Esta semana hemos celebrado nuestros tres años de vida con el primer podcast que Hablemos, escritoras produjo. Adriana González Mateos fue la primera en confiar en este proyecto, y el “tsunami” (citando a Gabriela Jauregui) empezó con ella. Nadia Contreras, Marina Herrera y Ethel Krauze siguieron para dejarnos cautivados y convencidos de nuesra total vocación y pasión por las letras de escritoras. Hoy leemos de sus propios puños qué ha sido de sus esfuerzos por escribir y como las grandes promotoras que son.
Nadia Contreras una gran voz de la poesía y la crítica fue nuestro episodio no. 2 que apareció el 28 de enero, porque en ese tiempo solamente salía un episodio a la semana. A Nadia la visité en Toreón Coahuila en donde pude ver el impacto de su trabajo y la gran red que tenían con varios estados del norte de México. Fue impresionate ver su trabajo como docente, gremio que siempre hace grandes esfuerzos para educar. Tras ella salió el Episodio no 3, el 11 de febrero, con Marina Herrera, cuentista y dramaturga saltillense, quien detonó toda la investigación de nuestro proyecto con su libro El cuerpo incorrupto y la oportunidad de conocerla en persona después de haberla buscado por mucho tiempo. Ella fue la que un año antes, cuando oí su voz por primera vez, me dio la idea de hacer un podcast de escritoras. En mi viaje a Saltillo para conocerla en persona y para presentar nuestro libro Romper con la palabra, me encontré con la sorpresa de la representación de su obra de teatro Sé hombre y dispara, montada por el grupo Calaverita de Azúcar Teatro. Nuestro episodio número 4 fue con la escritora, docente y gran tallerista Ethel Krauze, con quien estuve en Cuautla a unos cuantos meses del sismo de 2018 para ver los resultados de su enorme proyecto “Mujer escribir cambia tu vida”. Ahí tuve el gusto de escuchar por primera vez a Socorro Venegas increíble escritora y promotora también de las letras. En un salón abarrotado vi cómo el público quedaba cautivado con la voz y obra de ambas. Más tarde Ethel nos visitó en Austin para hablarle a otros públicos de sus proyectos y para tallerear del otro lado de la frontera.
Muchas cosas han cambiado para ellas en estos tres años desde que conversamos, trabajando siempre incansablemente para seguir en el oficio de escribir y para dar luz a sus obras y las de muchas otras mujeres. Hoy, les rendimos homenaje con todo nuestro agradecimiento por su apoyo siempre incondicional.
Comparto emocionada y conmovida con ustedes estas reflexiones escritas por ellas porque "En Hablemos, escritoras una conversación de una hora inicia una amistad de toda una vida".
Nadia Contreras (Colima, 1976)
La entrevista se realizó en enero de 2018. ¿Qué he realizado a partir de esa fecha? Ay, mucho, creo. Pero voy a destacar aquellas cosas que me han marcado tanto de manera personal como escritora.
En 2019, la Secretaría de Cultura de Cultura de Coahuila, me invitó como jurado para dictaminar el Premio Internacional Manuel Acuña, en la categoría de Trayectoria Poética. Compartí mesa de jurados con Ana Isabel Conejo Alonso, Marianne Toussaint Ochoa, León Plascencia Ñol, Eliezer Jáuregui Arrazate. La escritora canadiense Anne Carson resultó ganadora y pues la felicidad es aún inmensa. Una poesía revolucionaria en todos los sentidos, una mujer y escritora que admiro y que leo de manera constante. En verdad un privilegio haber formado parte de este dictamen y, claro, refrendar con este premio, mi aprecio hacia su obra.
También en 2019 publiqué La niebla crece dentro del cuerpo (PuertAbierta Editores, 2019), una colección de poemas que se centran en la enfermedad: la ceguera y la obstrucción intestinal. Un libro que me costó mucho escribir; era necesario llevar la parte científica a la poética. Un libro querido, afortunadamente, por parte de los lectores y que me ha permitido un diálogo directo a través de entrevistas, talleres, foros, etc. Este libro mereció el PECDA Coahuila, en la categoría Creadores con trayectoria, género Poesía (2016-2017) que otorga la Secretaría de Cultura.
