la dicha plana, y que eso no significa que no haya que buscarla, etcétera, pero me refiero también a la angustia relacionada al conflicto, y al conflicto de las cosas sutiles, y tal vez por eso también del silencio, que no son fáciles de ver, y que están ahí todos los días como carcomiendo de a poco. Y a veces también algunas angustias pequeñas que mueren muy pronto. Pero me parece un terreno muy grande a explorar, y que tiene muchísimas variantes, y que es tan rica como las personas y sus experiencias en el mundo, entonces por eso me parece un tema digno de escudriñar, de buscar esas pequeñas variantes, y que también creo que está vinculado a la intensidad de la vida. Si bien todos andamos buscando la felicidad, es decir, estar cada vez mejor, etcétera, etcétera, hay una gran belleza también en la tristeza, hay un gran propósito, no diré propósitos, sino puede haber una gran búsqueda estética en la angustia y la tristeza, me parece que ser feliz es bastante más plano, no por eso menos deseado, más bien más deseado, pero creo que para fines literarios y estéticos hay, es un mundo gigante para explorar, y que muy rico también, entonces profundizar en eso me parece muy atractivo, muy interesante.
AP: Bellísima, bellísima tu respuesta, claro que sí, una de las cosas que yo veo ya desde el punto de vista narrativo es que también tienes una estrategia muy hábil ahí, y es estos dos personajes, estoy hablando ahorita de esta primera fase en Chubascos Aislados, porque ahorita hablaremos de la transición con Tríptico de Kanata, en donde tienes a Asunta y tienes el contraste con Las dos niñas, y son sus imaginarios y la manera en la que ellas habitan el mundo, y me parece muy interesante. Cuéntanos un poco más de Asunta, que además me gusta mucho el nombre.
CM: Sí, es un personaje que ha aparecido así un poco de pronto, pero con quien me ha gustado mucho transitar, yo me sentía un poco, por todos estos temas que has mencionado un poco al inicio, es un personaje que empieza siendo una niñera, una niña niñera, y con toda la problemática que eso implica, y bueno, esta niña, yo no me sentía muy cómoda escribiendo en los primeros borradores, como si ella estuviese escribiendo, como si ella estuviese contando. Entonces ese tema de la representatividad, quién representa a quién, por qué hay que representar, quién tiene derecho a representar a quién, es una cosa que yo sigo dándole vueltas en mi cabeza, y que me resulta conflictivo. En ese sentido dije, bueno, entonces que no hable, lo tomaré como un reto, nunca hablará o hablará lo mínimo, indispensable, casi nada, y en ese sentido se hace alusión, otros hablan de ella, todo el libro trata de ella, pero ella misma casi no habla, hay un pequeño texto en el que dice algunas cosas, pero también se duda que sea de su autoría, pero me parece importante.
Y otra cosa que me gusta mucho, es cómo los objetos y los elementos hablan de otros. A veces uno no necesita decir demasiado, tal vez así volvemos también a los silencios, uno no necesita decir demasiado, sino son sus pertenencias, sus amigos, las acciones, todo lo que está alrededor, lo que habla de esa persona, es decir, la enunciación, lo que uno dice, no siempre te hace ser, sino las acciones, las cosas, los otros también. Eso me pareció muy muy interesante y un gran desafío, a la hora de hablar de Asunta y de construir este personaje, que se ha nutrido mucho también de cosas amadas por mí, como las personas que me han cuidado, y también como muchos recuerdos de la infancia, y también como lugares. Lugares en los que yo no he estado, o he estado muy poco y hubiese querido, y entonces a este personaje le he llevado ahí, que viva ahí y haga su vida ahí. Entonces era como una gran compañía, y también como una gran proyección de cosas imposibles. Más o menos así, ha sido un poco azaroso también, yo tenía otras premisas al inicio del texto, pero me resulta entrañable este personaje justamente por el silencio y el hacerse a partir de sus acciones y sus cosas en el libro.
