"…en tus textos vuelves a construir el génesis para que las mujeres y los hombres por fin comprendamos algunos misterios de la fe, porque en tus parábolas corriges equívocos ancestrales (quizás ahí resida la explicación de esos abismos que silencian el amor entre los hombres y las mujeres), porque no te reduce a un recordatorio, sino que te arriesgas a re-escribir la historia y enderezas o tuerces — si fuera necesario- esos destinos aburridos y crueles, porque revisas los versículos de la dignidad, esos dogmas terribles que acompañaron a las mujeres durante siglos y siglos, porque haces del placer corporal una ley irrenunciable y privada, y morbosa, por todo eso también me infundes valentía para regalarle mi profecía…
...Lo que nos viene de ti es esa mujer desnuda en el espejo reconociéndose, aprendiendo a amarse otra vez, como antes de ser sal o barro, o soplo de Madre. Sé que no sos la única escritora que ha optado por esa veta, pero reconozco con admiración sincera que tu narrativa es dulcísima, mas no por eso menos desgarradora. Denuncias, ironizas, te ríes, gozas, te diviertes, coqueteas con tus personajes varones, los seduce y ni siquiera hay poses en tus párrafos…" Giovanna Rivero.