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Elipsis, metáfora, y la brevedad enorme del microrrelato

Adriana Pacheco · 04/09/2021

No sé si algunas veces les ha sucedido que viven algún evento, presencian un conflicto, ven a una persona que los impacta o los llena de curiosidad, o tienen un pensamiento suelto que les gustaría captar, y corren de inmediato a escribirlo. La nota se queda ahí, en un diario, en un celular, en una hoja cualquiera, y después de un tiempo regresan a él y lo descubren casi perfecto, una pequeña historia, brevísima, casi diminuta que dice todo en unas cuantas palabras, como en el conocido "For sale: baby shoes, never worn”, anónimo y erróneamente atribuido a Ernest Hemingway. Esa brevedad es la semilla del microrrelato, uno de los géneros literarios que más celebra la contundencia de la escritura y lo sucinto de las palabras.

Identificado también como microcuento o Flash fiction, en su traducción al inglés, utiliza entre 5 y 200 palabras para, en un enorme preciosismo lingüístico, hacer gala de la genialidad y perspicacia de quienes lo escriben. Algunas veces se le puede ver entremezclando en la narrativa, aforismo, haikus, y poesía, así como recurrir a la elipsis, la metáfora, la vuelta de tuerca, e incluso la sorpresa. El género responde a una larga tradición literaria en donde se pueden reconocer no solo nombres de hombres, sino también de muchas mujeres, como lo cuenta Amber Sparks en su blog Vela. Written by Women.

En español hay verdaderas joyas para leer en este género, empezando con Clara Obligado, quien coordina y publica junto con la editorial española Páginas de espuma y el apoyo de su fundador Juan Casamayor, la colección Por favor sea breve. Casamayor en su entrevista con la revista Suburbano ha dicho que el microrrelato une las dos “orillas creativas del género, reales y simbólicas”. Fue él también quien me introdujo a la obra de Obligado, de Juan Pedro Aparicio —y su “Luis XIV”— y a la grandiosa Ana María Shua, otro gran ejemplo del dominio de la naturaleza elíptica del microrrelato. 

Otras autoras que son un gusto leer en este reto literario son: Patrícia Esteban Erlés (España), Flavia Company (Argentina), Luisa Valenzuela (Argentina), Beatriz Pérez-Moreno (España), y Cristina Rascón (México), quien en su gran imaginación, lenguaje figurativo y simbolismo nos invitan a la imaginación lectora. Ahora que leo a Cecilia Eudave (México), descubro en ella también ese talento sucinto tan difícil de lograr y que viene de una gran mirada cuestionadora. 

Hoy pueden encontrarse otras versiones de microrrelatos en lo que se ha popularizado como "twitteratura", que ayuda a esa brevedad en el formato de las 280 palabras autorizadas por esta nueva manera escrituraria de la modernidad. También hay otras iniciativas para difundirlo como Aire nuestro por Jean Claude Fonder y su “Microrrelato de los viernes”.

Leer microrrelato, me recuerda que el talento no es improvisado y que las palabras son el cimiento de la obra literaria. Una probada acá para abrir apetito y para alegrar su lectura de hoy, seguro estos dos pondrán en sus labios esa sonrisa que surge de la sorpresa del secreto descubierto. 


Sin título
Mi papá no está contento conmigo. Me mira más triste que enojado porque sabe que le oculto un secreto. Estás muerto, quisiera decirle. Pero tengo miedo de que no venga más.
Microrrelato número 25; de La sueñera. Ana María Shua. 

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Toda una vida
Lo vio pasar en un vagón de metro y supo que era el hombre de su vida. Imaginó hablar, cenar, ir  al cine, yacer, vivir con él. Dejó de interesarle. 
Beatriz Pérez-Moreno. 

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