“Yo me acerco a la literatura sospechando” dice Cristina Morales, escritora española que nos acompaña este mes de agosto en un fantástico programa.
Escucharla me hace pensar en que la sospecha es un excelente punto de partida para la escritura y para la lectura. Si los escritores parten de ahí, es decir de las preguntas e incertidumbres, más que de las respuestas y certezas, los lectores podemos acercarnos a su obra de la misma manera. Sospechamos con ellos que lo que vemos en el día a día y en lo que llamamos “realidad” no es confiable y que tal vez las palabras articuladas desde lo siniestro, lo inusual, el “quiebre de lo humano”, desde esos otros “yo” que nos habitan —como lo dice Bibiana Camacho— o en la violencia y el repensar la historia —como en la obra de la misma Cristina— podemos movernos de un lugar cómodo a ese otro fuera del confort para ponernos en la incomodidad que nos hace no aceptar las cosas tal y como nos dicen que son. Los libros de Cristina, por ejemplo, traspasan los muros de la política, la historia novelada, la religión, lo que se ha reconocido como discapacidad, o presentan a grandes figuras del pensamiento humano como Santa Teresa, tan poco y tan mal leída en nuestro tiempo. Los de Bibiana nos llevan a otros campos como los de la muerte, el olvido, lo onírico, la extrañeza, a esas otras esencias del ser humano que nos empeñamos en negar. Una y otra son, sin lugar a dudas, dos plumas fundamentales en el panorama literario actual.
El programa de agosto también nos hace pensar en la frontera como espacio no solo de conflicto sino de encuentro, de transformación y cultura. Un contraste que es importante recordar sobre todo en este momento en que la historia de Latinoamérica y los Estados Unidos está tan ligada a la frontera sur o a la norte, según se esté uno ubicado. Cuando leemos que el número de los inmigrantes ha aumentado a cantidades récord de 180,000 adultos y en ellos más de 19,000 niños —la más alta en más en los útlimos 20 años—; cuando la mezcla de orígenes incluye migrantes de países como México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Rumania, Ecuador, Venezuela, Brasil, Cuba, entre otros.
La literatura fronteriza está dando prueba de estos movimientos de muchas maneras. Sobre ello reflexionamos con la académica transfronteriza Sylvia Fernández, quien nos habla de diversos proyectos para recupera archivos y reconstruir conversaciones a los dos lados del Río Bravo, así como de la obra de escritores en el interior de la Unión American que siendo de origen hispano, latino, latinex, o chicano, están escribiendo en inglés o español. A mí en lo personal me resulta intrigante cómo se están nombrando y agrupando en Estados Unidos estas escrituras como por ejemplo: el #NewLAtinoBoom en la propuesta de Naida Saavedra; Literatura del Desarraigo desde Chicago con Fernando Olszanski; Literatura de la Frontera como se le llama en Texas y en el canon literario mexicano; o Literatura Fusión desde Indiana como propone Ani Palacios.
Y en estas búsquedas de atravesar y de romper ponemos a su consideración romper también la barrera del tiempo para regresar a lo que tantas veces hemos dicho sobre nuestras madres literarias y lo que les debemos a ellas. Es nuestro colaborador músico, y estudiante del doctorado en Literatura, Wilfredo Burgos, quien nos trae a la mesa a una escritora puertorriqueña, de finales del siglo XIX y principios del XX: Luisa Capetillo, una mujer que tuvo que luchar mucho para atravesar barreras. Y pensando en los mismos ritmos que Wilfredo lleva en su piel, está la coincidencia de que dos de las escritoras de este mes son bailarinas, Cristina y Bibiana, y que ambas ven en la danza y la escritura espacios en continuo diálogo. Asi también nos lo dijo en su momento otra escritora, Silvia Siller.
Rompemos otra fronteras con la invitación a nuestro programa a la primera escritora de Brasil, Regiane Folter, quien en su cadencia y ritmo nos enamora con su primer libro AmoreZ, así como toda su escritura para los jóvenes, su visión sobre los movimientos feministas actuales y esta nueva manera que tienen las columnistas publicando en diversas revistas, como ya nos lo ha contado Lauren Cocking. La editorial consonni, así con minúsculas, es otra de nuestra maneras de atravezar las líneas que intentan dividirnos. Desde España, María Mur Dean nos regala una conversación sobre un sello editorial que se especializa en libro sobre feminismo y cultura crítica. Sus textos son una joya que ahora tendremos en nuestra tienda Shop Escritoras, lo que me alegra entrañablemente.
Y en las “confluencias y demarcaciones” que habitan la literatrua, de las que habla la crítica Irma M. López nos encontramos con dos textos: Delta de sol (Dharma, 2020) de Lucía María Treviño y Detective de objetos (La uña rota, 2019) de Shaday Larios. De ellos Fran Dennstedt, desde los bosques del sur de Ilinois, y Giulianna Zambrano, desde la belleza de Quito, nos desmenuzan estos libros para ver de qué manera deconstruir la poesía del famoso libro Piedra de sol de Octavio Paz y hablar y animar los objetos que nos rodean, las mujeres estamos rompiendo.
Me gusta tanto que en este mes estas inquietantes voces de la literatura contemporánea interceptan política, frontera, activismo, el reto literario, poético y creativo, con los objetos tangibles e intangibles que nos rodean.
Me entusiasma la idea de romper desde la sospecha. Gracias a todas ellas y gracias Cristina por hablar de "la sospecha".