En 2020 obtuve la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para proyectos digitales del programa Contigo en la distancia para difusión de la obra de escritoras y escritores mexicanos. Ese mismo año, también fui beneficiada con el programa “Arte resiliente 2020” que entregó la Secretaría de Cultura del Estado de Coahuila, en coordinación con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México por medio del programa de Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC). Desarrollé un ciclo de entrevistas a escritoras coahuilenses con el título: “La poesía alberga la esperanza: Diálogo con seis mujeres poetas coahuilenses frente a tiempos convulsos”. Entrevisté en línea a las poetas Dana Gelinas, Mercedes Luna Fuentes, María Luisa Iglesias, Claudia Berrueto, Carmen Ávila, Esther M. García. Uno de sus objetivos: la difusión de la literatura escrita por mujeres. Las entrevistas se pueden encontrar en Internet, en Youtube.
Otro momento importante fue el ciclo “La piel verdadera. Poesía mexicana actual escrita por mujeres”. La primera emisión se realizó en 2020 y la segunda, en 2021. Esta segunda, conformada por seis mesas de lectura y transmitida en línea los sábados de 8 a 9 de la noche, hora del centro de México, se reunieron diversas voces que además de compartir sus textos con los espectadores, hablaron sobre los caminos de la poesía actual, procesos creativos, temas, preocupaciones literarias, así como la manera en que cada autora enfrenta estos tiempos convulsos de pandemia. Este segundo ciclo contó con las voces de: Sugey Navarro, Margarita Aguilar Urbán, Isabella Ibarra, Marisol Vera Guerra, Diana Eréndira, America Femat Viveros, Margarita Díaz de León Ibarra, Mónica Jiménez Olmos, Nancy Hernández García, Nayeli Rodriguez Reyes, Jetzabeth Fonseca, Georgina Navarro, Karla Marrufo Huchim, Chary Gumeta, Maricela Guerrero, Daniela Escobar, Blanca Vázquez, Brianda Pineda Melgarejo, Verónica Olvera Rivas, Karen Cano, Azul Ramos, Cristina Arreola Márquez, Nicté Toxqui, Adriana de la Mora, Lizeth Sevilla, Arlette Luévano, Zeydel Bernal, Ana Franco, Nidia Cuan, Nora Lizet Castillo Aguirre, Yeni Rueda López. También, este material se puede encontrar en Internet, en Youtube.
Sigo un trabajo intenso al frente de Bitácora de vuelos ediciones. Publicamos 14 ebook y la mayoría de ellos, son de mujeres escritoras. En 2020 incursionamos en el libro para público infantil-juvenil. Abrimos la colección con los ebook de Ethel Krauze y Kyra Galván. Ya se han sumado más autoras.
Este 2021 obtuve nuevamente la beca que otorga el PECDA Coahuila 2021-2022, para la escritura de un libro de poemas. El libro, como los anteriores, se mueve en el terreno científico hacia lo poético; soy miembro del Consejo de Cultura, en el área de literatura, de la Secretaría de Cultura del Estado de Coahuila, periodo 2020-2023.
Para cerrar, me haré cargo de la Coordinación de Literatura del Instituto Municipal de Cultura y Educación del R. Ayuntamiento de Torreón (2022-2024). Una nueva aventura, un nuevo camino. No hay miedo, hay entusiasmo y fortaleza. Y como siempre lo he dicho: la literatura y la poesía sanan y salvan.