AP: Yo creo que mucho de lo que se habló también en esta cuestión de la sensibilidad es precisamente eso, el lado tan entrañable de este personaje y de las relaciones que se establecen alrededor de ella y obviamente ligada a ella. Yo creo que eso es muy rescatable y muy interesante. Bueno, pues viene este segundo libro, con Mantis, este es Tríptico de Kanata, y en él se ve un retrato de Bolivia, desde mi lectura. Para nosotros fue verdaderamente una sorpresa encontrarnos con un país que tiene tantos asuntos que resolver, el bienestar común, la cuestión de la intersección entre las clases, de las culturas, están los Aymaras, están los Quechua, están obviamente todas las otras culturas. Esta idea también de qué es el bienestar y qué es lo que realmente el progreso trae o no trae, todo eso se te viene encima cuando estás en Bolivia o por lo menos en el asomo que tuvimos. Y un momento que para mí fue totalmente significativo fue visitar el Museo Nacional de Etnografía y Folclor antes de mi entrevista con Elvira Espejo, que es una entrevista que voy a atesorar toda mi vida, como todas las otras entrevistas, pero sin embargo con ella hubo un momento en donde se me salieron las lágrimas. No pude. Al final de la conversación verdaderamente estaba yo deshecha en lágrimas, pensando en muchas cosas que había yo vivido esos días, acompañada con Mónica en estas visitas tan maravillosas que nos organizó, en ver a los estudiantes en la universidad, en entrevistar a otras escritoras, pero sobre todo ver la gente, el lugar en donde está. Y después, bueno, viene tu libro y de repente tú estás proponiendo una cuestión futurista en donde estás cuestionando con esta propuesta si realmente el avance estaba en la tecnología y en la modernidad. Cuéntanos acerca de este libro que casi casi siento que es como una declaración de amor qué le haces a tu país, si estoy tratando de ser un poco más romántica en mi lectura.
CM: Pues es muy lindo lo que dices. Ojalá sea así. Es curioso cómo se plantea en los libros. Es un gran camino y un camino lindo, desafiante igual. Yo había pensado Tríptico de Kanata a raíz, igualmente de un taller que había tomado y estaba muy contenta con intentar hacer algo muy raro. Eso es lo que yo quería hacer, algo como en el inicio, te hablo del inicio, del proyecto. Quería hacer algo muy raro. Mi análisis era nadie, pero este libro nadie me lo ha pedido. Probablemente no llegue ni se publique nunca. Entonces al menos haré algo que a mí me guste y que yo al terminar diga esto está muy loco y me gusta. Ese era mi objetivo inicial. Entonces en esa lógica de inicio he planteado como que sea que tenga tres partes y que tenga que ver con cosas en apariencia muy desconectadas. Entonces lo planteé de entrada como tres partes y me aboqué mucho a pensar qué tres partes podían ser. En ese juego, en ese juego que me parece vital para cualquier proyecto, ahora lo entiendo, lo mismo como te había comentado me pasó con dos niñas, solo la idea de decir cómo nos divertimos ahora, cómo jugamos con esto, qué podría ser. En la absoluta libertad, sin ningún compromiso con nada ni con nadie, creo que ese es un espacio realmente fértil para que salgan las ideas. En ese tiempo también yo estaba leyendo mucho a Laurie Moore y todos estos y me parecía cómo es posible que una autora que encima yo la leo traducida al español me haga reír y además que tenga así como ese sarcasmo y que todo este libro de autoayuda a mí me pareció genial.
Entonces durante mucho tiempo hice muchos ejercicios para hacer instrucciones, manuales, instrucciones de uso, pero eran como yo quería que sean textos que tú puedas leer una historia, pero eran manuales de usos de máquinas, de no sé, de medicamentos, de lo que sea, como instrucciones, pero que contaran una historia. Entonces mi idea era como trabajar mucho la forma y la historia iba a pasar por ahí abajo y uno se la hacía en la cabeza. Entonces en ese afán yo quería que algo de eso hubiera. De hecho, al principio el libro se llamaba Trifásico porque la idea era hacer todo en relación a la electricidad. Todavía quedan algunos resabios de eso pero muy poco. Y así se fue transformando, se fue transformando, pero la idea de que hayan tres partes quedó muy vigente. Luego pasó otra cosa que es que yo también trabajo haciendo entrevistas, entonces lo tenía como muy presente el hacer entrevistas y sobre todo que sea el interlocutor quien más aparezca, no el entrevistado. Entonces en ese esfuerzo y también porque había leído a Foster Wallace, había leído La Broma Infinita con un club de amigos que tenemos que es