Algo que siempre me sorprende es cómo algunos pensamientos te llevan a tantas cosas. Yo necesito tan solo un detonador, una imagen, un olor, un sonido para que arranquen una serie de preguntas y curiosidades que a veces me llevan a lugares que nunca imaginé llegar. Así me pasó hace unos días cuando recordé a la escritora mexicana, radicada por largo tiempo en Mozambique, Silvia Gurrola. Pensé en ella por su libro La dignidad encarnada (Planeta, 2014) y la historia de una joven originaria de ese país, que lucha para sobrevivir la violencia y la discrimination. Pensar en Gurrola me invitó a recordar el libro que editaron y compilaron Tendai Dinos y Ricard Félix Writing Grandmothers: Africa Vs Latin America que pone en diálogo a la literatura latinoamericana y la africana. De ahí salté a la conversación que en 2021, a raíz del reconocimiento de Abdulrazak Gurnah con el Premio Nobel de Literatura 2021, -el primer autor africano negro en ganarlo- y del Premio Camões a Paulina Chiziane-el galardón más importante para la literatura en lengua portuguesa- sobre la idea de que a la literaratura africana le pasaría lo que ha sucedido en los últimos años con la latinoamericana. Recordé lo que había leído sobre algunos que no están de acuerdo con esto, como lo ha dicho el escritor y crítico de Camerún, Timba Béma, quien asegura que esto no es posible y que es difícil comparar porque las condiciones del mercado lector y la industria editorial no son las mismas. Y entonces me surgió la idea sobre los esfuerzos de promotoras como Sonia Fernández, autora del blog en español Literafricas y cofundadora de la colección Libros del Baobab que es parte de la editorial Libros de las malas compañias, una trabajadora incansable en hacernos llegar a los hispanohablantes las letras de ese gran continente.
En esa misma intuición me pregunto sobre la obra de escritoras y escritores que con esas raíces escriben y se escriben desde dentro de sus países o desde la diáspora. Porque si en algo estaremos de acuerdo es que la inmensidad cultural, natural, histórica, política y social de los países africanos son parte de su tradición literaria. Obras que describen la vastedad conmovedora del paisaje africano, con sus infinitas planicies doradas, sus paisajes de acacias, sus lagos pintados de rosa por los flamingos, sus montañas y acantilados, la diversidad de su flora y fauna, se entremezclan con la urbe y el gran bullicion de las grandes capitales. Lo son también las historias que hablan de su gran complejidad étnica, sus tradiciones milenarias arraigadas en una fuerte división de género, las históricas guerra intestinas que han sufrido, el tráfico humano y la esclavitud, que llega al continente desde mucho antes del colonialismo europeo de los siglos XVII y XVIII, los nuevos modos de explotación y neocolonialismo, que han marcado la vida de millones.
Todo este caleidoscópico que queda en la obra de escritoras y escritores llega a nosotros gracias a los que han logrado atravesar las fronteras escribiendo en los idiomas de sus conquistadores, portugués, francés, belga o inglés o traducidos a otros idiomas del mundo. Las editoriales españolas, han sido fundamentales en ese trabajo de traducción y publicación. Sellos como Salamandra, Alfaguara, y la colección Libros del Baobab tienen en sus catálogos autores que han ganado premios muy prestigiados. En Latinoamérica pienso en la editorial mexicana Elefanta, que tiene en su catálogo libros como Pétalos de sangre de Ngũgĩ wa Thiong'o (Kamirithu, Kenia, 1938), activista y el primer escritor de África del Este en publicar una novela en Europa, o la obra de Mía Cuoto, escritor de Mozambique quien también ganó el Premio Camões. La presencia de los escritores de ascendencia de los países africanos es incuestionable a nivel mundial. En México, como nos cuenta Wilfredo Burgos, hay una gran comunidad mexicano-africana y me gustaría saber si de ahí hay plumas que debamos leer
Las ideas, las curiosidades y las intuiciones nos llegan en los momentos menos esperados como dice Charles Chiffano. A mí, gracias a Silvia Gurrola, me llegó la curiosidad de empezar a leer a más escritoras que vienen de esta herencia, historia y circunstancia. Ampliemos nuestro caleidoscopio literario con sus voces.
Buen provecho