El cambio en el escenario de las escritoras es un hecho. Hay una mayor cantidad de escritoras participando y publicando. Creo que esto se debe en parte al internet y, más adelante, a la pandemia. La reflexión a partir de este acontecimiento que sigue siendo atroz (la pandemia) es que vino a fortalecernos como individuos y como comunidad. El valor que le damos a la vida es muy diferente al de años atrás; y también el valor del y sobre el trabajo. Surgieron y se fortalecieron proyectos magníficos como éste y otros tantos lidereados por mujeres. Las mujeres ahora no nos quedemos calladas. Tenemos el derecho de hablar, de publicar, de tener un espacio en la literatura. Colectiva e individualmente hemos cambiado mucho el panorama de la literatura no sólo de México sino del mundo. Y no hablo del panorama sólo actual sino también el de la tradición porque proyectos como Vindictas, vienen a colocar a autoras del pasado en el momento cumbre de la literatura contemporánea. En fin. Somos imparables. ¿Quién nos detiene? Nada ni nadie.
Marina Herrera (Saltillo, Coahuila, 1977)
La obra y la participación social de las mujeres escritoras está siendo leída y divulgada más que nunca antes y no necesariamente en las plataformas tradicionales del mercado editorial, sin embargo, vivir del oficio sigue siendo un privilegio que tiene qué ver con el género, con la raza y con la clase también, sobre todo en el caos pandémico que todavía estamos atravesando. Mantener la voz y el aliento en estas circunstancias es un acto de resistencia.
En México destaca, e incluso tiene un mercado, el trabajo de mujeres periodistas que arriesgan el pellejo por contarnos a través de crónicas, narraciones, reportajes sobre las historias de horror del narcotráfico, la corrupción, la pedofilia o la trata de personas y otros temas que nos ponen en contexto; en el cine y en el teatro encontramos con mayor frecuencia guiones escritos por mujeres, nuestros temas, enfoques y personajes dan cuenta de las múltiples posibilidades que tenemos para seguir contando historias, aunque los espacios y las posibilidades para producirlos son limitados.
En mi caso lo hago de forma muy local y artesanal y cuento con la colaboración de un grupo de teatro dispuesto a correr el riesgo, que no es poca cosa, además de que sigo pensando que la narrativa es la forma más asequible para llevar un relato a lo concreto.
En la ciudad en la que vivo hay mujeres poetas, narradoras, dramaturgas, comunicadoras, profesoras, compositoras, periodistas, filósofas; aunque existe una comunidad, no hemos encontrado los canales, los recursos ni los espacios para compartir nuestras experiencias en la escritura; en el mejor caso y apelando a la vecindad sé —o quiero pensar— que unas y otras leemos nuestros relatos o poemas, que cantamos nuestras canciones y que vamos a nuestras obras de teatro o recitales. Hay retos y asumo los que me corresponden.
Celebro, pues, nuestro ejercicio y el uso que cada una le da a la palabra para que esta nos permita conocernos y reconocernos en lo colectivo y en lo solitario.
¿Cómo olvidar la intensa, larga, puntual, prolija, generosa entrevista que Adriana Pacheco me hizo, inaugurando los ya imprescindibles podcasts de su espléndida iniciativa?
Adriana había leído y analizado la mayor parte de mi obra literaria y traía preguntas que me provocaron insospechadas reflexiones. Su mirada profunda y su instinto para el descubrimiento de las entretelas en la vida y la obra de las autoras, se revela en cada uno de los diálogos con los que ha logrado configurar un mural en movimiento que crece imparable en la reconocida plataforma digital que ha creado.
Desde entonces, he publicado tres nuevos libros de poesía: Un nombre con olor a almizcle y a gardenias, una plegaria desde la voz colectiva; Balada contra el tiempo, un alegato para invitar a la acción, al presente puro de la vida; y Abrazos nocturnos, una exploración mística con la figura de Dios en género femenino. Los dos primeros, publicados en Madrid, por Ediciones Torremozas; el último, en Ediciones el Nido del Fénix, México.
También, un breve libro de cuentos mínimos, en Amazon, El libro de los miedos; y el libro digital de poesía infantil ilustrado, Poeminas para Adelina, en Bitácora de vuelos ediciones.
He vuelto a publicar cuento, que es mi segundo hogar, después de la poesía: El fragmento impertinente, editado por Paraíso Perdido/Typotaller, un volumen de veinte cuentos que se describe perfectamente con su título y salió justo para presentarse en la pasada Fil de Guadalajara en noviembre de 2021.