bastante loco que está ahí leyendo todas las obras gigantes y habíamos leído a Foster Wallace y ahí había una entrevista así muy larga donde sólo se leían las respuestas. Entonces en cada parte había como un elemento que me ha ayudado a desarrollar, a potenciarlo y hacerlo más grande. Y también en el segundo que es mi parte favorita del libro aunque a la mayoría de los lectores no les gusta mucho pero que era un paper académico porque a mí siempre me daba mucha gracia pensar que cualquier cosa que empiece diciendo bueno, la universidad de cualquier lado dice esto entonces aunque sea la mayor barra basada entonces tiene cierta solidez. Entonces yo decía bueno, vamos a hacer lo mismo, vamos a hacer eso pero con una cosa absolutamente desquiciada y que sea del futuro. Que lo diga, pero vamos a escribir un paper académico real, real con todas las cosas, con todo. Y me puse a leer textos académicos, cómo es la estructura. Yo nunca había escrito antes un texto académico y no sé si este puede decirse que es uno pero yo quería hacer ese juego, ese juego. Ahora entiendo también que es un poco, es un poco una revancha diré, por el gran deseo que yo tenía de estudiar algo relacionado a la literatura de alto nivel en una gran universidad, cosa que no haré. Entonces, ese deseo de poder producir una cosa así pero con una burla para mí era importante. Entonces, esa fue la segunda parte y la tercera como te digo más impulsada por la por la entrevista y más impulsada también por los despojos, por los documentos que quedan de alguien cuando ya no está. Hace muchos años, casi 10 va a ser, yo vivía con unas sobrinas que vivían en el piso de abajo que eran amorosas que las quise muchísimo, pero bueno por cosas del tiempo ellas se tenían que ir se fueron del país y entonces ahí se nos ocurrió hacer como una cápsula del tiempo. Todas eran menores de 10 años más mi hija entonces todas pusimos en una latita cosas que nos gustaría de ese tiempo y armamos una cápsula del tiempo y la enterramos. Y creo que nos faltan solo un año para desenterrarla pero esa idea de también enterrar algo y esperar por esa cosa y luego recuperarla y encontrar qué es, qué personas éramos o qué dejamos ahí. Si bien nos acordamos más o menos lo que había, esa cosa sigue enterrada ahí esperando por nosotros y por ese momento de encuentro otra vez para ver lo que había ahí dentro. Entonces todas esas ideas de los objetos que se recuperan y lo que dicen de las personas me parece igual muy fascinante y era algo que yo quería y que creo que de alguna forma he introducido en el texto. Y eso sí me ha ayudado muchísimo Mantis con sus observaciones para darle un giro más y redondear digamos el texto que en su tercera parte es donde en la edición hemos trabajado más sí más o menos así el proceso.
AP: Qué interesante, de lo más interesante. Bueno no se lo pierdan quienes están escuchando. Estamos platicando con Claudia Michel, no se pierdan estos libros todos sus libros. Este especialmente sucede además en dos momentos históricos, 2039 y 2090. Entonces esto acá hay un reto estético también de hablar sobre estas utopías, distopías, esta cuestión futurista y bueno me parece pero fantástica. Se nos está acabando el tiempo y yo sí quisiera platicar un poco sobre este súper interesante proyecto mARTadero. Que además se me hizo muy interesante, la página web los felicito vayan visítenla. Cómo surge esto y cuéntanos un poco de esto. Tiene como una serie de metas, de desafíos y de oportunidades hay para la gente en la cuestión de la creación artística y programas de desarrollo social. Cuéntanos un poco
CM: Claro que sí. El proyecto mARTadero ya tiene justo, este año festejamos 20 años. Yo trabajo ahí con 11 años tal vez 12, 12 años. Y el proyecto mARTadero era, en inicios, era en los años 20 era el matadero municipal de la ciudad pero que después de unos años como muchas edificaciones industriales quedaron en desuso pero a cargo de la alcaldía del municipio. El verdadero matadero se trasladó a otro lado de la ciudad y este quedó como un edificio que en su momento había sido como la gran estrella de la ciudad, como la gran estrella industrial de la ciudad. Pero quedó muchísimos años en desuso. Más o menos a partir de los 80 quedó en desuso y entonces se utilizaba más como un depósito municipal pero es una edificación muy grande que tiene así naves industriales, con espacios muy grandes porque bueno para el objetivo para el que había sido hecho. Pero bueno el asunto es que justo hace 20 años una sociedad de artistas lo pidió para una exposición de arte contemporáneo que resultó muy