Sanguínea (Severo Editorial 2019; Editorial Candaya 2020) de Gabriela Ponce Padilla (Quito, 1977) narra el desbordamiento emocional que sobreviene a una separación. La pérdida, el duelo y la crisis, explorados por Ponce en cuentos anteriores como Diarios de una nadadora, regresan en su primera novela con una prosa vertiginosa, llena de interioridad, poesía y cuerpo. La novela sigue la crisis de la narradora, una mujer que empieza la novela patinando, balanceándose y apoyándose en otros cuerpos, entre el gozo y el dolor, como imagen del estado que sucede a su divorcio. Asimismo, la escritura explora las posibilidades del deseo y lo erótico frente al dolor, mientras la protagonista recorre las bases de su educación sentimental en un encadenamiento de imágenes vertiginosas disparadas por la memoria que van desde la infancia hasta ese presente, colmado de la sensación de vacío y del riesgo constante de caer.