Una de las mayores satisfacciones fue el Premio Nacional Mujer Tec, 2020 en Arte y Gestión Cultural, por el modelo Mujer: escribir cambia tu vida, que está cumpliendo quince años de convocar a las mujeres, desde Morelos para México y el mundo, a apropiarse de la escritura de su vida, y de su vida a través de la escritura. Con la Secretaría de Turismo y Cultura del estado de Morelos, se han publicado alrededor de 45 antologías de los manuscritos, parte de este acervo documental ha sido solicitado por varias universidades en diferentes países para sus bibliotecas, investigaciones académicas y tesis de grado. La pandemia no nos ha detenido y hemos continuado los talleres de forma virtual. Nada se compara con la oportunidad de construir comunidades de mujeres que escriben descubriendo ellas mismas su valía y su talento.
Finalmente, terminé una novela que me llevó cuarenta años hasta encontrar cuál sería el tono y el lenguaje adecuados para una historia entrañable, se titula Samovar y saldrá próximamente en el sello Alfaguara, de Penguin Random House. Siento que nací para escribir esta obra, un viaje a la historia de una abuela y una nieta, en medio de naufragios cruzados por un siglo, momentos dorados con sorbos de té y un samovar a la deriva. Ya tendrán los lectores la última palabra. Tiemblo de emoción.
No me cabe duda: este será el siglo de las mujeres que escriben. En los últimos años he leído con pasión y admiración la obra de autoras que van publicándose, tanto en poesía como en narrativa y ensayo. Son valientes, audaces, deslumbrantes, vibrantes. Rompen moldes, estereotipos, cánones, géneros. Invaden como yerba fresca el paisaje de la literatura que ya venía desertificándose por fórmulas demasiado conocidas y repetidas de los autores de moda.
Una de las características que destaco en las mujeres es la voz y la mirada, valga la redundancia, de las mujeres sobre sí mismas y su relación con el mundo. Sin camuflarse en “narradores omniscientes”, asumen su propio “yo”, y entran sin pudor en su cuerpo y sus oscuridades, en sus emociones y sus transgresiones con la espada del talento en primera línea. Otra de las innovaciones es que no andan divagando en qué género literario “deben” escribir, ellas inauguran nuevos caminos en las formas y las estructuras. ¿Por qué no se puede pensar, poemar, narrar, dialogar y analizar en un mismo texto, tejiendo tramas con diferentes bordados, para crear un nuevo estilo? Las mujeres están diseñando un guardarropa/literario acorde a sus cuerpos/textos.
Cuando era una joven escritora que se iniciaba en este oficio, alguna vez una “vaca sagrada” me elogió un texto diciendo que yo era “un escritor”, no una “escritorcita” como otras. Yo sentí el doble filo del halago: para hacer literatura necesitaba dejar de ser mujer, o por lo menos, dejar de parecerlo, con lo cual, recibiría el reconocimiento que sólo un hombre era capaz de otorgar. Qué felicidad que a la vuelta de la vida esto sea una anécdota para ejemplificar los usos y costumbres de la cultura patriarcal que entre todas las mujeres estamos erradicando, principalmente, dentro de nuestras mentes.
La gestión de comunidades, plataformas, programas, iniciativas editoriales, revistas, que han proliferado entre las mujeres que escriben está logrando estos cambios. Sólo como ejemplo, menciono dos: Escritoras MX/FENALEM (Feria Nacional de Escritoras Mexicanas), fundada por Cristina Liceaga; y Mapa de escritoras mexicanas contemporáneas, creada por Esther M. García. Hay varias más, y nacen nuevas por todo el país. Nos reconocemos entre nosotras mismas, nos leemos, nos publicamos, nos reseñamos, nos criticamos, nos tallereamos.
Hablemos escritoras, como su nombre lo dice, es el paso, el camino.
Larga vida a Hablemos escritoras.