Desde el mes de mayo un tema que ha escandalizado y asustado a los defensores del derecho a elegir de las mujeres, es la proclamación de la Texas Hearthbeat Law o también conocida como Senate Bill 8 (SB 8). Y hoy quiero hacer una breve reflexión sobre cómo la literatura escrita por mujeres ha estado a lo largo de décadas demandando la atención de una sociedad que debe ver las muchas aristas que tiene el hecho de que miles de niñas, jóvenes y mujeres se enfrentan cada día a la necesidad de interrumpir un embarazo no deseado o no planeado.
Mi comentario amplía y profundiza mi artículo publicado en la revista Literal Publishing, a quien agradezco el espacio, y en donde reviso el peligro que esta Ley representa tanto para niñas, jóvenes y mujeres que se enfrentan a esta disyuntiva, como para todos aquellos que las ayuden y las acompañen en este crítico momento de sus vidas. Escribirlo fue difícil pues requirió de varias semanas de lectura e investigación por la gran complejidad de la Ley, misma que había que desmenuzarse renglón por renglón para entenderla, así como revisar las reacciones en varios foros y sus consecuencias jurídicas.
Y como lo digo en él, pocos vieron venir que se estaba preparando una Ley blindada de tal manera que no pudiera ser bloqueada ni detenida por un juez y que no ataca directamente a las mujeres, sino que va detras de aquellas personas que las ayudan, financían el procedimiento, lo ejecutan o que las apoyan. Fracturar esa red es dejarlas cada vez más solas y aisladas y con más miedo aún de compartir y pedir ayuda.
Vemos en la litertura contemporánea muchas aristas de esto en historias de jóvenes violadas, víctimas de incesto, novias abandonadas, mujeres que no pueden o quieren detener sus vidas en ciertos momentos, madres de familia que ya no pueden tener un hijo más, ni una boca más que alimentar. Muchas escritoras recogen la soledad, el miedo, y el aislamiento por el que pasan sus personajes recurriendo a estrategias retóricas diversas para hacerlo. Tal es el caso de Samanta Schweblin y su cuento “Conservas” de su libro Pájaros en la boca (2009) quien, con su estilo tan impregnado de extrañeza, habla de ese momento cuando la red de apoyo es fundamental para la mejor integración a la vida después de ese procedimiento. Otro es el acercamiento de Claudia Piñeiro, quien en tres de sus libros Elena sabe (2007), Tuya (2011) y Catedrales (2020), da voz a personajes que, como dice Marcela en el último de ellos, ni siquiera saben lo que esto significa al crecer en el silencio de una sociedad en torno a la sexualidad. Y Piñeiro dice:
“Abortar era una palabra que no usábamos. Una palabra sucia. Ni siquiera sabía si se escribía con be larga o ve corta: nunca la había visto escrita la palabra aborto en ningún libro, en ninguna revista. Jamás la mencionó una profesora en el colegio. Si hubiéramos preguntado, nos habrían dicho que era pecado y, sin muchas más explicaciones, nos habrían mandado a la dirección a rezar padrenuestros”.
Fernanda Melchor nos presenta este tema desde otro ángulo, el de una joven víctima de incesto que queda embarazada en Temporada de Huracanes (2017). Ethel Krauze habla del miedo y la doble moral que rodea al aborto en La hora de la decisión (2007). Y leo ahora el primer libro de la escritora chilena Bárbara Carvacho, Y tú ¿tan feliz? (2019) donde habla del machismos y de las muchas historias de jóvenes que se encuentran solas dentro de un sistema que les da a los hombres una oportunidad que las mujeres no tienen: la de elegir. Leerlas nos permite acercarnos a tantos escenarios en donde la vida resulta no ser lo que nos contaron o, como dice Carvacho,
"Es un gran desafío darte cuenta de que todas las películas de Disney que creciste viendo terminan igual: ella enamorada, él dispuesto a semiceder su pedestal de macho, ambos viviendo felices para siempre".
Fascinante es leer la obra de estas escrtoras que nos muestra a lo largo de 5 décadas —Krauze nace en la década de los 1950s, Piñeiro en los 1960s, Schweblin en los 1970s, Melchor en los 1980s, y Carvacho en los 1990s— una evolución de la mirada sobre el tema del aborto, de las coyunturas que ha pasado la lucha por el derecho a elegir, de las experiencias que influyen y traslucen en su escritura. Nos muestran lo absurdo de seguir explicando que esta conversación no se trata de la existencia o no del latido de un corazón, sino de lo vital que es darles a las mujeres un derecho que puede ser la base para que su vida tenga o no futuro, porque en el caso de ellas, esto sí se trata de vida o muerte.
Con SB 8 en Texas se complica aún más la situación, con el riesgo de que no pueda prohibirse y que otros estados conservadores sigan el camino, porque ahora el primer conflicto de estas jóvenes y mujeres será si pedir ayuda o no sin poner en peligro la integridad personal, económica y social de aquellos que decidan ayudarlas.
Los invito a leer más en Literal Latin American Voices.
Buen provecho.