El cero móvil de su boca de Gisela Heffes es un libro escrito como si el verano fuera a acabarse en unos pocos días y con ello, una libertad largamente cultivada. Desde un rincón inventado en una casa que bien podría ser la nuestra, Gisela medita sobre su padre muerto, la naturaleza, los hechos políticos de la actualidad, la vida doméstica, la familia y la escurridiza felicidad. Medita y trabaja. Es libro de presencias, pero ciertamente también de ausencias, de refugios; escrito con un aire íntimo como alguien que nos estuviera recordando en voz baja un secreto que ya sabíamos.—Marcelo Rioseco