exitosa y luego la gente que estaba en ese momento en el municipio con mucha visión les dijo pues ármense una asociación y pídanlo en esta figura que es el comodato para que lo tengan por 30 años. Entonces así lo hicieron y se dio en comodato a esta sociedad de artistas. Es una asociación sin fines de lucro entonces pero pueden usar, tienen la administración del lugar pero no hay ningún recurso público ni municipal ni estatal para su manutención. Entonces desde sus inicios es un proyecto que ha sido autogestionado a partir de un montón de proyectos, iniciativas, actividades, etcétera. Y bueno continúa hasta ahora. Es un proyecto muy lindo, yo me siento totalmente parte porque además tiene una lógica muy horizontal que es más o menos una lógica cooperativista donde todos traemos todo, apoyamos y hacemos y contribuimos. Y me parece que todos los que estamos ahí como parte del equipo o también como las personas que han pasado por distintas circunstancias, proyectos, programas siempre salen enriquecidos. Enriquecidos por el proyecto que tiene, es como un gran animal de dos cabezas, yo siempre le digo. Una cabeza social pensada en el arte para la transformación social y una cabeza más hacia el lado artístico y la creación, que siempre es difícil de sostener. Pero esas siempre han sido las intenciones y más para el arte contemporáneo y desde la época de la refacción, de conseguir recursos para que las salas funcionen, estén adecuadas para el arte hasta el impulso en actividades más sociales en proyectos de arte social, hasta proyectos de apoyo a los artistas, a colectivos etcétera tiene un gran impulso y ha dado una gran fuerza a la ciudad. Muchos de los artistas bolivianos de distintas áreas han pasado en uno u otro momento por el mARTadero porque a pesar de todas las dificultades que implica sostener un espacio así, bueno se mantiene vivo durante 20 años. Entonces es realmente un ejemplo de perseverancia. Y en el lado personal lo que yo puedo decir es que es un espacio donde uno puede poner toda su creatividad en juego y plantearse cosas y luego hacerlas realidad. Eso para mí se ha convertido como en un gran vicio porque hay muchas dificultades, hay muchas dificultades y muchas carencias en todo sentido. Entonces la idea de vislumbrar algo que se puede hacer y un pequeño proyecto, que sean unos talleres no sé qué y luego conseguir el fondo, ejecutarlo, que se realice y que haya resultados es muy, muy reconfortante. Es muy reconfortante y muy estimulante, muy estimulante. Entonces creo que es un proyecto muy necesario para la ciudad, para Bolivia en general que ha traído muchas cosas buenas para todo su entorno. Con sus dificultades, con sus aciertos, pero creo que la perseverancia en el tiempo se nota ahora muchísimo. Y es como digo, para mí es muy estimulante y para mí es un honor ser parte del equipo y yo me considero 100%. Muchos de los proyectos que yo he planteado, como te he comentado, de entrevistas, igualmente de podcast, de otras cosas, los he podido hacer ahí a sola iniciativa sin demasiado cuestionamiento. Y la libertad es un eje que me parece igual importante y transversal y que ha logrado irradiarse, digamos, al barrio y a la ciudad.
AP: Claro claro. Pues qué maravilla, qué belleza, qué belleza. Me encantó la página web, me encantaron todas estas ideas, iniciativas. Y ahora lo entiendo ahora que estás diciendo esta cuestión también horizontal pues ayuda muchísimo a crecer y cada quien va aportando sus ideas. Qué maravilla. Claudia, pues ha sido un gusto enorme, enorme tenerte en Hablemos, escritora. De verdad qué privilegio. Los invito a que la sigan, bueno tú tienes también ya una obra puesta que ya has estado produciendo y editando y publicando pero vendrán otros libros más. Así que estemos pendientes de Claudia Michel. Muchísimas gracias, Claudia.
CM: Gracias a ti, Adriana, y que vaya todo siempre muy bien.
AP: Muchísimas gracias. Qué gusto más grande esta conversación con Claudia Michel. Nos deja invitados a revisar sus obras, a ver sus libros. Búsquenlos en Mantis Narrativa: Chubasco Aislados, Tríptico de Kanata. Y además también sus dos libros con Yerba Mala Cartonera: Juego de Ensarte, Corema y además Paralelo 23. Un agradecimiento muy grande a Magela Baudoin y a Giovanna Rivero, fundadoras de Mantis Narrativa, quienes abrieron la oportunidad de esta conversación.
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Un abrazo muy grande hasta ese bellísimo país de Bolivia. Yo soy Adriana Pacheco y gracias en nombre del gran equipo que conforma Hablemos, escritoras. Nos escuchamos muy pronto.