Hablemos, escritoras.

La desobediencia. Antología de ensayo feminista.

Episodio 275 Reseñas

10/17/2021 · Francesca Dennstedt

¿Qué puede pasar si las mujeres se salen de control? ‘Ahí es cuando cambiamos el mundo’, dice Traister."

Hoy, la lectura de Frann Dennstedt, nos presenta un acto de desobediencia, con su lectura de los 11 ensayos de la primera antología de ensayo feminista en Bolivia: La desobediencia (Dum dum, 2019). El libro es fundamental y reune a voces que proponene que desde el feminismo hagamos más preguntas que respuestas y sigamos pensando sobre cuál es la improtancia de escribir desde lo personal y desde el cuerpo. Escribir en primer persona es subversivo e imprescindible. No se pierdan este libro con escritoras como: Magela Baudoin, Liliana Colanzi, María Galindo, Alison Spedding, entre otras. De venta en Estados Unidos en Shop Escritoras.


El feminismo es un ejercicio de desobediencia. Desobedecer para dejar de ser cómplice de un sistema que oprime. Desobedecer para dejar a atrás los viejos significados e imaginar nuevos lenguajes. Desobedecer para transgredir, incomodar y soñar con otros mundos posibles. En el libro titulado La desobediencia. Antología de ensayo feminista (Dum Dum editora, 2019), la académica y escritora boliviana Liliana Colanzi selecciona once textos desobedientes que dan cuenta del panorama del feminismo boliviano en el presente. Once textos que trasmiten la urgencia y la euforia de la marea feminista que ha surgido en los últimos años hasta convertirse —haciendo eco de la expresión de la escritora mexicana Gabriela Jáuregui— en un "tsunami imparable".

El primer acto de desobediencia es la antología en sí misma puesto que se considera la primera antología de ensayo feminista en Bolivia que, como señala Virginia Ayllon, se escribe desde, con y para las mujeres. La escritura como un acto de rebeldía es uno de los hilos conductores del libro porque cuando se es mujer, escribir es ser rebelde, nos recuerdan las autoras. Dice Magela Baudoin: “A las mujeres nos cuesta “decir” porque sigue siendo un ejercicio de desobediencia, un trabajo que requiere esfuerzo, penalizado si se sale de lo tolerable por el canon cultural y político, tanto en el espacio público como en el privado”. Otro ejemplo es el de Paola Senseve quien nos invita a escribir lo que más miedo nos da escribir porque “mientras voy escribiendo este texto con mi cuerpo, con mis dedos, mis ojos, mi cerebro, me doy cuenta que el sine qua non del patriarcado es el miedo”.

La escritura no solo rompe el pacto de silencio, sino que es unas las herramientas que tenemos para pensar y sentir el cuerpo situado en un espacio y tiempo determinado. En este caso, el libro sugiere que es tiempo de replantearnos todo. Por ejemplo, María Galindo en “Manifiesto de Sedición Feminista o Manifiesto Feminista de Sedición” propone una teoría de la subversión feminista en 7 pasos, propuesta teórica que no sale de la academia sino desde el movimiento y el cuerpo colectivo de la agrupación “Mujeres creando”. Los pasos propuestos incluyen la acción de reinventarlo todo, desde la figura del proletariado hasta la idea misma de revolución.

Galindo sitúa el concepto de revolución como ideología patriarcal utilizando como ejemplo la figura del caudillo, es decir, “un salvador masculino por excelencia, caudillista, militarista, heroico y fundado en la figura del guerrero”. Para Galindo, la revolución no existe ni será porque la revolución es otra cosa: “ese vacío que da vértigo pero que también convoca y provoca”. No es casualidad que el manifiesto de Galindo cierre la antología puesto que de cierta manera resume los sentimientos de hartazgo, rabia y duda que los otros textos transmiten. Y aquí encuentro otro acto de desobediencia. Más que ser un libro que busque claramente manifestar qué es el feminismo boliviano, La desobediencia ensaya las dudas y los vacíos con la esperanza de dar sentido al movimiento feminista desde experiencias personales que se tejen con la escritura colectiva que culmina con el poema a muchas voces “13 horas de rebelión” que cierra el libro. La desobediencia recae en el rechazo a las verdades absolutas y a la claridad de pensamiento como algo inherentemente positivo. A veces, hay que producir discursos que generen dudas y no respuestas es una de las conclusiones sugeridas en la antología. 

Los textos de este libro están escritos desde un yo que se desobedece a sí mismo. Varias de las autoras se cuestionan cuál es la necesidad e importancia de escribir desde lo personal y poniendo al propio cuerpo en la línea de fuego. Baudoin nos dice que da miedo; Liliana Colanzi que da rabia; y Alison Spedding Padlet nos recuerda que escribir desde la experiencia muchas veces hace que nuestro discurso sea tomado a menos. Todas señalan que escribir en primera persona es políticamente subversivo y potente. Dice Galindo: “El lugar de la primera persona es un lugar simplemente imprescindible y vital para la lucha social. Cuando hablas en primera persona, la primera en ser puesta en cuestión eres tú misma, por eso dejas de ser víctima y dejas de repetir el testimonio de tu dolor…te complicas con otras historias …y por fin te reinventas”. Todas escriben desde esa primera persona que se desobedece a sí misma porque todos los textos terminan en lo colectivo y se complican con otras historias, otras voces y experiencias que no borran lo personal, sino que lo sitúan dentro del tejido social que compete al feminismo, aquel que busca acabar con la precarización de la vida.

Me gustaría cerrar señalando que cada uno de los textos aborda uno de los tópicos del feminismo latinoamericano actual: el aborto, la violencia sexual, la gordofobia, la disidencia sexual y lo trans, la migración, los sistemas de gobierno de los grupos campesinos e indígenas, la idea del cuarto propio y la escritura femenina, la maternidad, la memoria, el extractivismo y los nuevos afectos feministas como la rabia y el hartazgo. Así, la antología de Colanzi se suma a otros libros como las antologías tituladas Tsunami de Gabriela Jáuregui editadas por Sexto piso, a la antología feminista del grupo chileno Las tesis, publicada por Debate en el 2021; o bien, a libros que desde la literatura abordan los temas mencionados como es el caso de Jazmina Barrera y la maternidad en Línea nigra (Almadia 2020). Además, La desobediencia sugiere lo que la investigadora y activista argentina Verónica Gago argumenta en su libro La potencia feminista. La autora advierte que el feminismo de ahora nos invita a pensar cómo producir conexiones entre trayectorias, experiencias y luchas diferentes que nos lleven a sitios diversos sin homogeneizar las diferencias ni caer en el paternalismo.

Los diversos temas, posiciones y experiencias de las once voces del libro más que señalar una suma de variables, se conectan a través de sus diferencias y de los efectos y afectos de éstas. Y es aquí donde encuentro otro acto de rebeldía: una invitación a desobedecer a ese feminismo hegemónico que busca la solidaridad en la similitud borrando nuestras diferencias. La utopía feminista de hoy es construir solidaridad en la diferencia. Libros como este, sumados a la marea verde y a la primavera violeta, a las luchas indígenas y negras, confirman que la utopía se siente ya en nuestro presente.