Hablemos, escritoras. Blog

Lectores de la página iluminada

Adriana Pacheco · 07/15/2023

Desde hace varios meses estoy suscrita a las publicaciones de la poeta y traductora Robin Myers en la plataforma Substack. Desde ese día religiosamente recibo en mi mail su newsletter “Poem Per Diem from Robin’s Substack” en donde disfruto enormemente la poesía que comparte y que para muchos de nosotros se ha convertido en una tradición diaria de lectura. 

Esta no es la única suscripción que tengo en este espacio, que concentra ya ahora a miles de escritores, y donde incluso yo misma he considerando contribuir. Sigo ahí también a otros escritores, críticos y a lo que voy a llamar “pensadores de estilo” como Charles Schifano y su Desk Notes, quienes aprovechan el espacio para hablar de un sinfín de temas que nos ponen a reflexionar sobre el acto mismo de la escritura y la lectura. Y ni se diga el caso de plataformas consolidadoras como AppleNews+, en donde están ahora en línea muchas de las revistas y los periódicos más prestigiados del mercado y es una herramienta de lo más conveniente. Está también issuu que sé se ha convertido en algo totémico con toda clase de publicaciones digitales e incluso algunas ya demasiado comerciales como folletos y publicaciones promocionales. El acceso a todos estos sitios es con celular, laptop o tableta, donde también muchos de nosotros leemos revistas literarias digitales y blogs o páginas web de escritores. Ustedes mismos en este instante están leyendo esto en una página iluminada.

Todo esto habla de que el espacio digital para la lectura se ha convertido en uno de los más importantes para muchos de nosotros. Y no es que los que los seguimos seamos infieles al libro impreso o a las maravilosas revistas que nos llegaban o llegan por suscripción, es que nuestros ojos están ahora tambíen puestos en "la página iluminada"; en lo que Marlon PV describe como “la escritura que se sale de la hoja”. Hoy somos lectores como nunca antes de la gran “digital library”, la librería digital, de la poesía virtual, del ensayo electrónico, o de sus otras formas de experimentación. 

Espacios así recogen la obra de escritoras que incluso amplían el formato de sus obras con sonidos, música, caligramas y representaciones teatrales como la Marlon misma —quien se suma pronto a nuestro podcast— o como otras que ha están como Mónica Nepote, Rocío Cerón, Carla Faesler, Verónica Gerber, o la chilena Alejandra del Rio Lohan, entre muchas otras.  Para ver sus trabajos y sus nuevas propuestas que a la vez que disfrutamos nos educan en temas, formatos, ritmos y entrecruces y nos deja con ganas de leer más, tenemos que ir de nuevo al espacio digital, a la página iluminada. Sin embargo, en este deambular de un lado a otro encontrando una cantidad inagotable de información está inherente la imposibilidad de preservar, conservar contenidos, de archivar para consultarla más adelante, para recordar en dónde leímos tal o cual cosa, el post que ya se "enterró", ya no funciona la págian web o el link en donde lo vimos. La información ha desaparecido para siempre. No podemos conservarla como lo hacíamos o lo hacemos en nuestras bibiliotecas en nuestros folders y esto también nos genera una cierta angustia y nos pone frente a otras preguntas sobre las maneras de hacer visible ese trabajo, sobre las herramientas que tenemos para ordenarlo y conservarlo, sobre lo mucho que nosotros mismos como lectores tenemos que educarnos en estos nuevos accesos al texto y en las oportunidades que estos espacios, sin el limite fronterizo que atraviesan los libros, nos dan para llegar a nuevos lectores y las nuevas generaciones.

Esto es especialmente relevante en un tiempo en que, como Exploding Topics dice, una persona pasa entre 6 y 7 horas diarias de tiempo frente a una pantalla y que la Generación Z consume alrededor de 9 horas de su día asomada a ese universo. Los espacios digitales y la inteligencia artificial, como en el caso de ChatGPT, están afectando los modos de lectura así como los modos de producción del texto, las dinámicas y la manera cómo es visto el proceso creativo. Lo que es un hecho es que tanto escritores, como promotores y editores estamos pasando por un momento de reto, de cuestionamiento y de adaptación a nuevas prácticas lectoras. 

Y si tanto hemos hablado de los instrumentos electrónicos como extensión de nuestras vidas y nuestros cuerpos, como medios para estar en el mundo, tendríamos también que reconocer que no solamente les sirven a los usuarios para estar al tanto de su social media, sino que se han convertido en bibliotecas ambulantes que van con nosotros a todas partes no para sólo leer libros en Kindle, sino poemas de Substack o de Word Without Borders, o de Literal Magazine o para disfrutar poesía sonora o un texto interactivo. La inquietud para muchos es ahora que la página iluminada ilumine por más tiempo los rostros de muchos, que la luz —metafóricamente hablando— de un buen texto impreso en un bellísimo papel. Por supuesto que para otros, ambas cosas se complementa y se retroalimenta, se apoyan y crecen juntas, o no es así. Fascinante, emocionante, complicado y controversial lo que estamos viviendo hoy.


Buen provecho.