Llamamos mágico, según el diccionario, a lo maravilloso o estupendo. Y es que es verdaderamente pasmoso observar una mano que se eleva hacia el cielo motivando el soliloquio de un testigo, del mismo modo que es extraordinario contemplar el vuelo de una mano que responde con su extenso discurso monológico al decir asimismo ensimismado de quien lo ha visto volar.